sábado, 7 de junio de 2014

Se mira en el espejo que ya no le refleja

"Te escribo con sus muertos, te escribo por los vivos,
por todos los que aguantan y aún luchan duramente.
Poca alegría queda ya en esta España nuestra."
(Gabriel Celaya)


Hagamos algunas precisiones sobre la monarquía española (es la única que conozco):

El pueblo español es mayoritariamente democrático, y salvo por el barniz político que remite al socialismo de principios de siglo son mayoritariamente republicanos; y exceptuando los partidarios del PP, donde un núcleo duro es monárquico militante, el resto de las miradas políticas no son monárquicas. Incluso en el PP no estoy muy seguro de escribir que la mayoría sea monárquico, quizá la amplia mayoría de los mayores de cincuenta. En el PSOE no son monárquicos, son juancarlistas, también los mayores, y son juancarlistas básicamente porque le atribuyen un rol fundamental en el 23F. Los jóvenes son decididamente antimonárquicos, salvo excepciones.

La mirada de este argent(in)o que vivió una larga temporada en España es que la monarquía es un anacronismo, que ya no tiene ninguna utilidad, además del enorme esfuerzo que requiere en el presupuesto anual, y de los más de 2000 millones de Euros que el rey nadie sabe cómo obtuvo pese a disponer de un capital escaso hace unos 40 años atrás. Políticamente no cumple ningún papel. Lo cumplió en el origen de la democracia española, que si bien es una democracia de baja intensidad, muy condicionada por la tremendamente injusta y bipartidista ley electoral, se consolidó en los primeros años en buena medida gracias a los renunciamientos políticos de la izquierda española, sobre todo los comunistas, y al impulso de Juan Carlos, lo que los mayores le reconocen con generosidad.

Es largo opinar de este tema, y es imposible no entrar en detalles que no aportarían nada dado que en Argent(in)a se desconocen, pero así, en líneas generales, tengo que decir que nada me sorprendería que en pocos años se plebiscite la monarquía y la amplia mayoría del pueblo español vote contra ella, es decir, a favor de una democracia plena, que es lo que fundamentalmente está en la base de la inestabilidad política actual, y explican el 15M, Podemos, y la virtual pulverización del bipartidismo en las preferencias electorales (a nivel parlamentario, es decir, a nivel del poder administrativo real, costará mucho más, y requerirá modificar la ley electoral).

Claro que dicho esto, sigue sin estar expresado algo vital, y que hasta que no se modifique, no habrá estabilidad política posible (en mi modestísima opinión), y es la connivencia de los políticos de los partidos mayoritarios, algo en lo que la casa real jugó un rol fundamental, con el poder económico: sobre todo los jóvenes, y muchos no tan jóvenes, no les perdonan estar tan sometidos a los intereses de las grandes empresas, y de a poco, los españoles cada día se convencen más de que no es inevitable, que no es imposible tomar decisiones de gobierno sin someterse a la voluntad del poder económico.

En España aún falta mucho. Puede suceder que algún político convenza al pueblo español, medios de comunicación mediante, y no sigan avanzando hacia la democracia plena, pero no será fácil que suceda, como dicen mis amigos: "la peña está cabreada". Y sin Juan Carlos, todo entrará en discusión, y aflorarán los deseos mayoritarios: que el gobierno en España decida en función de los intereses de sus votantes, y no de los patrocinantes de los partidos.




Se mira en el espejo que ya no le refleja, todo, menos él, aparece en la fría superficie, la habitación, muebles y cuadros, la variable luz del día. Así aprende, con terror silencioso, a verse, no en los gestos teatrales —aún rasgos humanos— de la muerte, sino en los días de después, en el vacío de la nada. Inútil cerrar los ojos, estúpido romper el terco espejo, buscar otro más fiel o más amable. Es él sólo, el hombre invisible, el que desaparece, es sólo él, una huella borrada, que no contempla a nadie, porque es nadie, la nada en el cristal indiferente de la vida.
(Juan Luis Panero)

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