viernes, 30 de marzo de 2012

El 29M fuimos muchos más que dos

La reforma laboral en España busca bajar el salario de los trabajadores, así de fácil y de claro. No les interesa crear fuentes de trabajo, ni les quita el sueño que para el año que viene llegue al 26% la tasa de desocupación. No pueden devaluar, así que pretenden ganar competitividad mediante la baja del costo salarial. Ya se estaba empezando a ver porque con el 23% de paro no necesitaban la reforma laboral, pero de este modo lograrán acelerar el proceso.

En Vigo, la ciudad más grande y más industrial de Galicia, éramos hoy 150.000 personas en las calles (créanme, que estoy contabilizando con mucha prudencia los asistentes a la marcha), sumando todas las marchas (tener en cuenta que aquí los sindicatos están lamentablemente fragmentados, y algunos muy desprestigiados). La ciudad tiene 300.000 habitantes, y con extra-radio (30 ó 40 Km) llegamos a 600.000 habitantes.
Nos sentíamos felices de ver el pueblo ganando la calle, y de comprobar que la sociedad está viva. Es la manifestación más grande desde que vivimos aquí; los memoriosos la comparan con la que se hizo contra la guera (en 2003, por la invasión a Irak, pocos meses antes de nuestra llegada).
Nos llenaba de emoción ver tantos mayores marchando por la calle codo a codo con la juventud. Saltaban menos, gritaban menos, pero inundaban las calles con su sabiduría. En Madrid y en Barcelona las cifras fueron millonarias. ¿Quién dijo que todo está perdido?

Los medios, que como todos sabemos aquí también son propiedad de empresas que entre otras cosas se dedican al negocio de la información, informarán mal, y se centrarán en detalles menores para desviar y desinformar, intentarán que parezca que la huelga y las manifestaciones tuvieron menos éxito del que efectivamente tuvieron.
Como ejemplo de esto, ayer en Gente De A Pie, Mario Wainfeld entrevistó a un "periodista" de "Onda Cero" consultándolo respecto a la evolución de la huelga general en el estado español. Este "periodista", se hizo eco del discurso oficial y argumentó que la huelga no había sido masiva, lo que se demostraba por el consumo de energía eléctrica.
Lo interesante del caso, es que la caída del consumo eléctrico fue igual que la registrada durante la huelga de 2010 contra la reforma de ZP, aproximadamente un 16%. Pese a que los alcaldes del PP han encendido las luces a pleno día para aumentar artificialmente la estadística de consumo eléctrico.
El Corte Inglés, aquí en Vigo (supongo que no habrá sido la excepción del estado español) abrió, y como la inmensa mayoría de los trabajadores están con contratos precarios (además de que se descuenta el día y un par de beneficios más, lo que en salarios bajos suma unos 80€ el costo de hacer huelga), más de la mitad de los trabajadores asistió, muchos luego de ir a las marchas; pero así y todo, si más de la mitad no iba, el consumo eléctrico no bajaba de manera proporcional. Tampoco en una fábrica se reduce de manera proporcional.
Es de muy mal gusto pretender usar el consumo eléctrico como medida. Que lo haga el gobierno se entiende, que los alcaldes enciendan todas las luces a pleno día para aumentar el consumo y dibujar los números vaya y pase, pero que alguien que se pretende periodista lo use para pretender lo que no es, para ignorar lo que no previó, es de muy baja calaña. Cuando lo cierto es que el acatamiento fue alto, como en toda huelga de difícil medición, pero los datos indican un alto acatamiento. Y las manifestaciones multitudinarias como hace mucho tiempo no se ve, por mucho esfuerzo de negación que se haga.
Mendaces propagandistas de los intereses de algunos grupos políticos hay en todos lados, pero en España son expertos en esa clase de periodismo. Tampoco en esto en Argentina somos los mejores.

La verdad, es que hoy en la calle, éramos muchos más que dos. Hoy las calles de España fueron las de la rabia y de la idea. Las calles de España se llenaron de vida y de dignidad.
Seguimos preguntándonos porqué el 20N las urnas no fueron igual de contundentes, pero las preguntas ahora las hacemos con una sonrisa de futuro iluminando.



