Éste es el único tiempo de vivir

"...ante los desafíos, los dirigentes mediocres solo calculan pérdidas y ganancias; los grandes políticos corren riesgos y se comprometen con la sociedad, más allá de sus intereses inmediatos."

Del libro "Fuego y cenizas", de Michael Ignatieff.


El candidato presidencial del PRO, y actual jefe de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, habla de errores administrativos, de errores de carga, para referirse a sus trapisondas y rabietas, cuando resulta evidente que el error es él, que su partido es un error.
Las intenciones Macri, y su equipo económico, para con el país, y los bienes del estado nacional, son más sucias que el caño de escape de un Volkswagen.

Sucede que nada garantiza que la política con pasión de resultados positivos; pero la política sin pasión, como si fuera una marca que se franquicia, será muy "divertido", pero garantiza el desastre.
La nada misma sólo puede devenir en angustia, en padecimientos, es su destino inexorable.

Acerca de esto, quiero decir algo, sin gritar, pero con claridad: están exagerando con el denuncismo.
No digo que no haya corrupción en el gobierno del PRO. Es verdad que la hay.
También son corruptos Lousteau y sus buenos muchachos.
Pero también hay corruptos en el gobierno nacional.
Como en el empresariado, o entre los médicos, incluso entre los encargados.

Lo que digo es que no es un tema. El honestismo es una enfermedad degenerativa.
Los motivos del voto deben ser políticos, ideológicos, basado en convicciones, y en la mirada personal y colectiva sobre la realidad, y el futuro previsible.
Los que hablan sólo de corrupción no tienen argumentos.
Los que basan sus decisiones políticas en cuestiones accesorias, morales, eligen mal.

Hablemos de política.





Si sobrevives, si persistes, canta, sueña, emborráchate. Es el tiempo del frío: ama, apresúrate. El viento de las horas barre las calles, los caminos.
Los árboles esperan: tú no esperes, éste es el tiempo de vivir, el único.
(Jaime Sabines)