domingo, 13 de diciembre de 2015

Tú no tienes nombre. Tal vez nada lo tenga.

Debemos juzgar como nos gusta ser juzgados. De modo que yo juzgo como quiero que me juzguen.

Entonces, debemos decir que en su tiempo, con sus formas, propias de los tiempos, con sus limitaciones ideológicas, Hipólito Yrigoyen lo intentó, como Juan Perón, como Humberto Illia, como Raul Alfonsín, como Nestor Kirchner, como Cristina Fernández.

Si no entendemos esto, entonces tienen razón los troskos, para quienes todo es lo mismo, para quienes todo lo que no sea la perfección es inaceptable.
Como si los gobiernos populares no hicieran lo que pueden. Claro que también lo que saben o quieren.
Ciertamente, no es diferente a lo que hacemos con nuestras vidas.

Foto: Casa Rosada


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Los genios se definen por sus enemigos.
Si sus enemigos son grandes, Su genio es grande. Si sus enemigos son mediocres, su genio es mediocre.
Si no tiene enemigos, entonces no es un genio, no es nada.

"-¿ No tienes enemigos? ¿Cómo que no? ¿Es que jamás dijiste la verdad, ni jamás amaste la justicia?"
(Eduardo Galeano)

El terror al término enemigo es maravillosamente desconcertante. Sin embargo, todos tenemos enemigos. Dijo alguna vez Eduardo Galeano, quien fue amigo de sus amigos y enemigo de sus enemigos: "Me moriría de vergüenza si no tuviera enemigos."
Mi enemigo es el avaro. Es que soy un hombre común, no tengo grandes enemigos. El avaro no es mi rival, ni mi adversario, ni mi detractor, no compito con él: lo combato. No es el único. El adorador de la desigualdad y el poder, también lo es.
Cuando asumimos una tarea, se agazapan aquellos a los que les afectamos sus intereses. Si son intereses confesables, entonces se declararán rivales. Si esos intereses son inconfesables, entonces devendrán en silenciosos enemigos.
Claro, que no sólo en la vida cotidiana: también en el arte.
O en la política.


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"Me enseñó el Viejo Antonio que uno es tan grande como el enemigo que escoge para luchar y que uno es tan pequeño como grande el miedo que se tenga".
Era 1995, en los albores del movimiento zapatista, cuando el subcomandante Marcos le escribió -"porque me dieron ganas de escribirle"- una carta al escritor uruguayo, Eduardo Galeano.

Marcos llamaba al escritor a contar y hacer suyas las historias de ese tal Viejo Antonio (uno de los mitos inspiradores del líder zapatista) que le había recomendado:
"Elige un enemigo grande y eso te obligará a crecer para poder enfrentarlo. Achica tu miedo porque si él se crece, tú te harás pequeño".


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El libre mercado es enemigo de la libertad humana. En el mercado libre es natural la victoria del fuerte y legítima la aniquilación del débil. Así se eleva el racismo a la categoría de doctrina económica."
(Eduardo Galeano)

NdR:
La primera ley del capitalismo mágico dice que la libertad de las personas es inversamente proporcional a la libertad de los capitales.
La segunda que la fuerza sin el estado regulando es directamente proporcional al capital disponible.

En estos últimos doce años se ejerció todo lo posible, hasta donde se quiso, supo o pudo, el poder administrativo del estado. Con mejores o peores formas, con mejores o peores anécdotas, siempre el objetivo fue que el reparto del PBI, de a poco se vaya igualando. Esto era lo realmente importante en la disputa con el poder real. Esto era lo que realmente los incordiaba.
Ahora ese poder administrativo estará al servicio del establishment. Ahora gobierna el poder real. Esperemos que a los confusos se les aclaren rápido las ideas, porque el poder real no sabe de instituciones ni de democracia: hacen, sin temores, y sin demoras. Tienen claro sus objetivos: quedarse con todo, porque están convencidos que siempre les perteneció. En el reparto del PBI se quedarán con más. No lo intentarán, lo harán. Todo debe ser de las clases dominantes según su ideología que representa sin disimulos sus intereses de clase. Y hacen bien.
El 1% gobierna los destinos del país.

Siempre dijo Heller que "La profundidad del ajuste, es directamente proporcional a la capacidad de resistencia de los ajustados" refiriéndose a la situación de Grecia o España.
Bien, ahora el cuento nos aplicará a nosotros.





Tú no tienes nombre. Tal vez nada lo tenga.
Pero hay tanto humo repartido en el mundo, tanta lluvia inmóvil, tanto hombre que no puede nacer, tanto llanto horizontal, tanto cementerio arrinconado, tanta ropa muerta y la soledad ocupa tanta gente, que el nombre que no tienes me acompaña y el nombre que nada tiene crea un sitio en donde está de más la soledad.
(Roberto Juarroz)

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