(La imagen de la entrada corresponde a una vista aérea de la primera parte de la marcha del 29M en Vigo.)



A la huelga, compañero; no vayas a trabajar.
Deja quieta la herramienta que es la hora de luchar. A la huelga diez, a la huelga cien, a la huelga, madre, yo voy también. A la huelga cien, a la huelga mil, yo por ellos, madre, y ellos por mí. Contra el gobierno del hambre nos vamos a levantar todos los trabajadores, codo a codo con el pan.
Desde el pozo y la besana, desde el torno y el telar, ¡vivan los hombres del pueblo, a la huelga general! Todos los pueblos del mundo la mano nos la van a dar para devolver a España su perdida libertad.

jueves, 29 de marzo de 2012

De libros, cultura y muertes anunciadas

Estaba escuchando al presidente de la "Cámara argentina del libro" en una entrevista radial que se ha compartido profusamente en las redes sociales, y entiendo que esta cuestión pueda parecer un debate menor porque económicamente efectivamente lo es, y porque lo que busca desde ese punto de vista es elogiable en tanto no es sólo una medida con objetivo de balance de saldo, pero francamente me parece que encarar este tema haciendo el centro en los números es un error, que supongo aún se está a tiempo de corregir, o de encaminar con sentido común.

Francamente me fastidia un poco la tendencia a la alineación inmediata de algunos amigos y compañeros de ruta: algunos asumen que si lo hizo el gobierno es un desastre que preanuncia una catástrofe, expertos como son en exégesis de oscuras intenciones, y otros asumen que si lo hizo el gobierno entonces lo seguro es que hay excelentes motivos detrás, y que los anteriores, infames como son, esconden. Y esto a mí me parece más simple: parece un error, y ya está. No es grave desde el punto de vista del rumbo o el balance del rumbo, pero conceptualmente, por la información hasta ahora disponible, sí lo es. Espero que lo corrijan, sin más aspavientos.


Eduardo Santos, un amigo feisbuquero, elaboro el siguiente informe, que es de lo más exhaustivo que me encontré, además de que intenta no simplificar ni poner humo por delante de la cuestión:

En estos días he visto muchos comentarios a este respecto, incluyendo el de una amiga que estaba cerrando su cuenta en Amazon y no recibía una revista extranjera a la que se hallaba suscripta. Voces que indican que hay que apersonarse en la Aduana del Aeropuerto Internaciona de Ezeiza y pagar tributos del 50% sobre el valor de compra declarado de los impresos recibidos. Como me pareció una ridiculez, y algo conozco de las ridiculeces argentinas, me puse a investigar un poco sobre el tema. Sepan disculpar la extensión.Todo esto surge debido a que la FEDERACION ARGENTINA DE LA INDUSTRIA GRAFICA Y AFINES (FAIGA), efectuó una presentación ante la Dirección de Lealtad Comercial, en la que consideraba "necesario y conveniente solicitar el establecimiento de mecanismos de control tendientes a eliminar los peligros derivados del uso de tintas con altos contenidos de plomo, en productos gráficos."

