domingo, 7 de septiembre de 2014

Recuerdos sin imagen

Texto de la viñeta del genial humorista gráfico español, conocido como "El Roto": "...en una economía verdaderamente libre, el pago de los salarios debería ser opcional."


Leo en un blog sobre economía patrocinado por el periódico catalán La Vanguardia, un artículo llamado "Pruebas de que la política monetaria solo compra tiempo".

"Resumiendo: cuando uno pide prestado, está solicitando tiempo para hacer un negocio o recuperase de una situación adversa. El dinero en sí mismo no crea empleo si uno no sabe qué hacer con él o si los riesgos son tan altos que lo normal es que uno quiebre. Si además unimos que dejamos de lado las acciones que nos hacen ser competitivos desde el punto de vista real (I+D+i) y fiamos nuestra competitividad a bajadas de salarios, tarde o temprano entramos en un círculo vicioso que nos llevará a menos consumo y más desempleo, por mucho dinero que emita nuestro banco central."

Cualquier parecido con el pasado, o el futuro potencial de Argentina, no es producto de la casualidad.


El artículo relata, desde el punto de vista de quien lo escribe, naturalmente, lo que sucede hoy en España, y destaca la insensatez de esperar que con una determinada política monetaria resolverán la crisis. La hipótesis, que comparto, es que ni con esta ni con ningún otra política monetaria la resolverán, porque pese a lo que algunos necios pretenden las políticas monetarias no resuelven crisis, a lo sumo las provocan.

Por otro lado destaca que el sobre endeudamiento actual del estado español es algo que inevitablemente lo terminarán pagando, y será a un alto costo. El artículo no lo dice, pero el fondo de sustentabilidad de las pensiones españolas, la plata de los jubilados en la jerga de la medianía argent(in)a, está colocado en algo así como un 99% en deuda pública española, lo que pre-anuncia inevitables dificultades para los futuros jubilados españoles, tales como ajustes en la remuneración, o aumentos de la edad mínima para acceder al beneficio.

La emisión actual del BCE para salvar la rentabilidad de la banca privada también es un salvavidas de plomo. En otro párrafo explica como la emisión genera otro tipo de inflación, que oportunamente padecimos en nuestro país, que se da por el diferencial generado por la bajada generalizada de salarios. En otro orden también señala que lo que mide el IPC no representa el aumento del costo de vida de los ciudadanos (nunca me cansaré de destacar que no se debe confundir inflación estadística con inflación de bolsillo, ni en España ni en Argentina).

Finalmente, algo de lo que no habla el artículo, pero de todos modos es interesante analizarlo toda vez que la experiencia cotidiana nos conduce a ello, una conclusión que podríamos sacar comparando las experiencias española y argentina, es que la emisión debe estar respaldada por producción. Tanto si es emisión de deuda como de billetes. La emisión sin respaldo genera más tarde o más temprano dificultades a la economía, sea por aumento de precios o baja de salarios, y como siempre sucede, esas tormentas las aprovechan mejor los más fuertes. Podemos debatir acerca de cuánto de esto sucede en nuestro país, y a partir de cuándo, pero podemos apostar sin temor a equivocarnos a que al final del camino sucederá si el estado pierde poder de intervención, lo que sí está sucediendo.

El error del estado argentino es financiar gastos administrativos con emisión, y que la emisión sea superior a la inflación estadística. Esto es aceptable por un corto período de tiempo, pero si se extiende por largos períodos finalmente se desbalancea la economía real.
Cambiemos el foco, probablemente no haya sido un error, quizá la situación de extrema complejidad nos llevó más allá de lo deseado en medidas cortoplacistas que devinieron en mala praxis.
Aún así, esto que afirmo se comprueba claramente observando que el actual ministro de economía, Axel Kicillof, claramente quien más sabe de economía real de entre los designados durante la gestión de Cristina Fernández, intenta por todos sus medios recuperar la línea que le permitió a la actual gestión de gobierno la mayor redistribución del ingreso que yo recuerde. No es fácil, y quizá no lo logre. Pero la decisiones de Kicillof son claras en cuanto a su evidente pretensión de recuperar la armonía macroeconómica, tal y como recomienda el maestro Aldo Ferrer.




La mitad del corazón la ocupan recuerdos sin imagen, pequeños santuarios submarinos.
En la otra viven sin permiso cosas como rayos de sol, mañanas de color azul, libros polvorientos.
Digamos que no hay bandera, sólo tiempo que llenar, tiempo para mirar, y no otra cosa espera la Resistencia.
(José Daniel Espejo)

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