lunes, 22 de octubre de 2012

Madre, ¿quién conoce su valor hasta que se pierde?

¡Ay madre! Desde muy lejos en mis coplas volverás. Tu sangre dentro de mis venas como un árbol crecerá, y el viento, que es generoso su árbol me enseñará.

Feliz día (comercial o no, qué más da) a todas las madres.
A todas les deseo que sus hijos no sean tontos y las llenen de besos y abrazos.
Y a los que ya no podemos, cantémosle, regalémosle nuestra mejor sonrisa, que no vea nuestras lágrimas.

Hoy recordé a mi vieja, en este día que teníamos que estar juntos y no se pudo.
Y pensé en algunos amigos y compañeros de ruta a los que le gusta pensar que esos seres queridos que hoy les faltan, están en algún lugar mágico viéndolos y participando de sus vidas.
Y creo que es una verdadera pena, porque eso que creen es cierto.
Sólo que se pierden de disfrutar en plenitud la realidad: ese lugar mágico es nuestra memoria, nuestros vívidos recuerdos, nuestros corazones.
Están en nosotros, por eso están.


La imagen corresponde a una fotografía del Parque de la Memoria, en la Ciudad de Buenos Aires.




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