sábado, 24 de octubre de 2015

Dormir eternamente sobre este viejo banco

Cuando alguien te cuestiona una idea, debés tener en claro antes de ponerte a la defensiva, que es imposible que puedas tener razón en absolutamente todo lo que opinás. No sólo es imposible, también es peligroso. Cuando tenemos razón, tenemos razón en el balance, sólo en el balance. Incluso Macri, Nelson Castro, o Altamira, hay cosas en las que tienen razón. Nadie hace todo mal, nadie hace todo bien.

Esto puede parecer banal, de perogrullo, pero observo que en general los debates terminan en discusión por este miedo a estar equivocado. Sienten pánico ante la posibilidad de no portar la verdad indiscutible, iluminada por el infalible. Quizá por eso muchos cuestionan lo que dice alguien, sin basar el análisis en lo que se dijo, sino por lo que hace 15 años fue dicho. Fotos como argumentos. Acosados por el despecho.

Quiero decir que no pasa nada si alguien se equivoca. No somos ni menos inteligentes ni menos analíticos. Cuando tomás una decisión, existe la posibilidad de que te equivoques. Cuando elegís un candidato, más de lo mismo. Cuando asumís una ideología también. No es exclusivo de los pibes, ni de los viejos esta propensión a la intolerancia al fracaso.

Aceptemos la posibilidad de que no somos infalibles. Asumamos como inevitable que aquellos a quienes designamos para liberarnos, o para gobernarnos, son seres humanos que aciertan y erran. Si los elegimos será entonces porque en promedio aciertan más de lo que erran.

No sólo viviremos más felices, también nos equivocaremos menos.


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Silvina Batakis, la economista que en caso de ser presidente designaría Daniel Scioli al frente del ministerio de economía, se define a si misma como keynesiana y schumpeteriana. Como para irnos preparando.

“La introducción de nuevos métodos de producción y de nuevas mercancías difícilmente podría concebirse en una situación de competencia perfecta —y perfectamente inmediata— desde el comienzo. Y esto quiere decir que la mayor parte de lo que llamamos progreso económico es incompatible con ella [...]. A este respecto, la competencia perfecta no solo es imposible sino inferior y no tiene ningún derecho de ser puesta como un modelo de eficiencia ideal.”
J. Schumpeter

¿Neoliberal? ¿Derecha? ¿Menemismo? Pues no, ya ves que no.


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Lejos quedó la idea de irse para salvarse. La Argentina se encuentra entre los países de América latina que menos hijos tienen viviendo fuera de sus fronteras, según un informe que difundió la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), durante la Conferencia Regional sobre Población y Desarrollo que se realiza en México hasta hoy. En el otro extremo, figura como el país de la región que más emigrantes recibió: el 4,5% de su población nació en otro país, 1.806.000 personas. Los argentinos que viven en el exterior son 710.000 y representan el 1,8% de la población. Esto significa que buena parte de los argentinos que se fueron a vivir al exterior durante los años de la crisis, a partir de 2001 -cifra estimada en 800.000 personas por la Organización Internacional para las Migraciones-, regresaron al país.

Soy testigo, y ejemplo, de esto.

Menos del 2% de los argentinos vive afuera


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A horas de votar el domingo, en medio de un debate con un amigo, enojadísimo con la realidad, al que le recomendé que vote a Margarita, recordé, y se lo recordé, que Don Raúl tenía una idea de gobierno parecida a la del actual proyecto en el gobierno.
En los primeros años de gestión para dejarlo claro él decía que su libro de cabecera era "Vivir con lo nuestro" de Don Aldo Ferrer. Después, no pudo, no supo o no quiso. Después se asustó, se resignó, y fue radical.
Pero si quieren revindicar a Alfonsín, el lugar es el FPV.
Ningún gobierno revindicó al Alfonsín que Don Raúl quería ser más que los de NK y CFK.


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Macri cerrando la campaña. Su público cantando "si se puede, si se puede". No es un estruendo, pero se nota entusiasmo. Y Mauri se envalentona y dice: "esa música, esa música para nuestros oídos"...
Y se lo creyó, y empieza a tirar frases que le suenan a peronismo.
Es peor de lo que yo pensaba...

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A veces me entran dudas, y me planteo si realmente será el FPV la mejor opción para las próximas elecciones. Es en ese momento, entonces, cuando evalúo las alternativas, contabilizo los enemigos del FPV, y se me pasa. Estas semanas fue estruendoso.
Siempre me lo dejan claro.


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Este domingo, todos apoyando a los de celeste y blanco.

Tenemos que vencer a los de amarillo: con coraje, y haciéndolo mejor.

Vamos a taparlos de votos.



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Tengan en cuenta este concepto, que me parece que el domingo va a jugar un papel: "el voto cansancio". Hay gente que ya está cansada de tantas elecciones (creo que casi todos), y si al final va a ganar Scioli (más del 70% cree que va a ganar, lo voten o no), lo votarán el domingo para no tener que volver a votar en un mes.
Unos 2 ó 3 puntos creo que puede sumar.
No se extrañen si el FPV supera el 45%.


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Dejando claro que no comparto el punto de vista de Horacio González, y que el próximo domingo votaré con alegría y convicción, y sin ceguera, quiero decir que es legítimo y respetable votar a Scioli con desgano y tristeza.
Incomprensible, desleal, en cambio, me resulta la posición de algunos que, incluso revindicándose como kirchneristas, a esta altura pocos pero ruidosos, cortan la boleta a presidente y votan el resto.
Pero aceptar la decisión mayoritaria, acatarla, y recordar que no se comparte, es absolutamente leal, legítimo y democrático.


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Mañana votaré a Scioli, y a Kicillof, y a Taiana, y a Milagro, y a Zannini, y a mi hija, y a mi mujer, y a mis amigos, y a mi familia, y a mis compañeros, y a ustedes, a todos, incluso a los que no opinan habitualmente como yo.
Los votaré a todos, porque votaré pensando en el futuro, votaré por la consolidación del futuro, por la institucionalización del futuro.

Mañana, todos juntos: vamos a brillar, mi amor...




De la tarde de octubre bajo la luz gloriosa, en la fuente de mármol que el arrayán orilla, diluyen los cipreses su esmeralda herrumbrosa y la arcada del fondo su tristeza amarilla...
Mas, dentro de este otoño, hay tanta primavera en gérmenes; y es todo tan dulce y apacible, que antes de abandonarlo, mi corazón quisiera, oyendo el melodioso suspirar de la fuente y soñando con una Lindaraja imposible, sobre este viejo banco dormir eternamente...
(Francisco Villaespesa)

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