Entiéndase con esto que es la entidad que nuclea a las empresas gráficas argentinas la que se presenta ante el Gobierno Nacional a fines de solicitar medidas para evitar la entrada al país de impresos con altos niveles de plomo en sus materiales de impresión. Con fecha 26/11/2010 la Secretaría de Comercio Interor dicta la Resolución 453-2010, cuyo Art. 1º reza:
"Artículo 1º — Los fabricantes nacionales, importadores, distribuidores y comercializadores de tintas, lacas y barnices empleados en la industria gráfica, deberán hacer certificar para los productos mencionados, la condición de poseer un contenido de plomo inferior a 0.06 gramos por cien gramos (0.06%) de masa no volátil, aplicando la
norma ASTM 3385." http://infoleg.mecon.gov.ar/infolegInternet/anexos/175000-179999/175709/norma.htm 
(Nótese que no se habla de productos ya impresos, sino de los materiales para su impresión.)
Con fecha 28/02/2012, la Secretaría de Comercio Interior emite la Disposición 26-2012, cuyo Art. 3º reza:
ARTICULO 3º — Aclarar que el listado de productos alcanzados por la obligación establecida en el Artículo º de esta Disposición se limita a los siguientes:
- Tintas de imprimir, incluso las concentradas y las sólidas, salvo las tintas de seguridad para impresión de papel moneda, las cuales quedarán exentas de cualquier tipo de tramitación en el marco de esta Disposición.
- Lacas y barnices destinados a la industria gráfica.
http://infoleg.mecon.gov.ar/infolegInternet/anexos/190000-194999/194533/norma.htm
En su artículo 10º la misma norma establece:
ARTICULO 10. — Determinar que a los efectos de dar cumplimiento al régimen de certificación establecido por la Resolución S.C.I. Nº 453/2010, los responsables de lotes conformados por pequeñas cantidades de los productos gráficos identificados como Libros, entendiéndose como pequeñas cantidades aquellas menores de QUINIENTAS (500) unidades mensuales de ejemplares, de igual título, formato, cubierta y número de páginas, que se fabriquen en el país o importen, sólo deberán presentar una declaración jurada, que contenga la siguiente información:
Descripción del producto
Cantidad de unidades impresas / importadas:
Posición arancelaria
País de origen
Razón social del Fabricante nacional / Importador:
Domicilio legal
C.U.I.T.
I.S.B.N.

Esto sí implica la importación comercial de libros y revistas, los que entrarían dentro de las restricciones de no cumplir en su material de impresión con la norma ASTM D 3335-85a. Dicha norma reglamenta el Estándar para el Testeo de Plomo, Cadmio y Cobalto por Espectrografía, es una norma del año 2009 de la Sociedad (Norte) Americana de Pruebas y Materiales, el equivalente yanki (y quizá global) de nuestro IRAM-Instituto Argentino de Normalización y Certificación, cuya normas IRAM NM 300-3  es homóloga a la precitada, y a la EN 71-3 europea.

Tenemos, entonces, una serie de normas y protocolos no solo nacionales sino internacionales que establecen niveles de metales pesados en los impresos que se importan hacia o exportan desde el país. Tenemos los entes verificadores y certificadores (el INTI) Las normas no son de ayer, la IRAM NM 300-3 es de 2003, la ASTM D 3335-85a. es de 1985 y se encuentra actualizada al 2009, el Ministerio de Salud de la Nación prohibió mediante la Resolución Nº 7 de fecha 13 de enero de 2009prohibió la fabricación, importación para consumo,  comercialización y entrega a título gratuito de pinturas, lacas y barnices, que contengan más de 0,06 gramos de plomo por cien gramos (0,06%) de masa no volátil. ¿Dónde está la traba, si los impresos vienen hechos con materiales ajustados a normas internacionales?
La AFIP-Administración Federal de Ingresos Públicos, informa por su parte para el caso de recepción de envíos postales particulares de impresos, en http://www.afip.gob.ar/aduana/envios.asp#encpart la normativa aplicable (Código Aduanero, Art. 554), y detalla: Encomiendas particularesFranquicias. Para las encomiendas particulares existen diferentes franquicias:   Hasta u$s 25: Los envíos cuyos valores sean de hasta U$S 25 estarán exentos de tributos a la importación. Esta exención espor persona y una vez por año calendario. Entre u$s 25 y U$s 999: Estos envíos abonarán un tributo único del 50% sobre el excedente. Más de u$s 999: Los envíos que superen los u$s 999 deberán seguir el tratamiento de "Envío Comercial" y se le aplicará el tratamiento del Régimen General. Los envíos postales que carezcan de finalidad comercial no se encuentran sujetos a prohibiciones de carácter económico (Código Aduanero , art. 555).
Como vemos, cualquier impreso del "primer mundo" debería poder ingresar sin mayores inconvenientes al país, dado que (se supone) cumple con las normas internacionales en los materiales empleados para su elaboración.La pregunta del millón es qué intereses mueven a FAIGA, la entidad que nuclea a las empresas gráficas argentinas, y quiénes la nuclean. Basta con mirar el padrón de la misma en http://www.faiga.com/inside/emp/empresas.php y empezar a encontrarse con algunos nombres más que sugestivos, que incluyen a las empresas propietarias de los principales diarios argentinos, desde Clarín a Página/12, desde Tiempo Argentino a La Nueva Provincia.

