miércoles, 3 de noviembre de 2010

CX36, patria para todos o para nadie

Claro, contundente, revelador, y de imprescindible lectura es, a mí humilde entender, el final del informe de los compañeros de La radio uruguaya CX36 AM1250 de Montevideo, sobre la muerte de Don Nestor Kirchner. Tal y como reza una mítica canción popular argentina: quien quiera oír que oiga.


Recordemos ahora los 100 días del gobierno de Néstor Kirchner.


El Presidente Kirchner a puro vértigo, produjo un aluvión de hechos políticos, en los primeros cien días de gobierno.

Según los propios periodistas argentinos la tradición política generó un mito: que si un nuevo gobierno no toma las medidas más drásticas en los primeros 100 días, luego le será difícil encarar la relación con el resto de los factores de poder. A los 99 días en la Presidencia, dejaba detrás una lista de hechos políticos que marcarán su gestión.

El retorno democrático de 1983 fue aprovechado por Raúl Alfonsín para crear la Conadep y encauzar el juzgamiento de las cúpulas militares. El período de gracia de Carlos Menem, en 1989, le sirvió para imponer por decreto la privatización de ENTel y de Ferrocarriles Argentinos y los primeros 280 indultos.

Fernando de la Rúa intervino el PAMI y prometió convertirlo en una “caja de cristal”, mientras preparaba los primeros ajustes. Eduardo Duhalde buscó calmar la explosiva situación social.

Kirchner asumió el 25 de mayo y decidió abrir varios frentes políticos a la vez. Su “luna de miel” ya terminaba.

Aplausos y acto masivo para Fidel Castro.

Estados Unidos tenía la mirada atenta. Aquí, Fidel Castro triunfó en el aplausómetro de asunción de Kirchner, quien le dedicó una hora de su primer día en la Casa Rosada, en la audiencia más larga de ese 26 de mayo. De inmediato, instruyó al canciller Rafael Bielsa a viajar a Cuba para arreglar los detalles del pleno restablecimiento de relaciones.

Kirchner y Castro acordaron devolver las relaciones bilaterales al nivel de cercanía que tenían antes de la década menemista. Argentina preparaba entonces la reposición del embajador, ya que el último fue retirado hacía dos años, cuando Fidel llamó “lamebotas de los yanquis” a De la Rúa, por condenar a Cuba en la Comisión de Derechos Humanos de la ONU.

Ante Kirchner, Castro se manifestó dispuesto a negociar un plan de pagos para los 1.584 millones de dólares que su país le debe a Argentina.

Antes de irse, Fidel improvisó un discurso de dos horas y media ante más de 5.000 personas que se agolparon frente a las escalinatas de la Facultad de Derecho para escucharlo y aplaudirlo. “Ustedes no saben el servicio que le han prestado a América latina y al mundo al hundir en la fosa del Pacífico al símbolo de la globalización neoliberal”, dijo sobre el final, en una alusión al fin de la era menemista. Y se fue escuchando la enésima ovación que le regalaron los porteños.

Tenso relevo del general Brinzoni y purga en el ejército.

Kirchner dedicó su primer gesto de autoridad al desplazamiento del jefe del Ejército, el general Ricardo Brinzoni. Le molestaron sus contactos con el menemismo y con jueces de la Corte Suprema, que tenían pendiente fallar sobre la validez de las leyes del perdón.

El aviso estaba en el discurso inaugural: “Queremos Fuerzas Armadas comprometidas con el futuro, no con el pasado”. Esa semana se produjo la mayor purga militar desde el regreso de la democracia: 19 generales, 13 almirantes y 12 brigadieres debieron colgar el uniforme.

El ministro de Defensa, José Pampuro, duhaldista de origen, intentó atenuar el impacto de la decisión, pero ni Brinzoni, ni el almirante Joaquín Stella, ni el brigadier Walter Barbero siguieron al frente del Ejército, la Armada y la Fuerza Aérea.

Kirchner eligió como sucesor de Brinzoni al general Roberto Bendini, que le había sido leal en Río Gallegos. A él sí le permitió rescatar a ocho de los generales “desahuciados” para su Estado Mayor.

Kirchner echó a Brinzoni 24 horas antes del Día del Ejército. Brinzoni igual se despidió con tono ácido: “Después de veinte años, la intriga política volvió a entrar a los cuarteles”. Kirchner le terminó de sacar la tarjeta roja: “Analizar las conductas del poder político no es una función que corresponde a un militar”.

Jaque mate a Julio Nazareno de la Corte Suprema.

