viernes, 7 de diciembre de 2012

El aburrido país de las maravillas

El grupo Clarín posee "el 41% del mercado de radio, el 38% de la TV abierta y el 59% de la TV por cable, cuando el máximo (que marca la ley) en todos los casos es 35%"; para el grupo, con un volumen de negocios de 9.753 millones de pesos (unos 2.000 millones de dólares) en 2011, la TV por cable representa el 80% de dicho negocio, y es precisamente donde tiene que realizar la mayor desinversión.
No hablamos de medios de comunicación, ni de libertad de expresión, hablamos de negocios, de dinero, llanamente de dinero.

Hace más de 3 años que se aprobó la ley de medios en el Parlamento de la Nación, cuyos integrantes son elegidos mediante el voto popular, democráticamente y tal y como regula la Constitución de la Nación Argentina. Sin embargo un grupo de presión económico, el grupo Clarín, mediante jueces financiados por dicho grupo, sigue trabando la legitima aplicación de dicha ley, deseada por años por todos los que queremos que por fin se democratice la palabra en Argentina, lo que constituye una insolente burla a la democracia y a la voluntad popular.

Puedo aceptar que alguien no confíe en un determinado grupo político (en este caso el actual gobierno) y que por tanto se dude de la correcta aplicación de una ley, pero para eso están las urnas. Pero no hay muchas opciones, o la “Ley de medios” es inconstitucional o se debe aplicar de una buena vez.
Es posible que el actual gobierno politice todo en exceso, y que esto constituya finalmente un error, pero para eso también están las urnas. No debemos confundirnos, este tema es económico y de poder, no está en juego la libertad como algunos insensatos declaman, hay un enfrentamiento y se está llevando al límite por parte de todos los involucrados, y los poderes que actúan son fácticos enfrentados con los administrativos, y estos poderes fácticos están en contra de los intereses generales de los ciudadanos, de nosotros, los mortales.

RSF (Reporteros sin fronteras) estima que la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual (SCA) "constituye un modelo" porque "es la primera en su género que reserva 33 % de las localizaciones radioeléctricas planificadas, en todas las bandas de radiodifusión sonora y de televisión terrestres, en todas las áreas de cobertura, para las organizaciones sin fines de lucro". Eso es "una garantía importante de igualdad y pluralismo. Esta regla ha inspirado otras legislaciones y proyectos de ley en el continente, por ejemplo, en Ecuador y Bolivia", recordó RSF.
Que alguien diga, como he oído por ahí, que la ley de medios es nazifascista y que pretende controlar a los medios o que el gobierno pretende hacer desaparecer el poder judicial, lo descalifica de manera contundente, en tanto expresa un nivel de fanatismo groseramente elevado. Este gobierno no sólo no quiere hacer desaparecer el poder judicial, no puede.
La ley de medios no sólo es elogiada por mí, lo que no significaría nada, también es elogiada por la inmensa mayoría de los medios de comunicación tradicionalmente democráticos del continente (Carta Maior, La Jornada de México, etc). Además de otros medios, periodistas e intelectuales que merecen mi respeto. En cambio quienes pretenden imponer el relato del control de los medios son aquellos que nunca han creído en la democracia ni en la libertad de expresión.
Es probable que finalmente me una más el espanto que el amor.

Porque como todo el mundo sabe, desde que se inventó la imprenta, en el capitalismo mágico (donde la libertad de las personas es inversamente proporcional a la libertad de los capitales), la libertad de expresión es propiedad del propietario de la imprenta.

Me aburre mucho esta discusión, se me antoja excesivamente maniquea.




¿Oíste tú contar que desgarrados como fieras allá los hombres mueren, y no serán los golpes que los hieren por los genios maléficos lanzados? Y cuando están así desesperados, ¿genios no habrá que así los desesperen sobrehumanos, celestes, infernales de quienes esas llamas son señales?

(Carolina Coronado)

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