Resumiendo:
  • El Estado no prohíbe la entrada de libros y otros impresos con materiales bajo normas de elaboración internacionales. 
  • Los impresores promueven la aplicación de dichas normas. 
  • Algunos de ellos "informan", por los medios de comunicación que manejan que el Estado, haciéndose eco de su pedido (cosa que no dicen), implementó esas normas. Y que a causa de eso ahora no podremos leer Hola! o Playboy, o comprarnos la edición en idioma original del último libro de Umberto Eco. 
  • Gataflorismo a cuatro colores de algunos impresores, que le llaman.  
  • Falta de información clara y oficial al respecto, no hay dónde informarse sin revolver las normas. Y el perínclito Secretario de Comercio no hace sino echar nafta al fuego con sus declaraciones.  
  • Seguramente algún vivillo en las Aduanas nacionales estará intentando hacerse su Agosto percibiendo tasas que no corresponden por la recepción de material impreso del extranjero. A veces, en las "batallas por el modelo", se dan palos de ciego. O para hacer pisar el palito al "enemigo" se termina haciéndole el juego.

Y, Horacio González, escribió "Esta medida puede repensarse" en la Revista Eñe:

Puedo citar una frase de Oscar Masotta de los años 60, en la que decía que "las noticias respecto a mi fallecimiento son considerablemente exageradas". Hay un problema con la balanza comercial y estamos ante los inicios de una discusión sobre la necesidad de que el parque industrial gráfico de la Argentina adquiera mayores posibilidades de expansión, y sus acciones editoriales tengan mejores opciones y calidades.
Sin embargo, los libros no son electrodomésticos, cada uno es insustituible, un libro no reemplaza a otro, por lo que esta medida aduanera, tan poco significativa desde el punto de su importancia económica, teniendo una repercusión cultural desfavorable inversamente proporcional, en mi opinión puede repensarse, quitando los obstáculos que originan noticias "considerablemente exageradas" sobre el inverosímil "fallecimiento" del lector libre argentino.
¡Que tontería de último momento pensar que en el país hay émulos de Torquemada, Savonarola o algún santón trasnochado que quiera impedir la lectura de Flaubert, Proust o Tabucchi! Y aprovecho aquí para homenajear a éste último.


Dicen que Zorrilla le hizo decir a su Juan Tenorio: “Los muertos que vos matasteis, gozan de buena salud”. Lo ideal sería que los necios que abundan en la patria no sigan matando a los sanos, pero también no meterlos innecesariamente en el hospital para que parezcan moribundos. Lo que haya que hacer, hay que hacerlo sin miedo, porque está visto que algunos cuestionarán la acción del gobierno sin importar la dirección, y verán malas formas en cada acto. Pero un poco de cuidado, de medición de consecuencias, habrá que tener. Y hacerle un homenaje a la presidenta, y luego de ejecutar algunas medidas hacerles sintonía fina. Si los medios de comunicación propiedad de esas empresas que entre otras cosas se dedican al negocio de la información van a bombardear todo cuanto haga el gobierno, al menos que no parezca que tienen razón gracias a acciones que me sugieren cierta autocomplacencia. A estar alertas, que el 54% es sólido por mucho que se esfuercen en soñar algunos necios, pero eso no habilita a gestionar con displicencia.




viernes, 23 de marzo de 2012

Los locos de la pelota

Fracasan aquellos que no lo intentan, quienes no resisten, quienes no luchan, quienes no creen, quienes no defienden sus convicciones, quienes no mueren con la mirada hacía el frente.
Perder, o no ganar, no es fracasar; es sólo eso: perder, o no ganar.

