Ésa era su obsesión.
Cada vez que se levantaba una mina, le empezaba a encontrar defectos.
Que la voz muy aguda, que las tetas chicas, que muy alta, que muy aburrida, que no tiene personalidad, que habla mal, que no tiene inquietudes, que es fea.
Nos cansamos de buscarle pareja, ninguna le gustaba.
Murió soltero, virgen, y muy triste.
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