Como pasara en Argentina en 1989 cuando cayó el gobierno de Raúl Alfonsín luego de un golpe de estado financiero, y consecuentemente cooptaron el gobierno de Carlos Menem primero, y a una parte sustancial del pensamiento político argentino después.
¿Hace falta algo más para que quede claro que la democracia formal y el liberalismo es una mentira? Que en el mundo real del capitalismo mágico -en tanto muchos aún le atribuyen a las "fuerzas del mercado" poderes mágicos, incluso una voluntad más allá de la razón- sólo son libres los capitales. Que la única ley verdadera del capitalismo mágico es aquella que afirma que la libertad de las personas es inversamente proporcional a la libertad de los capitales.
Hace falta algo más para que ya no se discuta que el estado tiene un rol fundamental en el control de un poder descontrolado que impone su ley porque es dueño de la suma del poder real. Que si el estado y la política no nos defienden del verdadero poder estamos frente a la ley de la selva en donde siempre se imponen los que tienen el poder de fuego de su lado.
La realidad se impone, y en tanto no exista la oportunidad real de sepultar al capitalismo, los ciudadanos de a pie, debemos tener bien claro que necesitamos que la política y el estado ejerzan su poder de administrador con todas las consecuencias, y estando de nuestro lado, claro. Llámenlo como quieran, yo lo llamo capitalismo de estado. Ciertamente, esto tampoco es algo mágico, somos los ciudadanos quienes debemos imponer esa realidad.
Y en este contexto, quiero dejar constancia de que me parece indecente que la directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde, advirtiendo una "espiral hacia abajo de incertidumbre, inestabilidad financiera y colapso de la demanda global" haya recomendado que "es el momento de avanzar en el consumo, incluyendo el aumento de los ingresos de los hogares".
¿Entonces reconoce que era mentira que el ajuste y la sanidad de las cuentas públicas sin condiciones sea una verdad revelada e incuestionable, perorata con la que el FMI azotó cuando los que padecían esas políticas -siendo conducidos a la miseria- no eran europeos?
Transcribo el diálogo registrado entre Jack London y quien esto les escribe:
Jack - "Tirarle el hueso al perro no es caridad. Caridad es compartir el hueso con el perro cuando se está tan hambriento como él."
Rafa - Tirarle un hueso a un hambriento sí es caridad, compartir el hueso en cambio es solidaridad. Ahora, compartirlo cuando uno también tiene hambre, eso amigo mío, eso se llama hermandad...
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