viernes, 28 de octubre de 2011

Nada más, nunca menos

Porque él entendió como ningún otro político argentino que cada concesión nos pone al borde de la próxima, porque nos devolvió la impostura de soñar con lo imposible, porque asumió hasta las últimas consecuencias que para poder hace falta ejercer el poder, sin temor, necesito y deseo hacerle este homenaje.


Porque a mí en lo personal me devolvió el deseo de volver a vivir la Argentina (cierto que nunca lo perdí del todo), y a debatir de política con pasión, y a recuperar la voluntad y el compromiso, y a creer que el futuro del país ya no es una quimera.

Algunos hay que sólo hacen (y exageran) la lista de las cosas que no son, cosas que sabemos que hay. A mí debatiendo esto se me ocurrió que esos son los que sólo son capaces de ver que la copa es vieja, que el color del vino no es el adecuado, o que a la mesa le faltan algunos cubiertos.
Pero estamos los otros, los que agradecen la mesa servida generosamente. Porque lo importante de la mesa es que sea generosa y compartida. Y ese placer se está recuperando. Y la alegría porque cada vez hay más y más comensales.

Porque un país y su realidad política lo construimos entre todos, pero algunos lo ven más claro, y mucho antes.





No hay comentarios:

Publicar un comentario