domingo, 1 de abril de 2012

La indignación de los doblevaras confortablemente insensibilizados

No enteramos de que el secretario de Estado de Seguridad español, Ignacio Ulloa, censuró las imágenes aéreas de la marcha del 29-M. Éste dio sin sonrojarse la orden de que un helicóptero contratado por la empresa Overon que se encargaba de hacer la cobertura de dicha manifestación sindical en Madrid, entre el Paseo del Prado y la Puerta del Sol, dejara de tomar imágenes cuando apenas llevaba veinte minutos en el aire.
Parece que al recibir la orden de abandonar la transmisión de imágenes, el aparato trató de situarse en otra zona próxima al itinerario de la manifestación, interpretando que el vuelo podría interferir puntualmente con alguna maniobra del helicóptero de la Policía que acompañaba el recorrido desde el inicio de la manifestación.
De inmediato, se comunicó taxativamente al helicóptero que debía de tomar tierra, por lo que la aeronave abandonó el espacio aéreo sobre la manifestación, dejando de transmitir las imágenes a las distintas televisiones, lo que provocó que el Canal 24 horas no pudiera ofrecer a sus espectadores las espectaculares imágenes aéreas que se estaban captando.
El resto de televisiones internacionales que disponían de la señal y las imágenes tomadas desde el aire se vieron sorprendidas por la repentina interrupción.

Esto sucedió en España y no tuvo mayor repercusión ni provocó indignación en los medios españoles, ni en los medios argentinos evidentemente.
Ahora, imaginen por un momento que esto suceda en algún que otro país de Sudamérica que yo me sé: alguien tiene alguna duda de que los medios de comunicación españoles, y argentinos evidentemente, gastarían miríadas de litros de tinta "informando" sobre las inaceptables restricciones y los groseros ataques a la libertad de prensa de los gobiernos populistas de la región.
La de doblevaras que se indignarían. Mucho se indignarían.

Esto nos plantea nuevamente la cuestión de la libertad de expresión, de opinión, de información y de prensa. Los límites, la necesidad de su defensa, y la diferencia entre cada una de estas. Francamente creo que lo único realmente democrático que un gobierno puede hacer para favorecer la libertad de información y de opinión, es subvencionar los medios de información cooperativos, alternativos, formales, pequeños y medianos, al mismo nivel que a "los grandes" con publicidad oficial. Es decir, ignorar las pautas tradicionales, y darle lo mismo a todos, ejerciendo discriminación positiva hacia los pequeños. La TV pública está bien, porque alguien tiene que hacer promoción de los actos de gobierno (incluso manipulando como en el caso de España). Pero habría que determinar por ley, o quizá mediante reforma constitucional, que todos y cada uno de los medios de comunicación desparramados por todo el territorio nacional puedan vivir independientes de los poderes económicos. Por ley, para que la pauta publicitaria oficial no dependa del humor del gobierno. Aún así encontrarán la forma de favorecer a algunos más que a otros, así es la vida. Pero sucede en la vida real que los poderes económicos (el verdadero poder con potencia de fuego, que nadie se confunda) se terminan quedando con todos los micrófonos, y calla todas las voces que no les interesan.
Es mi humilde opinión, claro.




¿A vos también te paraliza, y te llena de gozo, esa sensación de confortable insensibilidad?

2 comentarios:

  1. No existe tal "doblevara".
    Los medios oligopólicos, a nivel local o internacional, que en definitiva son lo mismo, unicamente están interesados en el discurso único. Todo lo que pueda demostrar que sus intereses pueden ser vulnerados ó que hay un manifiesto descontento con las políticas que ellos defienden, será automáticamente disimulado, ocultado ó tergiversado agitando la sempiterna "libertad de expresión" y poniendo bajo un manto a su "libertad de empresa".
    Lo vemos diariamente aquí. Y, por lo visto, allá en la gentil, evolucionada y culta Europa, sucede exactamente lo mismo.
    ¡Es la DERECHA, tontito!

    Saludos
    Tilo, 70 años

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    1. Así es Tilo, en los medios no existen los doblevaras; basta para comprobarlo lo inexacta que es la cobertura de la política sudamericana de los grandes medios europeos, y lo parecida que es a la "mirada" de los medios de comunicación argentinos que entre otras cosas se dedican al negocio de la información (nada es casual amigo mío). Sin embargo algunas personas de nuestro alrededor todavía se comen ingenuamente la cantinela de la libertad de prensa. Y sí, es verdad, son los intereses económicos, estúpido.

      ¡Gracias por la visita!

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