"Por supuesto que, aunque avancemos en la resignificación del espacio, esto no dejará de ser la ESMA, porque debe quedar en la memoria la marca del horror que el odio a lo popular fue capaz de desatar. Pero también serán importantes las otras marcas que estamos construyendo en estos días, las que muestran que la represión más feroz no puede detener la historia, suprimir la alegría y las ganas de vivir de un pueblo, las que confirman que no pudieron segar aquella floración militante que hoy reproduce esta sociedad en transformación."; concluye en el artículo de opinión "Muerte y vida en la ex ESMA" publicado en Página/12, Eduardo Jozami, Director Nacional del Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti.
Antes, sobrevivientes de la ESMA advertían sobre la “manipulación” de los medios que participaron del terrorismo de Estado, en una solicitada publicada junto a familiares de detenidos-desaparecidos, en la que aseguran tener “la absoluta constancia de que nada de lo que pasa en la ex ESMA agrede la memoria”. De esta forma, se refirieron al brindis de fin de año realizado allí por el Ministerio de Justicia de la Nación y a las operaciones mediáticas detrás de la polémica.
Entonces analizo este nuevo "escándalo" mediático, y concluyo que no pasa nada con no compartir una política determinada, y hasta es comprensible que sea difícil aceptar que un lugar constituido en paradigma del horror se convierta en un espacio para la vida y la alegría.
Yo entiendo que los grupos económicos que se dedican entre otras cosas al negocio de la información y son propietarios de los grandes medios de comunicación jueguen un partido fuerte contra todo lo que tiene que ver con la memoria porque tienen muchas cuentas que rendir, que aún no rindieron, y que para dichos grupos significa mucho dinero.
Lo que no es desde ningún punto de vista aceptable es que algunos usen sin sentir vergüenza cualquier pescado podrido que les tiren sólo para encontrar, sin medir las consecuencias, la invalidación definitiva de un proyecto político que, les podrá gustar más o menos, podrán creer que se puede hacer mucho mejor, y me parece bien, faltaría más, pero es absolutamente evidente que para los estándares mundiales en la cuestión de la defensa de la memoria histórica es difícil encontrar alguna gestión política que lo haya hecho mejor a nivel mundial.
Podrán decir que se puede lograr una política más inclusiva pese a que las condiciones subjetivas siempre nos juegan en contra, pese a que la sociedad argentina está más a la derecha de lo que nos gusta creer, pero francamente nadie puede reclamar un trabajo mejor en la cuestión DDHH.
Se le cuestiona al gobierno que se cuelga las medallas de los avances en la recuperación de la memoria y en las condenas por las violaciones a los DDHH, pero si se las cuelga, es porque puede.
Cualquiera puede asegurar que es mejor no colgárselas, está en todo su derecho y no puedo asegurar que esté equivocado, honestamente no lo sé porque al final esto es la política real, que de ganar elecciones vive en tanto sin poder nada se puede hacer, pero lo que es una absoluta e imperdonable necedad es negar que en este campo Argentina es un ejemplo a nivel mundial. En el que en España, las buenas personas, ciertamente no los cretinos, se mueren de sana envidia, créanme.
Una gota caminaba por los senderos lisos de los vidrios.
De pronto, se la tragó un rayo de sol de la mañana.
domingo, 13 de enero de 2013
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