lunes, 5 de marzo de 2012
La educación, el decoro y la vaca...
Es reveladora la simplificación y la banalización en la crítica a Cristina Fernández por su desafortunada frase en el último discurso. No tanto porque se obvia un discurso en el que hay anuncios muy trascendentes (por el camino que se elige tanto como por el que no), si no porque se pretende invalidar la dedicación de ingentes recursos a la educación, centrándose de manera exclusiva en la desdichada frase. Todos aquellos que nos pretendemos sensatos hemos cuestionado no sólo que es una verdad de doña Rosa más propia de los políticos a los que votan muchos de los docentes (al menos los que conozco personalmente), sino que es además falsa (si trabajan 4 horas sólo el 9% de los docentes entonces no es cierto, además de las tareas que todos sabemos que realizan fuera de su natural ámbito laboral, lo que es extensible a los 3 meses de vacaciones).
Entonces intentar negar la innegable mejora en la asignación de recursos practicada en la última década tanto en el presupuesto educativo como en la mejora salarial como en la construcción de nuevos centros, lo que define cuánto respeto se tiene y cuánto valor se le da a la educación, banalizar una buena gestión por el criticable uso infortunado de unos datos inválidos por lo discutibles y sesgados, nos muestra una vez más la necesidad imperiosa de una oposición con argumentos de peso, que sea capaz de cuestionar la política educativa por lo que le falta en calidad y no por la simplificación y banalización de un error. Algo que es extensible a la inmensa mayoría de las políticas gubernamentales: se cuestiona al gobierno con argumentos falaces cuando no mendaces, pero el aporte de ideas para mejorar lo que se hizo mal o lo que aún falta brillan por su ausencia. Todo se reduce al intento desesperado de invalidar (como sea y con lo que sea) definitivamente a un proyecto de gobierno y no a presentar un proyecto sustentable de gobierno alternativo.
Sería deseable que Cristina Fernández pida perdón por el uso inadecuado de datos que permiten este sainete indecoroso, pero eso sería aún más improbable que quienes la cuestionan desde la mediocridad argumental, la mendacidad y la falacia pidan perdón por el tiempo perdido y dejen de faltarle el respeto a nuestra inteligencia.
Habrá que conformarse con lo que hay, y apostar por que el gobierno se siga recuperando de sus errores en silencio y autocríticamente. Supongo que de este error tampoco podrán cosechar más que otros 15’’ de fama que el tiempo y la realidad devorará cruelmente.
En la poesía me sumerjo para poder respirar, en sus tinieblas y sus misterios veo con claridad lo que la realidad me esconde. Necesito intoxicarme de sus infectos fluídos para sobrevivir a la saludable cotidianeidad. Me embriago con sus vapores y entonces puedo, veo, sueño, soy, respiro, vivo...
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"nos muestra una vez más la necesidad imperiosa de una oposición con argumentos de peso, que sea capaz de cuestionar la política educativa por lo que le falta en calidad "...
ResponderEliminarPerfecto, comencemos por discutir la política educativa de la vespertinidad...
Comencemos profe, comencemos...
EliminarUn abrazo!