Fue la primera vez en la historia que un Presidente habló por la cadena nacional para pedir el relevo del titular de la Corte Suprema. Kirchner llevaba 11 días de gestión. Julio Nazareno, cabeza visible de la llamada “mayoría automática” del menemismo en el Tribunal, había amagado con impulsar un fallo redolarizador, que hubiera representado el primer dolor de cabeza jurídico para el flamante Gobierno.

Pero el 4 de junio, en un discurso de alto voltaje político, Kirchner calificó a Nazareno de ser parte de “un pasado que se resiste a conjugar el verbo cambiar, que el futuro demanda”. Había empezado la batalla por modificar la conformación de la Corte. La batalla todavía sigue. Nazareno resistió veintitrés días, casi aislado y depresivo en el Palacio de Justicia, cercado por los embates del Congreso. El 27 de junio renunció. El Gobierno entonces se lanzó por la segunda cabeza de la Corte, la de Eduardo Moliné O “Connor, sobre quien también pesan varios pedidos de juicio político. Carlos Fayt asumió la presidencia del Tribunal hasta diciembre.

En paralelo, el Poder Ejecutivo propuso a Raúl Zaffaroni para ocupar la silla dejada por Nazareno. Zaffaroni, un jurista de prestigio internacional, es resistido por los sectores más conservadores de la Justicia y la sociedad.

Batalla por el PAMI, María Julia, presa

El PAMI definido antiguamente por Kirchner como “un curro patronal y sindical” y por Elisa Carrió como “una asociación ilícita bipartidista” de peronistas y radicales fue el terreno que eligió el Presidente para jaquear a Luis Barrionuevo. El sindicalista venía de resistir los embates de Cristina Kirchner y aliados para desalojarlo del Senado, por la violencia en las primeras elecciones en Catamarca.

El 8 de junio, Kirchner intervino la obra social de los jubilados por 18 vez en sus 32 años de historia. Desarmó el directorio electo durante la administración Duhalde y echó a los hombres que vinculaba a Barrionuevo. “Que Kirchner no se meta, el PAMI no es un coto de caza”, reaccionó el senador, que hasta entonces nunca había reconocido tener intereses en el instituto fundado por Francisco Manrique en 1971.

Los “gordos” de la CGT buscaron una negociación con el Gobierno, pero no obtuvieron prebendas. Igual, Rodolfo Daer tardó 13 días en elevar la renuncia de los dos directores que la central obrera mantenía allí desde la época de Víctor Alderete: Domingo Petrecca y Reynaldo Hermoso, quien fue procesado por haber amenazado con divulgar información “muy peligrosa” si lo echaban.

Sin intervención oficial directa, otro símbolo del menemismo cayó en desgracia en estos 100 días: María Julia Alsogaray, presa desde el 12 de agosto por acumulación de causas por corrupción. Según la denuncia, pagó sobreprecios de hasta el 444 por ciento para arreglar la dependencia a su cargo.

A la ex polifuncionaria del menemismo la aguardaba además una investigación por enriquecimiento ilícito. El Gobierno no quiso opinar públicamente sobre la detención, pero, por lo bajo, celebró.

El Congreso anula las leyes del perdón

A diez días de asumir, Kirchner recibió a las Madres de Plaza de Mayo. Hebe de Bonafini, poco predispuesta a elogiar al poder político, dijo esa vez que las Madres estaban “emocionadas” con el encuentro: “no es igual a todos los anteriores, como habíamos creído”.

El 3 de julio, el Gobierno anunció que iba a derogar el decreto de Fernando de la Rúa que rechazaba la extradición de ex represores. Cuatro días más tarde, en la cena de camaradería de las Fuerzas Armadas, Kirchner les planteó a los militares su rol institucional: les habló de reencuentro, pero sin silencio ni complicidad. Tres semanas después, el juez Rodolfo Canicoba Corral pidió la captura de 46 ex represores que reclamaba España.

El 25 de julio, Kirchner concretó la derogación del decreto de De la Rúa y, a la semana, cargó duro contra las leyes de Obediencia Debida y Punto Final: “Fueron sancionadas bajo la amenaza de un golpe”. También sostuvo que los ex represores debían ser juzgados en la Argentina.

A los tres días, interrumpió una reunión de mandos militares con el ministro de Defensa para dejar en claro que en la política de derechos humanos del Gobierno no había “un ataque contra las Fuerzas Armadas”. El miércoles 20 de agosto, el Senado completó la anulación de las cuestionadas leyes “del perdón”.

Avances en la pelea con el FMI

En su discurso de asunción, Kirchner advirtió: “No se puede volver a pagar deuda a costa del hambre de los argentinos”. Uno de los que tomó nota del párrafo fue el alemán Horst Köhler, titular en aquel entonces del FMI, que visitó el país el 24 de junio y mostró voluntad de negociación.

