Yo también lloré.
Orgulloso. Incontenible. Varón.
Como el fútbol, la redonda, el Diez.
Contemplando impotente el vacío inabarcable donde quedó llorando mi corazón destrozado.
Anhelé, créanme, haber sido al menos por un momento hincha de Boca.
Agradecí sin embargo, nacer en el Río de la Plata.
Un momento dudé, lo confieso. Quedé sin certezas, invadido.
Será cierto entonces que Dios existe... y se llevó la diez para siempre.
No queda lugar para la razón, sólo sentimiento.
Ahora comprendo cuál es mi religión.
No habrá ninguno igual, no habrá ninguno.
El cielo se hizo Diego y desde ahí nos mira el fútbol. Él es el fútbol.
Sentí la felicidad envolverme suave, húmeda.
Gracias Gordo. Gracias por el fútbol.
(Poema escrito al finalizar el homenaje oficial a Diego Armando Maradona en cancha de Boca Junior)
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