Esto escribí en la revista "Desalmados Monteros" el día después de la eliminación de la selección argentina dirigida por Marcelo Bielsa en aquel doloroso -adjetivo incomprensible para aquellos que no viven en la cultura del fútbol- mundial del 2002.
Sé que muchos no están de acuerdo cuando su piel deviene en futbolera, pero lo sigo sosteniendo. Y sigo admirando al Loco, precisamente por su coherencia, su honestidad intelectual -la única que realmente valoro como meritoria-, y porque él se respeta a sí mismo.
Deseando veracidad en aquel dicho que reza que uno es lo que admira.


Y hablando de fútbol y de pelotas, de la profundidad cultural que anida en el fútbol, que quienes simplifican la maravilla de vivir son incapaces de ver, no puedo evitar hablar de la pulga mágica que alimenta mis sueños.
Debo decir que veo jugar a Lionel Messi y siento un placer poderoso, un erotismo mágico. Ese éxtasis con el fútbol sólo me lo provocó otro jugador antes (tengo 51 pirulos, así que tantos no vi): El Diego.
Por cierto, el Gordo tenía -y tiene- un carisma muy potente. Vivía al límite y eso nos lo transmitía. Pero es probable que la vida lo haya construido de ese modo. Que la escasés en la que aprendió a vivir le haya insuflado ese sentimiento de perentoriedad que le confería esa potencia a su vida que admiramos y soñamos.

No sé si algún día existirá otro Alorsa que sea capaz de parir una hermosa canción como ésta dedicada al Lio. Aún así, quiero compartir este mínimo y personal homenaje también con el único jugador de fútbol que algún día (lo sé, créanme que lo sé) podrá discutirle el número uno de la historia al más grande de todos.



Estoy vivo y toco. Toco, toco, toco. Y no, no estoy loco. Hombre, toca, toca lo que te provoca: seno, pluma, roca, pues mañana es cierto que ya estarás muerto, tieso, hinchado, yerto. Toca, toca, toca, ¡qué alegría loca! Toca. Toca. Toca. (Dámaso Alonso)

(Debo vivir con entusiasmo, venciendo los lazos de mi mediocridad; sé que todo lo que sigue es incierto, azaroso, improbable.)

martes, 20 de marzo de 2012

Los fantasmas del presente

Hace 9 años, dejé Argentina convencido de que desaparecería sepultada bajo el peso de su deuda externa, abrumado por nuestra aparente incapacidad de volver a pensar un proyecto de país que nos contenga a todos. Partí angustiado por el egoísta deseo de que mi hija no sufra personalmente como nosotros ante cada fracaso social de su país.

Hoy camino por las calles de Vigo, en la Galicia de mis mayores, y me abruma el sonido bronco de la multitud frente a un banco reclamando por su dinero, me angustio porque las tiendas de mi barrio cierran sin cesar, los locales otrora luminosos se sumergen en oscura soledad y sólo abren aquellos que ofrecen comprarle oro al mercado de la desesperación, me aturde ver que las calles por las que camino se llenan de indigentes que piden dinero en las puertas de cada supermercado, y me desespero porque el único trabajo que hay es el de buscar algún trabajo.

No estoy soñando con un pasado infernal que me agobia.
Es que el presente ha devenido en infierno.

Con estas imágenes asaltándome el alma, me pregunto si las críticas a la política de subsidios a quienes los necesitan del actual gobierno argentino (refiriéndome a la nueva estupidez dicha sobre esto, esta vez por el ministro de salud correntino, y que no puedo evitar encontrar parecidas a las de la mediocridad europea), no estarán originadas en que lo que realmente les molesta es que si los pobres, aún siendo pobres, tienen una base mínima de dignidad, ya no podrán ser explotados tan fácilmente (facilidad empresarial que, reforma laboral mediante, están recuperando en la España de hoy). Poniendo en contexto, por cierto, que en Argentina la desocupación bajó del 7%, y que si bien sigue habiendo aún más de 7 millones de pobres, de los cuales casi 3 millones son pobres aún teniendo trabajo y casi 1 millón sigue por debajo del límite de la indigencia, es muy difícil para cualquiera negar que si seguimos en la actual línea estamos ante la clara posibilidad de declarar que el hambre ha sido erradicado de Argentina. Claro que para esto es necesaria aún mayor presencia del estado, y la construcción aún más decidida de un estado de bienestar (ese que tanto se le envidia a Europa, donde algunos insensatos lo quieren desarmar), y donde para su construcción incluso los países más rezagados recaudan casi un 50% más impositivamente (en términos de PBI) que lo que recauda Argentina, aún luego de haber mejorado más de un 50% su recaudación en la última década.

