Leo en Rebelión.Org, un fragmento de "El capitalismo como religión", que es el título de uno de los más penetrantes fragmentos póstumos de Walter Benjamin:
1.- Es una religión de culto, tal vez la más extrema y absoluta que ha existido jamás. Todo en ella tiene significado sólo con referencia al cumplimiento de un culto, no con un dogma o una idea;
2.- Es un culto permanente, es “la celebración de un culto sans trève et sans merci ”. No es posible aquí distinguir entre días festivos y días laborables, sólo hay un único e ininterrumpido día de fiesta-trabajo en el que el trabajo coincide con la celebración del culto;
3.- El culto capitalista no remite a la redención o la expiación de la culpa, sino a la culpa misma: “El capitalismo es quizás el único caso de un culto no expiatorio sino culpabilizador… Una monstruosa conciencia culpable que no conoce la redención se convierte en culto, no para expiar en éste su culpa sino para hacerla universal ... y para atrapar al final a Dios mismo en la culpa ... Dios no ha muerto, sino que se ha incorporado al destino del hombre.”
Texto comentado con enorme lucidez en la conferencia "El capitalismo como religión y la teoría económica dominante como una rama de la Teología" a cargo del profesor Fernando López Castellano (UGR), en las Jornadas "Economía crítica y alternativas al modelo económico dominante" organizadas por Economistas sin Fronteras:
Amo cosas. Pienso que así resuelvo la papeleta. Me cuelgo sus símbolos del cuello me pongo camisetas. Has visto la película, has montado en la atracción, ahora compra esto.
Amo cosas, las hago mías, aunque ellas no quieran saber nada, saco brillo a mi espada de plástico para matar por ellas.
(José Daniel Espejo)
domingo, 5 de octubre de 2014
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