No importa a quien votes, no importa cuántos votos éste obtenga: el domingo será un día perfecto. Es el día en el que el pueblo decide, es el día de la democracia. Seguramente muchos pensemos que falta mucha más, que todavía estamos en deuda y nos falta construir más democracia directa. Pero aún así, luego de 32 años de maravillosa democracia, parados sobre todo lo que nos falta, es el día.
Les podés decir a la cara a todos cuál es tu verdad. No "la verdad", porque ésa no existe. La tuya, que es la que vale, que es la cierta. Y después volver ostentando una inmensa sonrisa.
Si no gana aquel en el que depositas tu confianza y tu esperanza mediante tu voto, no te quejes: seguí votando con alegría. Puede que tengas razón, y te falten argumentos. O puede que no tengas razón, y lo que te falta es humildad para reconocer la realidad. Y si al final del día te vas a saltar y a bailar, bueno, esa ya es otra historia, que seguramente ya será parte de la historia.
Por mi parte, como cada vez que concurro a expresar mi opinión en una urna, votaré con alegría. Votaré emocionado, porque siempre me emociona votar con el deseo de mejorar la vida de mi familia, de mis amigos, de mis compañeros. No existe otro camino para llegar al país que soñamos, al país de la equidad y la libertad, más que la construcción política. En el mundo real, el lugar que uno no ocupa, lo ocupa otro.
No cuestiono tu voto, cualquiera haya sido tu decisión. Ojalá estés tan alegre como yo. Aún nos quedan años emocionantes por delante: de consolidación, de profundización, de mejoramiento de nuestras vidas en democracia, cuya falta padecimos con tanto dolor. Agradezco estar en mi patria disfrutándolos.
Las grandes mentes debaten ideas, los hombres promedio los hechos, los mediocres discuten sobre otras personas. Nunca olvidés que los malos gobiernos pasan, y que los buenos también pasan. Las leyes, las buenas y las malas quedan, aunque podemos aspirar a modificarlas. Pero lo que tiene que quedar son los amigos. Así que no seas fanático, no seas boludo: no le faltes el respeto a un amigo, no lo insultes, sólo porque tiene una mirada diferente a la tuya sobre la realidad.
Debo decir que a mí no me gusta la palabra tolerancia. Yo no quiero tolerar al que es diferente de mí, intento aceptarlo. Y no me gusta que me toleren, quiero que me acepten. Así que no seamos boludos, aceptémonos, y vayamos hacia adelante, que la vida pasa, y nunca vuelve.
Ojalá no nos consuma la mediocridad, y seamos más felices...
Solo tus dedos quitan sinsabores que la sonrisa trémula propicia, cuando me miras con esa malicia que de mis penas roba los temores. Pasa tu mano cálida en mi frente. Rompe de mi amargura las cadenas, acariciando dulce y suavemente.
(Carlos Exteba)
sábado, 24 de octubre de 2015
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