Fue un gran año para mí.
Tengo una familia maravillosa, grandes amigos.
Vivo en el lugar donde deseo vivir, y es un país hermoso.
Puedo cantar que el mundo es un lugar maravilloso.
Sin embargo, en estas fiestas, las terceras desde que volvimos al barrio, mi vieja tampoco estará.
Así es la vida.
Disfrutemos a los que aún están a nuestro lado. No perdamos el tiempo en cuestiones intrascendentes.
Besemos y abracemos a todos los que queremos.
A todos, a los que queremos un poco, y a los que amamos con locura.
Que la vida es una sola, y por larga que sea, al final siempre termina.
Estas fiestas brindaré por todos, para que no se olviden que lo único que importa es intentar ser felices.
Todo lo demás es puro cuento...
No soy yo quien escucha ese trote llovido que atraviesa mis venas. No soy yo quien se pasa la lengua entre los labios, al sentir que la boca se me llena de arena. No soy yo quien espera, enredado en mis nervios, que las horas me acerquen el alivio del sueño, ni el que está con mis manos, de yeso enloquecido, mirando, entre mis huesos, las áridas paredes.
No soy yo quien escribe estas palabras huérfanas.
(Oliverio Girondo)
jueves, 25 de diciembre de 2014
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