Lo positivo, y destacable, es que si gana Cristina Fernández en Octubre (algo deseable al menos para mí), será primero porque la sociedad ha decidido que es el mejor camino a seguir (mejorable, es verdad, pero sigue siendo el mejor), antes, aunque además, de saber que del otro lado (lamentablemente, y es algo que, por cierto, a mí me preocupa profundamente) no hay nada.
Y me parece a mí que es muy interesante que esto se de con dos condimentos muy relevantes, que en los análisis que leo habitualmente (incluido este de Sirvén, que me interesó fundamentalmente por quién lo escribió y dónde) no se destacan lo suficiente, que son: se da pese a la beligerante oposición mediática (alguna vez motivada por razones entendibles y atendibles, pero en lo general groseramente improcedentes) y al final del segundo mandato de la opción política. Y me parece muy relevante que se haya asentado en la opinión de la sociedad, en amplios sectores de la sociedad, al final del segundo mandato y pese a la sistemática prédica en contra de la gestión de gobierno de los principales medios de comunicación. Y esto es no sólo algo muy interesante, es además francamente novedoso.
Y hay un tercer elemento, que no se ha dicho lo suficiente, y a mí me parece muy destacable, y es que esta es la segunda vez, al menos que yo recuerde, que un gobierno en nuestra patria recibe la adhesión mayoritaria de lo que podemos denominar la intelectualidad, es decir, los artistas (músicos, dramaturgos, etc), científicos, intelectuales. Esto ya se dio en el inicio de la gestión de Don Raúl Alfonsín, pero esta vez, a diferencia de la anterior que cito, se da, justamente, al final del segundo mandato, lo que me parece un dato muy relevante.
Y podemos agregar un cuarto elemento, o acontecimiento fuerte: hay una juventud que parece despierta a la política. No hablamos solamente de la juventud de la Cámpora, sino, una que excede este grupo militante. Hay una interesantísima renovación, una participación de amplios sectores de la juventud que afortunadamente volvieron a sentir como propia la política; algo que de cara al futuro, era muy necesario.
La imagen que ilustra esta entrada es un viñeta del genial artista gráfico español "El Roto".
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