Un largo discurso de Cristina Fernández inauguró el 132º período de Sesiones Ordinarias del Congreso de la Nación. Menor a los anteriores, lleno de precisiones, algunas tediosas pero que marcan el sentido de mucho de lo que se hace.
Personalmente reivindico la gestión de Kicillof corrigiendo varios errores del último año y algo más, entonces resalto el párrafo que le dedicó a Axel y a la decisión de recuperar el 51% de YPF, algo que me animo a destacar como una de las mejores decisiones de la gestión del proyecto en el gobierno, a la altura, o quizá por encima de la recuperación de la gestión de las jubilaciones. Decisión de la que van a disfrutar de sus beneficios las próximas gestiones de gobierno, sean del signo que sean, y de la que podemos beneficiarnos la inmensa mayoría de los argentinos, tengamos la sensibilidad y la ideología que tengamos.
Yo también creo que tenemos que lograr un pacto de convivencia, respecto a los cortes de calles. A los insensatos que rápidamente levantan la voz para hablar de represión de la protesta social, los invito a comprobar lo estúpido de tal afirmación viajando un poco por el mundo: somos un exceso de tolerancia, no ya a la protesta social, sino a la protesta política, que no es lo mismo. Porque entiendo y soporto estoico un corte de calles de alguien que pasa hambre, lo que afortunadamente ya no vemos, pero sí aún vemos en algunos cortes, ciertamente los menos, cuadros claros de marginación social, y esto se respeta y acepta (no me gusta la tolerancia, prefiero la aceptación y el respeto). Pero es inaceptable la falta de respeto al otro sólo para enarbolar banderas políticas. Yo tengo las mías y no por eso le falto el respeto a tu libertad.
En fin, no fue un discurso emotivo, fue prolijo y preciso, pero sí fue un discurso que les deja en claro a quienes albergaban alguna esperanza que el mando lo sigue teniendo la presidenta, las decisiones las toma ella, y el control de la gestión lo hace ella. No sé si es un alivio, o un agobio. Recordando algunas caras de los diputados presentes quizá más un agobio que un alivio.
Y para los confusos: no hay revolución del amor, sólo la búsqueda de un capitalismo de estado que permita algo de justicia social. A muchos les parecerá poco, a mí, ya cansado de tantos fracasos, me sigue pareciendo deseable.
Foto: Telam.
La mitad del corazón la ocupan recuerdos sin imagen, pequeños santuarios submarinos. En la otra viven sin permiso cosas como rayos de sol, mañanas de color azul, libros polvorientos.
Digamos que no hay bandera, sólo tiempo que llenar, tiempo para mirar, y no otra cosa espera la Resistencia.
(José Daniel Espejo)
sábado, 1 de marzo de 2014
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Y si... se nota el cansancio.
ResponderEliminarGracias por la visita, Loki.
EliminarUn abrazo,