domingo, 26 de agosto de 2018

Humo sobre el Senado

Tras el humo semanal al que nos tiene habituado el Gobierno Nacional, producido por sus adláteres judiciales y mediáticos, me quedaron dos fragmentos de los discursos en el Senado Nacional de dos personajes claves del momento polìtico.

En su discurso, Miguel Ángel Pichetto, sobre las garantías que pedía Cristina Fernández, dijo que era básico que su abogado podía estar presente en el allanamiento. El marco en el que lo dijo era un discurso en el que sugería que Cristina Fernández estaba pidiendo cosas obvias para victimizarse.

Resulta que al abogado de Cristina Fernández no le permitieron presenciar el promocionado allanamiento.
¿Parece, entonces, que tan obvio no era?
Me pregunto, ahora que Bonadío lo trató de imbécil a Pichetto: ¿qué va a hacer?

Como contrapunto, este fragmento del discurso de Cristina Fernández en el Senado, me resultó de una potencia muy sugerente:
"Las persecuciones les pasa a los que con errores y con aciertos, creemos en algo. Y yo creo en lo que hice como presidenta de los argentinos. Creo en la redistribución del ingreso, creo en el empoderamiento de los derechos, creo en las universidades públicas, creo en el desendeudamiento como un instrumento de autonomía en la toma de decisiones de un país, creo en la ciencia y la tecnología.
Si creen que con los bonadio y los desafueros me voy a arrepentir. No. No me arrepiento de nada de lo que hice.
En todo caso, me arrepiento de no haber sido lo suficientemente inteligente o amplia para convencer y persuadir de que lo que estábamos haciendo con errores o con aciertos había mejorado la vida de millones de argentinos y había mejorado la posición de la República Argentina.”

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Se nota en cada una de las decisiones del peronismo que en el oficialismo denominan racional, que apuestan a que el oficialismo desgaste a Cristina Fernández para presentarse como alternativa a ambos espacios. Como una tercera posición, como el camino del centro. Pero la realidad los está pasando por encima. Creyeron que el tiempo estaba de su parte, pero la impericia del gobierno se sumó a su ideología. Exceso de ideología, impericia, autosuficiencia, desaprensión, subestimación y desconocimiento de las instituciones. Un combo explosivo.
Amenazan con unidades por las que nunca hacen nada. Y pese a su deseos terminaron instalando a Cristina Fernández. El gobierno lleva tres años intentando que sea la candidata de la oposición porque cree que le conviene, escenario que no están viendo cambió desde noviembre de 2017. El "peronismo racional" lleva ese mismo tiempo intentando que no lo sea.

En mi opinión basada en información, Cristina Fernández no se iba a presentar como candidata. Sin embargo ahora la intuyo dudando, compelida a hacerlo, la veo decidida a presentarse. Y todas las encuestas de opinión hoy la posicionan primera. Los "peronistas racionales" apostaban a un escenario de tercios, con ellos protagonizando el ballotage, en el que frente a Macri los votantes de CFK los eligieran como mal menor, y frente a Cristina Fernández los votantes de Macri hicieran lo mismo. Pero hoy están terceros, hoy parecen no tener chances, y todo indica que se enfrentarán nuevamente a la decisión de elegir a Macri para desgastar a Cristina Fernández. Pero ahora esa decisión no es gratuita. Con Macri gobernando, y dejando en claro lo que todos sabíamos que representaba, ahora de manera inocultable, dudo mucho que su electorado los siga.
Los relatos de corrupciones que nadie niega pero que los incluye a todos, y que todos en off dicen que a la que menos incluye es a Cristina Fernández, no les servirán para esconderse. Francamente veo que la mayoría de Su electorado no los acompañará.
Queda mucho tiempo para diciembre de 2019. Ni siquiera sabemos si llegamos con Macri gobernando. Deben estar todos esperando el milagro. No creo que Cristina Fernández no se los facture, y ellos lo saben.
De momento nada está claro, nada está definido. Pero si me piden un vaticinio: 2019 será mucho mejor de lo que imaginamos hace tan sólo un año atrás.

Ciertamente, aquellos que aún siguen siendo incondicionales del gobierno están aferrados al odio, al desprecio, al rechazo. Cuando intento un debate con un par de amigos que entran en la categoría oficialista incondicional (quedan pocos) inevitablemente termina en "se robaron todo", y en los famosos "70 años de peronismo". Y no escuchan, siguen sin escuchar, sin importar que lo que dicen se basa en falacias.
Y es interesante la deriva que han tomado estos debates, porque hasta hace un año atrás revindicaban al gobierno, pero ahora solo les queda el rechazo a eso que detestan.
Por eso a Cambiemos le sirve Cristina Fernández como candidata, para retener ese núcleo duro a quienes aquello que los amalgama es el rechazo a Cristina Fernández, como exteriorización de su visceral antiperonismo.
Sin embargo, en el resto de la sociedad, uno puede comprobar que la espuma ha bajado. Es cierto que los relatos interminables de corrupciones que siempre hubieron y siguen habiendo mete ruido en algunos sectores, pero en general se ve que la estrategia de polarizar contra "la cleptocracia" ya no da resultado, porque no es creíble.

Yo lo veo claro. Se puede negar la realidad, todo el tiempo que se desee, pero no se pueden negar las consecuencias de esa realidad. Por eso sólo sirve hablar de números, de economía. Porque al bolsillo no se le discute.
Le pasó al FPV, que estaba, con aciertos y errores, construyendo un país mejor en su estructura económica, pero la inflación impedía que esa mejora se traslade todo lo que debía y se deseaba a mejorar la vida de los que menos tienen.
Estaban todos mejor, eso era tan objetivo como que la inflación estaba controlada pero molestaba. Y todos creyeron que era hora de mejorar. Y que para mejorar había que cambiar.
Bien, cambiaron. Ahora están todos peor, y la inflación está descontrolada. Y todos lo saben. No necesitan que nadie se lo refriegue en la cara.
Por eso no hay qué perder el tiempo con los relatos del oficialismo.

Datos, números objetivos: eso demuele a cualquiera. Eso le cierra la boca a cualquiera, por más fanático oficialista que sea.




El tiempo me enseñó que los amigos se cuentan con los dedos de una mano.
Por eso debe ser que no los cuento, para pensar que tengo mil hermanos.
El tiempo me enseñó que los traidores se sientan en la mesa a tu costado.
Y el hombre que te da la puñalada, comparte el pan con esas mismas manos.

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