Muchos toman decisiones, eligen qué camino tomar, en defensa de lo que firmemente creen que alguien hará, o no hará. Según le contaron: algún relator, o sus prejuicios. Relatores que habitualmente se eligen desde la humana necesidad de certezas, exigiendo que su relato se ajuste al previamente reivindicado. Que ratifique la verdad que ya les es propia. Es decir: que se parezca al propio prejuicio.
También se decide en oposición a aquello que se sospecha son las oscuras intenciones de éste, o aquellos, frecuentemente más allá de las evidencias. O quizá, en respuesta a alguna actitud que fue diferente a lo que el propio prejuicio creyó debería ser, aún contra los hechos, quizá no contados, pero siempre comprobables.
Algunos, incluso, no distinguen si la elección trata de lo importante, es decir: la propia vida, o si refiere a aquellas decisiones sobre lo comunitario, incluso a las cuestiones políticas.
Cierto que es inevitable que nuestra mirada sea tamizada por nuestro propio sesgo, que ajusta aquello que vemos a nuestros propios colores vitales. Claro que también podríamos, algo claramente recomendable, consultar los instrumentos disponibles, para que nos ratifiquen el rumbo, o lo cuestionen.
Por mi parte, intentaré decidir en función de lo evidente, de lo que los datos permiten inferir va a pasar. Contrastando y analizando: tanto los datos como las sospechas. Lo disponible, lo que está a simple vista, y lo que subyace. Naturalmente que me puedo equivocar, pero los datos de la realidad son mejores compañeros que las fábulas, las anécdotas indemostrables, o los relatos inverosímiles.
Siempre escuchemos a Ockham: otro buen compañero de ruta, que nos ayuda a no perder tanto tiempo en lo accesorio.
Imagen: Ernest Descals.
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El domingo miré, sobre todo escuché, 678, un programa que casi nunca veo, entrevistando a Daniel Scioli. Algunos militantes del FPV se quejaban durante su emisión de la dureza del interrogatorio al que sometieron al candidato a presidente.
No me pareció mal, es una catarsis necesaria. Para que el FPV se encamine en sólida unidad a ganar las elecciones en octubre, asumiendo cono válido y necesario el objetivo de continuar con actual proyecto político en ejercicio dele gobierno, hay que decirse todo ahora.
Cierto que este programa representa la opinión se un sector minoritario del FPV, pero es intenso. Y para que Scioli gane las elecciones no sólo debe hablarle a quienes votaron al FPV en 2015 pero no en 2013, también debe hablarle a ese grupo de militantes del FPV que lo va a votar con dolor, y también al pequeño grupo que declara que votará en blanco. Por esto es que creo que le faltó a Scioli dirigirse más directamente a esos que le reclamó Barone. Hay que darse tiempo, y dejar en claro que todo el FPV está junto, y para eso, antes se debe dejar claro dónde es eso, cómo, porqué y para qué.
Hay que tener en cuenta que con el nivel de negación que tienen algunos, actitud rayana al despecho, les va a costar mucho tiempo escuchar la realidad, leer lo que hay y lo que viene.
Quedan cuatro meses. Y si no, habrá ganar con el equipo que está.
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Luego de tantos análisis, debates, discusiones, decepciones, alegrías, certezas, esperanzas, finalmente podré votar a Taiana.
Todos están adentro. No sólo los números de la economía tienen que cerrar con la gente adentro; también las listas del FPV.
Cristina Fernández es una arquitecta audaz, ingeniera precisa, estratega lúcida, por mucho que se le pretendan negar atributos.
Logró una síntesis inteligente y sabia. Parada en la realidad, sin olvidarse de la construcción del futuro.
El mejor posible.
No hay una guerra, hay una conquista. O avanzan las sombras o avanza la luz. No es indiferente, no es azar. Es una conquista, sin arrebatos, real. Una elección simple siempre, y un resultado creciente en la mirada y en la piel que alumbra o empaña tu cuerpo y alma, a otros cuerpos y almas que te alumbran o empañan.
(Fabiana Martínez)
martes, 23 de junio de 2015
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