En el programa de radio que ritualmente escucho cada sábado, el conductor (al que sigo desde hace más de 30 años) cuestionó en el último editorial, y con razón, la necedad de algunos que compran lo que sea con tal de pegarle al gobierno, comentando las ridículas denuncias de censura, o la reproducción de inexistentes declaraciones de Dilma; por cierto faltaría añadir, y destacar, entre otras cosas, la graciosa danza sobre lo que dijo, o no, la DAIA. Me parece que esto, como las religiones, parte de la necesidad de certezas. Conozco gente que sé analítica, que aún así compra porque necesita creer en todo aquello que deslegitime al gobierno. En algunos casos, esa necesidad de encontrar la invalidación definitiva que les de la razón limita peligrosamente con la desesperación. Tener una mirada crítica de la realidad es mucho más laborioso, y por momentos espiritualmente desgastante, que el simplismo intelectual del fanatismo de quienes están en estado de indignación permanente (ciertamente equivalente al de quienes están en estado de festividad permanente), pero es necesario para aportar a la construcción de un mejor lugar para vivir.
Lo diabólico e inaceptable, para algunos que parecen estar muy nerviosos, es usar los recursos del estado con inteligencia, para que el costo final para el estado sea menor (es decir, mejor para la sociedad). Algo que estos inefables personajes llaman "manotear la caja". Pareciera que estos simpáticos personajes desean vaciar al estado de recursos, como en gloriosas épocas pasadas, transfiriendo estos a la banca privada. Olvidan, o ignoran, tal vez conscientemente, que durante la última década los recursos del estado, "la caja" según su léxico, han crecido como pocas veces en nuestra historia. En cualquier caso, parece poco probable que quien mediante su buena gestión los ha incrementado, repentinamente "los manotee" o dilapide.
Pienso: dime cómo y por qué te opones, y te diré quién eres.

Entonces recuerdo un documental que relata con bastante rigurosidad de dónde venimos, llamado Cuando la Argentina fue Estafada por sus políticos - (1989 - 2001), que nos muestra esas imágenes de un pasado que por momentos olvidamos que es el infierno real desde donde venimos. Y que, en mi modesta opinión, deberíamos tener claro que es donde en ningún caso hay que volver. La lista de reproducción que adjunto incluye 12 vídeos que suman casi 2 horas. Créanme que es una muy buena idea tomarse este tiempo para verlo, como así también altamente recomendable que sea en grupo.




"Los que sueñan de día son conscientes de muchas cosas que escapan a los que sueñan sólo de noche", dicen que dijo Edgar Allan Poe. Puede que los sueños que se sueñan hacia adentro sean hermosos sueños mágicos, pero los sueños que surgen desde la realidad vivida a cielo abierto aún siendo más modestos son mejores: porque son, y eso es maravilloso...



Dibujo: Roque Molluso

lunes, 5 de marzo de 2012

La educación, el decoro y la vaca...

Es reveladora la simplificación y la banalización en la crítica a Cristina Fernández por su desafortunada frase en el último discurso. No tanto porque se obvia un discurso en el que hay anuncios muy trascendentes (por el camino que se elige tanto como por el que no), si no porque se pretende invalidar la dedicación de ingentes recursos a la educación, centrándose de manera exclusiva en la desdichada frase. Todos aquellos que nos pretendemos sensatos hemos cuestionado no sólo que es una verdad de doña Rosa más propia de los políticos a los que votan muchos de los docentes (al menos los que conozco personalmente), sino que es además falsa (si trabajan 4 horas sólo el 9% de los docentes entonces no es cierto, además de las tareas que todos sabemos que realizan fuera de su natural ámbito laboral, lo que es extensible a los 3 meses de vacaciones).

