Todo preso es político

Leí hoy una entrevista a un economista de prestigio, Bernardo Kliksberg, quien ha dado siempre una denodada lucha en pos de impulsar políticas económicas con rostro humano, desde una visión integradora e inclusiva que articule a todos los actores de la sociedad, pionero de la ética para el desarrollo.
Este tipo usa para analizar la inseguridad lo que se usa en todo el mundo, la tasa de homicidios cada 100.000 habitantes, donde nos encontramos que la Argentina como país se ubica en un término medio de poco más de 5, muy por debajo de la media de la región que se ubica en los 25, ahora igual que en los ’80, pero mejor que en los ’90 cuando estuvo en el orden de los 10.

Dice que el tratamiento policial de la inseguridad ha tenido un rotundo fracaso en todo el mundo, y que por esto el New York Times junto con algunas universidades ha impulsado la ley de la segunda oportunidad, como medida para bajar la inseguridad (tasa que en EEUU es de poco más de 5 como en Argentina) a niveles europeos (en general en torno a 1), que consiste en trabajar muy fuerte con los que salen de la cárcel para que no reincidan, porque si el estado los abandona, se encuentran con que las mismas razones que los llevaron originalmente a la cárcel –falta de trabajo, pobreza, desesperación para sobrevivir– se agravan totalmente cuando salen de la cárcel, porque en su currículum vitae figura que estuvieron en la cárcel, y así evitar una espiral delictiva.

Cosas de este mundo complicado, en el que sé que todos queremos lo mismo, aunque francamente a veces no lo parece.





Todo preso es político
Los Redonditos de Ricota

Si esta cárcel sigue así
todo preso es político.
Un común va a pestañear
si tu preso es político.

Obligados a escapar
somos presos políticos,
reos de la propiedad,
los esclavos políticos.

El ascensor ya sube
(tu confesión ya sube).
¡Deténganme!
¡Deténgannos!

Quince años pagó ayer
con tres bucos políticos,
todos esquivándole,
temerosos políticos.

"Un baión para el ojo idiota", 1988