En esos 100 días, Kirchner y el ministro de Economía Roberto Lavagna, tuvieron que analizar las exigencias de los funcionarios del FMI. Compensación bancaria por la pesificación asimétrica, aumentos tarifarios, una nueva ley de coparticipación federal, eliminación de las retenciones al agro y el impuesto al cheque, superávit de 3,25% del PBI para el año siguiente y 4% para el 2005. Son las condiciones para firmar un acuerdo por tres años, que permita financiar los próximos vencimientos con el organismo.

Como un gesto hacia el Fondo, la Cámara de Diputados aprobaba entonces los cambios a la Carta Orgánica del Banco Central y a la Ley de Entidades Financieras. El presidente aseguró que no usará reservas para pagar los 2.900 millones de dólares que vencen el 9 de setiembre.

AMIA: abren los archivos de la SIDE

Kirchner ordenó por decreto que la SIDE abriera sus archivos, expedientes y sumarios secretos sobre la investigación de inteligencia que hizo sobre el atentado a la AMIA, en un vuelco total con respecto a la posición de los anteriores gobiernos. También relevó del secreto a 14 agentes y funcionarios, en especial al ex titular durante el menemismo, Hugo Anzorreguy, para que declararan en el juicio oral en marcha.

El 30 de junio, y también por decreto, Kirchner ordenó levantar el secreto financiero sobre cuentas de la SIDE entre 1996 y 1997, para determinar si se pagaron 400 mil dólares a Carlos Telleldín, uno de los principales acusados

El 18 de julio, en Pasteur y Viamonte, al recordarse el noveno aniversario del atentado, Kirchner y su mujer fueron ovacionados por la comunidad judía, que comprometió al Presidente a cumplir sus promesas para el esclarecimiento del caso.

Estalla una crisis con Daniel Scioli

El vicepresidente intentó generar un espacio propio dentro del Gobierno, diferenciado de la línea oficial, pero Kirchner lo tomó como un desafío y decidió barrer a todos los funcionarios de la Secretaría de Turismo que respondían a Daniel Scioli.

Fue a las seis de la tarde del 19 de agosto. “Así es la política”, le dijo el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, al socialista Germán Pérez, que antes de la crisis había sido elogiado en un discurso presidencial.

Scioli había anunciado un aumento de tarifas y cuestionó la anulación de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final con una frase que irritó al Presidente: “En un país serio, el Congreso no anula sus leyes”. Nunca agradaron a Kirchner las reuniones de Scioli con empresarios que él no atendía. Cuando estalló la crisis, Scioli esperó durante tres horas explicaciones en la antesala del despacho presidencial, pero Kirchner no lo atendió.


A Kirchner en estos cien días le alcanzó el tiempo para salir en los principales diarios del mundo. La tercera semana de julio se reunió con siete líderes europeos, que le prometieron apoyo en la negociación con el FMI.

En Europa se había reunido con siete jefes de Gobierno en seis días. A Tony Blair le señaló que había que retomar las negociaciones por la soberanía de Malvinas. El británico no le contestó. A la semana, su ministro para América latina disparó la respuesta: “Las islas seguirán siendo británicas mientras sus habitantes así lo deseen”.

Kirchner discutió con empresarios españoles y los desafió a asumir los riesgos de invertir en Argentina. Y faltó a la cita con empresarios franceses.

Las apuestas electorales

A falta de estructura propia en el peronismo, el Presidente decidió seguir en campaña permanente, para tejer una red de apoyo. No se ató al verticalismo de su partido: de entrada, apoyó al gobernador misionero Carlos Rovira, cuando el candidato peronista a la sucesión es Ramón Puerta, respaldado por Eduardo Duhalde.