Entonces intentar negar la innegable mejora en la asignación de recursos practicada en la última década tanto en el presupuesto educativo como en la mejora salarial como en la construcción de nuevos centros, lo que define cuánto respeto se tiene y cuánto valor se le da a la educación, banalizar una buena gestión por el criticable uso infortunado de unos datos inválidos por lo discutibles y sesgados, nos muestra una vez más la necesidad imperiosa de una oposición con argumentos de peso, que sea capaz de cuestionar la política educativa por lo que le falta en calidad y no por la simplificación y banalización de un error. Algo que es extensible a la inmensa mayoría de las políticas gubernamentales: se cuestiona al gobierno con argumentos falaces cuando no mendaces, pero el aporte de ideas para mejorar lo que se hizo mal o lo que aún falta brillan por su ausencia. Todo se reduce al intento desesperado de invalidar (como sea y con lo que sea) definitivamente a un proyecto de gobierno y no a presentar un proyecto sustentable de gobierno alternativo.

Sería deseable que Cristina Fernández pida perdón por el uso inadecuado de datos que permiten este sainete indecoroso, pero eso sería aún más improbable que quienes la cuestionan desde la mediocridad argumental, la mendacidad y la falacia pidan perdón por el tiempo perdido y dejen de faltarle el respeto a nuestra inteligencia.
Habrá que conformarse con lo que hay, y apostar por que el gobierno se siga recuperando de sus errores en silencio y autocríticamente. Supongo que de este error tampoco podrán cosechar más que otros 15’’ de fama que el tiempo y la realidad devorará cruelmente.




En la poesía me sumerjo para poder respirar, en sus tinieblas y sus misterios veo con claridad lo que la realidad me esconde. Necesito intoxicarme de sus infectos fluídos para sobrevivir a la saludable cotidianeidad. Me embriago con sus vapores y entonces puedo, veo, sueño, soy, respiro, vivo...


viernes, 2 de marzo de 2012

De discursos, relatos y sueños

Quizá resulte extraño, pero es propio de la política, que el mismo hecho (en este caso el extenso discurso de Cristina Fernández) pueda tener tantas lecturas como lectores hay. No sé si todos los que lo mentan y comentan dedicaron las más de tres horas necesarias para escucharlo al completo, o si lo hicieron analítica y serenamente.

De los que le escuché me parece que fue el menos armónico. Con los docentes creo que se equivoca porque lo analiza con la mira corta (aún asistiéndole una parte de la razón y buena parte de las estadísticas), y además comete el error de centrarse en datos banales y erróneos (y esto es para mí una novedad). El resto entiendo que estuvo bien, discurso político al fin, subjetivo por definición, con altos y bajos, con carencias y excesos, informando al detalle la gestión con la usual abundancia de datos, con el acostumbrado esfuerzo por ser inteligible para el común de los mortales, al que quizá por extenso le faltó contundencia, aunque se deben destacar definiciones de política económica muy trascendentes (y positivas) para la vida cotidiana de la población. Desde mi modesto punto de vista el balance es positivo.

Las menciones, repercusiones, opiniones, críticas y exaltaciones habituales de los discursos de nuestra presidenta, me interpelan acerca de una cuestión sobre la que siempre me interrogo, y es de qué modo damos el debate. Y francamente creo que al final la clave de la cuestión está en la honestidad intelectual de cada uno, y cuánto respetamos ese atributo.
Mi personal conclusión es que es binario: o se debate desde la honestidad intelectual o no. Y con esa lógica binaria definida, entiendo que hay 3 posiciones posibles (desde mi modesto punto de vista): necesidad de encontrar aquello que invalide definitivamente al actual gobierno, o justificar cada acción u omisión del gobierno entendiendo que es incuestionable, ambas posiciones en el cero de la lógica binaria (sin honestidad intelectual, preguntándose con las respuestas predefinidas). Y en medio de estos, están los que hacen diferentes balances del actual gobierno, desde los que hacemos balances positivos a los que hacen balances negativos, que cuando nos preguntamos o debatimos no tenemos la respuesta ya preparada. Evidentemente todos partimos desde nuestra subjetividad, desde nuestro personal punto de vista, pero en esta franja, en mayor o en menor medida, estamos abiertos a un argumento sólido que nos modifique.

