miércoles, 2 de abril de 2014

Queremos que los dinosaurios terminen de desaparecer

Ya va siendo hora de que los dinosaurios terminen de desaparecer. Definitivamente.
Porque, tal y como he leído en las profundidades de la red: "Ellas no lincharon a nadie. Lucharon 30 años para ver a los asesinos de sus hijos en la cárcel".

Como es evidente, los que proponen como método apalear a rateros en patota, o llanamente matarlos, se convierten en ese mismo acto ellos mismos en delincuentes; entonces, y aplicando la misma lógica: ¿otros podrían salir en patota y apalearlos a ellos? ¿O sin más trámites matarlos?
Si somos tan idiotas como los idiotas: ¿deja de ser mala la idiotez?
Ser tan idiotas como los idiotas no convierte la idiotez en buena. Ser tan asesino como los asesinos no convierte el asesinato en bueno. Ser tan delincuente como los delincuentes, no convierte el delito en bueno.

Defender las palizas en patota es defender a delincuentes, porque eso señores míos, es un delito. Y aún más condenable y menos defendible es el delito derivado de estas: el asesinato.

Algunos de nosotros somos mejores que los delincuentes: tanto de los cobardes que apalean en patota, como de los que asesinan en banda, y los que afanan carteras de dama y billeteras de caballeros.
Porque una cosa es clara para cualquiera con dos dedos de frente, un mínimo de sentido común y de decencia: bien diferente es defenderte de una agresión, lo que constituye la legítima defensa, a agredir a un indefenso en patota, que como ya hemos visto, ni siquiera saben si éste es realmente el culpable de sus pesares.

Y tengan cuidado damas y caballeros que adoran los delitos cometidos en banda, y admiran a estas bandas, un día pueden ir a golpear su puerta.
Ese día será tarde...




¿Qué somos a lado de la vida? ¿Cuánto significamos comparado con la inmensidad del universo? Somos una diminuta parte del cosmos, pero tenemos la capacidad de dejar una huella imborrable. No somos nada a comparación del mundo, pero podemos ser todo para otras personas. La profundidad de la vida nos demuestra cuan frágiles somos, pero también nos da amistades en las cuales apoyarnos. Somos seres endebles, pero nuestra debilidad nos hace crecer. Vivimos una vida solitaria acompañados de una infinidad de seres. Seguimos el ciclo de la vida: nacer, crecer y morir. Sin embargo nuestros recuerdos van más allá.
¿Frágiles? Definitivamente.
¿Débiles? Seguro.
Pero son estos “defectos” los que nos llevan a la superación. Así, somos fuertes en estas limitaciones. No huyamos de ellas, aprendamos a su lado, porque sin ellas, no hay vida.


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