domingo, 20 de diciembre de 2015

Lo único de lo que realmente disponemos

"Flaco, no te pongas triste, todo no fue inútil, no pierdas la Fe.
En un cometa con pedales, ¡Dale que te dale! Yo sé que has de volver."

Nuestra historia, es nuestra memoria.


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Hasta hace unos días muchos insensatos se quejaban de que con su trabajo aportaban a "pagar la fiesta" de los nadies, de los pobres, de los menos afortunados.
Ahora todos, los que queremos desarrollar el estado del bienestar, aquellos nadies, y también los necios que se quejaban, vamos a tener que pagar la fiesta de los ricos, del establishment, la clase alta, y el 10% de los salarios más altos.

Nosotros, el otro 80% de los ciudadanos, tendremos que pagar la fiesta que está apenas comenzando, y pretende ser excesiva, ilimitada.


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Ayer, en la fiesta anual de la consultora para la que laburo, conversando sobre la actualidad política económica, explicaba que mi evaluación va a ser muy sencilla, y que de momento ésta era negativa porque nos estaban metiendo la mano en el bolsillo, toda vez que la devaluación de manera inevitable transferirá una parte sustancial de nuestros salarios hacia las cuentas de unos pocos, los mismos de siempre, cuando me dijo un compañero:
"y, sí, pero alguien tiene que pagar la corrección del tipo de cambio...";
entonces le respondí, casi sin pensar, simplificando:
"yo no, a mí no, paga vos la devaluación si querés, a mí que no me la cobren...".

No hubo respuesta, no podía haberla, volvimos a hablar todos de fútbol.

Está lleno de insensatos que se merecen que los gobierne Macri.


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Lo viste. Seguro que vos también, alguna vez lo viste. Te hablo de ese eterno ciclista solo, tan solo, que repecha las calles por la noche. Usa las botamangas del pantalón bien metidas en las medias, y una boina calzada hasta las orejas, ¿te fijaste?... Nadie sabe de dónde cuernos viene; jamás se le conoce a dónde diablos va. De todos modos, si lo vieras pasar, mirálo con mucho amor. Puede que sea, otra vez...

♫♪
El flaco que tenía la bicicleta blanca
Silbando una polquita, cruzaba la ciudad,
Sus ruedas daban pena, tan chicas y cuadradas
Que el pobre se enredaba la barba en el pedal.
Llevaba de manubrio, los cuernos de una cabra,
Atrás, en un carrito cargaba un pez y un pan,
Jadeando a lo pichicho, trepaba las barrancas
Y él mismo se animaba, gritando al pedalear:
“¡Dale, Dios!... ¡Dale, Dios!,
meté, flaquito, corazón.
Vos sabés que ganar
no está en llegar, sino en seguir”
♪♫

Todos, mientras tanto, en las veredas, revolcándonos de risa. ¡Lo aplaudimos a morir! Y él, con unos ojos de novela saludaba, agradecía y sabía repetir...

♪♫
“¡Dale, Dios!... ¡Dale, Dios!
¡Dale con todo, dale Dios!”
♪♫

Pero, cierta noche, su horrible bicicleta con acoplado entró a sembrar una enorme cola fosforescente... ¡Increíble! los pungas devolvían las billeteras en los colectivos, los poderosos terminaban con el hambre, los Ovnis nos revelaban el misterio de la paz, el intendente en persona rellenaba los pozos de la calle. Y hasta yo, pibe, yo que soy las penas, lloré de alegría bailando bajo aquella luz, la polka del ciclista...

♫♪
Después, no sé, te juro, por qué siniestra rabia,
No sé por qué lo hicimos, ¡Lo hicimos sin querer!,
Al flaco, pobre flaco, de asalto y por la espalda
Su bicicleta blanca le entramos a romper.
Le dimos como en bolsa, sin asco, duro, en grande,
La hicimos mil pedazos y al fin, yo vi que él,
Mordiéndose la barba gritó: “¡Que Yo los salve...!”
Miró su bicicleta, sonrió, se fue de a pie.
♪♫

Mi viejo Flaco nuestro que andabas en la Tierra. ¿Cómo te olvidaste que no somos ángeles, si no hombres y mujeres?
♫♪
Flaco, no te pongas triste,
Todo no fue inútil
No pierdas la Fe.
En un cometa con pedales,
¡Dale que te dale!
Yo sé que has de volver.
♪♫


El 19 de diciembre lo recordamos, como todos los días.
El Pocho está en nuestra historia, sigue en nuestra memoria.




Imagen: Jorge González Perrin - Pintura colectiva - Nestor Kirchner





Lo queramos o no, sólo tenemos tres alternativas: El ayer, el presente y el mañana.
Y ni siquiera tres, porque como dice el filósofo el ayer es ayer, nos pertenece sólo en el recuerdo: A la rosa que ya se deshojó no se le puede sacar otro pétalo.
Las cartas por jugar son solamente dos: el presente y el día de mañana. Y ni siquiera dos, porque es un hecho bien establecido que el presente no existe sino en la medida en que se hace pasado, y ya pasó..., como la juventud.
En resumidas cuentas sólo nos va quedando el mañana: yo levanto mi copa por ese día que no llega nunca, pero que es lo único de lo que realmente disponemos.
(Nicanor Parra)

2 comentarios:

  1. Rafa y... la pucha, no sabés cómo estoy llorando!

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    1. ...no te pongas triste, todo no fue inútil, no pierdas la Fe...

      Abrazo Rusa,

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