Naturalmente cuando el cuestionamiento simplifica, o es falaz, o insultante, nos encerramos aún más en nuestra subjetividad, pero en otro caso somos capaces de escuchar y debatir. Somos los que estamos en el uno de la lógica binaria. Que basamos nuestras elucubraciones y nuestras conclusiones en la aceptación previa de todo lo que no sabemos y no entendemos, y por lo tanto no sentenciamos, no hacemos declaraciones convencidos de que son absolutamente ciertas. Claro que cualquier debate con aquellos que están en el cero, es casi inevitable que devengan en discusión, así que es mejor evitarlos. Cierto que en las redes sociales es más sencillo que personalmente, allí uno puede (más bien debería decir que debe) serenarse y responder intentando evitar la discusión vacua, inconducente, pero ciertamente en persona todo es más caliente y complejo.

Posiblemente aquí entendamos la dimensión de lo que una vez dijo Fidel Castro: que la educación es la lucha contra el instinto, que todos los instintos conducen al egoísmo, y que solo la conciencia puede llevarnos a la justicia.

Y es que finalmente la política, la acción política, desde el discurso confrontativo a la gestión gubernamental, puede ser entendida como la oposición de relatos contrapuestos. Estos son construidos por todos los actores, no sólo los gobiernos o los políticos a los que les toca en suerte el papel de opositores, también los que participamos de un modo u otro de la vida política construimos relatos, incluso aquellos que sólo obtienen un par de votos. Claro que los medios de comunicación juegan un rol fundamental en esto, pero también la militancia de cada espacio cumplen con su papel en este escenario.

Estos relatos me parece que tienen vida, que nacen, crecen y mueren; entonces los podemos categorizar como infantiles, adolescentes, jóvenes, maduros, viejos y hasta seniles. Cada uno de nosotros hace sus propios balances y le atribuye a uno u otro la categoría que le parece más adecuada. A mí personalmente algunos me parecen congelados en el relato infantil, otros por pueriles se me antojan anclados en la adolescencia. Cierto que los jóvenes maduran y pueden volverse conservadores; entonces creo que es vital mantenerse alertas, con la mente fresca y el corazón intacto, para que el paso del tiempo no envejezca nuestros relatos.

Todos tenemos sueños, el mío es que la realidad no mate con creuldad nuestros relatos. Sucede que los relatos también pueden morir. Se entierran relatos que después renacen potentes, arrolladores. Pero los hay que mueren y se pudren olvidados. Otros son recordados con añoranza; entre estos, están algunos que nos parecen vivos pero son en verdad fantasmas parlantes. Pero hay relatos que no mueren jamás, porque reencarnan una y otra vez, generación tras generación. Son aquellos que tienen como paradigma, como consigna principal, hacernos sonreír; son esos sensatos relatos mediante los cuales intentamos empecinados la construcción de nuestra felicidad. Pero no desde la fantasía, esos son nuestros sueños infantiles. Son los que aún sabiéndose débiles, vulnerables, sueñan la felicidad obstinadamente.

A todos nos gusta soñar con los relatos de héroes grandiosos, de realizadores de leyendas y mitos, incluso los mal curados. Sin embargo, barrunto que heroicos son aquellos que se animan a soñar. Pero no los que tienen grandes sueños, irrealizables, imposibles, de esos que los mediocres se animan a soñar. Héroes son quienes sueñan con la felicidad. Soñar con esas pequeñas cosas que nos hacen sonreír, animarse a que sean en la realidad y no avergonzarse de los fracasos, eso sí que es heroico.
Claro, eso es hacer política, y la política, ya se sabe, tiene muy mala prensa.




Envejezco al margen de mi tiempo en el recuerdo de unos juegos florales porque no puedo comprender exactamente la historia.

(Me entregaré con cuerpo y alma hacia el interior de mis incertidumbres, y me reafirmaré en mis obstinados sueños...)