Kirchner arriesgó con el aval a la reelección del jefe de Gobierno porteño, Aníbal Ibarra, que peleará el ballottage del 14 de setiembre con Mauricio Macri. El jefe de Gabinete, Alberto Fernández, admitió que esta confluencia tiene cuotas de vértigo para el oficialismo: “Si gana Macri, se empieza a frustrar el nuevo proyecto de país”.
Se puede decir que hoy nuevamente la Argentina se vuelve a enfrentar a una situación dramática trágica. Muchos son los que desde adentro y desde afuera a esta altura ya especulan con las incertidumbres posibles del futuro político del inmenso país.
Fundamentalmente si se tiene en cuenta que se trata de un próximo año electoral. Los dos accidentes sufridos por el Presidente Argentino fueron claras señales de advertencia en su salud deteriorada por el estrés intenso y su carácter personal.
Seguramente se trata de un sistema político bien distinto y diferente al conocido por los uruguayos donde la intensidad y en nivel de los acontecimientos políticos superan cualquier imagen conocida por los uruguayos. Recientemente el asesinato de un joven mercerizado a manos de una “patota sindical” oficialista, señalan que esto lo tenía muy preocupado y amargado al Presidente.
¿Por qué no se hacía un alto en el trajín del ex mandatario, como forma de preservarlo? Probablemente debido a su naturaleza política y en el afán de no mostrar una sola hendija de debilidad.
Ahora se trata de ver como se resuelve toda la interna peronista, quienes asumirán la conducción de su sector político el llamado “kirchnerismo”. Mientras que la propia Presidenta Cristina Fernández le resta una buena parte de su mandato ahora en soledad.
Desde nuestra visión sostenida en otras oportunidades, la pérdida de Kirchner es tan grave para los argentinos, como para los latinoamericanos. En especial para el proceso integrador encabezado por Chávez y compartido por Cuba, Ecuador, y Bolivia. No es cierto lo que señala Mujica en su acostumbrada y despreciable “filosofía de boliche”. La vida continua pero distinta para los latinoamericanos sin el Presidente Kirchner.

Aquellos que no sepan ver y apreciar la diferencia entre un dirigente político de la estatura de Kirchner en la Argentina, y cualquier otro representante del peronismo sin duda se tratará de un ignorante.

Dos procesos políticos cercanos y al unísono se dieron en la región. Por un lado un dirigente obrero, un tornero de izquierda, de buzo y bandera roja, de un partido llamado obrero, asumió el gobierno de un país gigantesco. Lula aparentaba ser de izquierda, y toda America Latina y el mundo esperaban mucho más de él y de sus compañeros de partido. En el otro país más rico y potente del continente la Argentina, asumía el gobierno un empresario propietario de varias estancias y ganado, sobre él existían bien pocas expectativas en relación a los pasos que pudiera dar. Y la vida entonces nos demostró todo lo contrario.

Aquel dirigente obrero, acunado entre los trabajadores y la lucha contra la dictadura fue un fracaso, gobernó para los ricos, terminó envuelto en la corrupción más grande, no hizo nada por los derechos humanos en su país, y el mismo se pasó a la burguesía vistiendo trajes y perfumes del primer mundo.

En cambio este otro del que esperábamos menos, y al que poco y nada se le podía exigir, por carecer de partido, de ideología, de experiencia práctica con las masas y los trabajadores. Pues bien este hombre argentino nos dio una sorpresa.

Fue mucho más lejos que los uruguayos Tabaré Vázquez, y Mujica que ni destituyeron a ningún general de la dictadura, que pagaron al FMI con el hambre de los uruguayos, y que venían precedidos de antecedentes guerrilleros de “patria para todos o para nadie” y que ahora no tienen fuerza ni para echar a un milico que dice estar en contra de anular la ley de impunidad.

LOS ARGENTINOS HAN SUFRIDO UNA GRAN PÉRDIDA POLÍTICA.

Y NOSOTROS HEMOS PERDIDO UN DEFENSOR DE LA INTEGRACIÓN LATINOAMERICANA.




Doña Soledad. candombe.
Letra y música de Alfredo Zitarrosa.


Mire, doña Soledad,
póngase un poco a pensar,
doña Soledad,
cuántas personas habrá
que la conozcan de verdad.
Yo la vi en el almacén
peleando por un vintén,
doña Soledad.
Y otros dicen: "haga el bien,
hágalo sin mirar a quién".

Cuantos vintenes tendrá
sin la generosidad
doña Soledad,
con los que pueda comprar
el pan y el vino nada más.
La carne y la sangre son
de propiedad del patrón,
doña Soledad:
cuando Cristo dijo "¡no!",
usted sabe bien lo que pasó.
Mire, doña Soledad,
yo le converso de más,
doña Soledad,
y usted para conversar
hubiera querido estudiar.
Cierto que quiso querer,
pero no pudo poder,
doña Soledad,
porque antes de ser mujer
ya tuvo que ir a trabajar.

Mire, doña Soledad,
póngase un poco a pensar,
doña Soledad,
qué es lo que quieren decir
con eso de la libertad.
Usted se puede morir
-eso es cuestión de salud-
pero no quiera saber
lo que cuesta un ataúd.

Doña Soledad,
hay que trabajar...,
pero hay que pensar....
no se vaya a morir...,
la van a enterrar...
Doña Soledad...
Doña Soledad...



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