Qué alegría, vivir sintiéndose vivido

Los que están en pose nos tiene rodeados, nos acechan, amenazan con conquistarnos. Nuestra única arma, de efectividad comprobada, es nuestra sonrisa y nuestra sensatez.
A mí no me pidan la perfección: sólo estoy por la vida en busca de la felicidad.

Se hace muy difícil navegar entre ciudadanos a los que no les interesa la realidad. Por momentos la nave parece zozobrar, es necesario pulso firme y rumbo claro para no naufragar en esas aguas. Descerrajan sobre tu humanidad groserías agraviantes que sólo existen en su estrecha y gris imaginación.
Muchos no comprenden que la tierra gira alrededor del Sol, no de ellos.

Evidentemente no me refiero a las diferentes miradas sobre la realidad que todos podemos tener. Es esperable que como humanos nos equivoquemos a gusto y placer en los análisis, en la lectura de la realidad. A lo que me refiero, concretamente, es a quienes están absolutamente seguros que lo que jamás sucedió por fuera de la impiadosa imaginación de los relatores de la realidad, de los exegetas de las oscuras intenciones, es una verdad revelada que se debe imponer a los gritos, prepotente e irrespetuosamente.

Lo más dramático del asunto es que cuando se confirme que todas las pericias realizadas en la investigación de la muerte del fiscal Nisman indiquen que se suicidó, igual la mayoría seguirá afirmando que fue un crimen.
Y en esto no podemos ser tan insensatos de culpar exclusivamente a la inmoralidad de la prensa opositora, y la irresponsabilidad de la mayoría de la dirigencia opositora, porque hasta la presidenta y la mayoría de la dirigencia oficialista abonó esta idea, con necedad imperdonable.

Cuando sea tarde y comprobemos lo irreparable del daño realizado por nuestros errores, los propios y los ajenos que también son nuestros, no nos quedará más remedio que empezar a ser un poco más humanos, ya no para errar, sino para empezar a actuar de una buena vez de manera sabia e inteligente.
Ojalá que entonces, no sea tarde.


Finalmente, con todo respeto y cariño, pregunto si en vez de que los fiscales convoquen a una marcha del silencio, no sería mejor que se llamen a silencio, y se convoquen a ellos mismos a investigar y presentar pruebas para que la impunidad no siga disfrutando de buena salud en nuestra patria.
En vez de politizar la justicia, o judicializar la política.




Qué alegría, vivir sintiéndose vivido. Rendirse a la gran certidumbre, oscuramente, de que otro ser, fuera de mí, muy lejos, me está viviendo...
...Y todo enajenado podrá el cuerpo descansar quieto, muerto ya. Morirse en la alta confianza de que este vivir mío no era sólo mi vivir: era el nuestro. Y que me vive otro ser por detrás de la no muerte.
(Pedro Salinas)