domingo, 4 de septiembre de 2011

Yo sé que ahora vendrán caras extrañas

Parece evidente que la oposición está ausente. Prefiere esconderse tras la negación de la realidad. Tras las pilas de artículos periodísticos que pretenden darle letra. Afortunadamente en el staff económico del oficialismo, y entre los intelectuales, economistas y periodistas especializados identificados en distintos grados al momento político y económico, se está abriendo el debate de cómo corregir lo que no va bien, cómo revertir las debilidades, y cómo seguir explotando con acierto las fortalezas. Y si pensamos que hemos mejorado mucho, pero la realidad social sigue siendo en muchos casos dramática, es saludable que así sea. Muy saludable y muy de agradecer.

Aquí aporto un par de buenos ejemplos de esto que arriba comenté, donde en sendas notas se destaca el magnífico momento político, propicio a encarar las grandes transformaciones que aún faltan, que son imprescindibles para que Argentina sea definitivamente un país vivible, porque además se están sumando actores impensados a darle fortaleza a la presidenta.


Para empezar la magnífica nota de Alfredo Zaiat, "Amores al 50". Comienza así: "El comportamiento del mundo empresario en las dos últimas semanas pasará a estudiarse en las aulas del management moderno como “amores al 50”. Los resultados de las elecciones del 14 de agosto provocaron un repentino reconocimiento a la Presidenta, al Gobierno y a su política económica. Los principales protagonistas del supermercadismo se reúnen y adelantan un consumo creciente motivado por el mayor poder adquisitivo de la población, afirmando además, desafiando el índice garabateado de las consultoras de la city, que la inflación está bajo control. El titular de la Federación Agraria, Eduardo Buzzi, archivó la carpeta de agravios e ironías para mostrarse sonriente junto a los ministros Amado Boudou y Julián Domínguez, contento porque se erigirá un monumento por el Grito de Alcorta. El grupo de las seis cámaras patronales más relevantes emite un comunicado conciliador. Por haberse ausentado de la primera clase de la materia sobre el 50 el tambero Hugo Biolcati, titular de la Sociedad Rural, desentonó con la frase patrón de estancia del plasma y el voto. Sus pares rápidamente le enseñaron la lección y lo acomodaron en la nueva platea. Quien más rápido aprendió la asignatura fue el presidente de la Unión Industrial, José Ignacio de Mendiguren, quien en la cena de festejo del Día de la Industria, realizada en un inmenso salón de Tecnópolis, fue tan enfático que no dejó espacio para alguna réplica en el discurso posterior de Cristina Fernández de Kirchner."

Y, también de la edición del domingo 04 de septiembre de Página/12, un compilado de Raúl Delatorre, llamado "Yo sé que ahora vendrán caras extrañas", que encabeza: "Los gestos cordiales y de reconciliación de la dirigencia empresaria son casi constantes en las últimas semanas. Tres dirigentes con fuerte vinculación al mundo empresario analizan razones políticas y de conveniencia.". En donde Francisco Dos Reis, titular de la Asociación Pyme, considera que “todavía no hay una alianza estratégica entre el Gobierno y la producción”, pero reclama que sea la prioridad en la nueva etapa. Luego Enrique Martínez, presidente del Instituto Nacional de Tecnología Industrial, hace un repaso de los intereses en juego en cada sector empresario y los que están más cerca de ser parte de “una alianza natural” con el Gobierno en la futura etapa. Y finalmente Pedro Peretti, dirigente de Federación Agraria, marca diferencias entre los que se identifican con el discurso del Gobierno “por convicción” y los que lo hacen por “especulación política”. Entre estos últimos, anota a los que se beneficiaron de la ausencia de una legislación antimonopólica.



Julio Sosa - Cambalache y Sus ojos se cerraron.

Como para darle un toque personal a esta entrada, querría cerrarla diciendo que me fui de nuestro amado país hace ya 8 años, convencido de que Argentina desaparecería aplastada bajo el peso de su deuda externa, angustiado porque la desocupación que en ese momento era de casi el 25% parecía ser irreversible, desesperado porque la pobreza que superaba largamente el 50% era un estigma que se mostraba definitivo. Me fui convencido, y con profunda tristeza, de que nunca volvería ni desearía jamás volver.
Y sin embargo la Argentina de hoy, llena de problemas, lo sé, converso a diario -incluso por teléfono- con amigos y familiares que se quedaron allá, me invita a volver. Me he convertido en un fanático de las estadísticas y de la lectura de prensa económica, y les aseguro que cada día que pasa tengo más ganas de volver. Más me convenzo de lo equivocada de mi decisión -que tomamos fundamentalmente pensando en nuestra hija-.
Si la Argentina del 2003, cuando me fui, hubiera sido la del 2011, no habría tomado la decisión de venirme a España. Si todo me sale como espero, a mediados de 2012 estaremos preparando el viaje de regreso. No soy ingenuo, y sé lo que hay, pero también sé que el camino que tomó el país, si no cometemos errores graves, si aprovechamos con inteligencia la enorme oportunidad que se nos presenta, nos permitirá recuperar la categoría de país vivible.
Con el tiempo; y eso, creo, que está bastante claro.

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