Veo que luego de las elecciones del último domingo, las groserías y faltas de respeto que proferían los que antes se consideraban perdedores sobre los que creían eran los ganadores: que eran una chusma de la peor calaña, unos ignorantes, unos burros, ahora ha cambiado de dirección, y quienes antes se creían ganadores, que ahora se creen perdedores, las descerrajan insensatamente contra los anteriores.
El juego de la democracia hace que de todas nuestras verdades debamos decidir cual gobierna a las otras, en tanto todas no pueden gobernar en simultáneo. La lucha de intereses se define democráticamente. Claro que a veces nos equivocamos al elegir quien representa los nuestros, y que algunos tienen más poder para defender sus puntos de vista. Pero nadie tiene derecho a faltarnos el respeto por eso. Si el otro piensa diferente, no es un imbécil, no es un enfermo, no es un ignorante, simplemente piensa diferente. El otro no es de la peor calaña simplemente porque cree en relatos distintos a los que uno cree. Si piensa distinto, es porque evalúa honestamente que las cosas son llanamente diferentes de como uno las ve. Quizá está equivocado, o quizá tenga razón. Esa es nuestra decisión. Nadie es más ni mejor que el otro para faltarle el respeto negándole validez o entidad a su voto, es decir, a su decisión.
Además, quién les dijo que va a ganar Macri, o que va a ganar Sioli. Eso se definirá en un ballotage, donde volveremos a decidir, todos, y sólo sobre la categoría presidente de la nación. Con entusiasmo, con resignación, o con negación. Cada uno sabe porqué, y nadie tiene derecho a cuestionarlo por la decisión que toma. Y lo que se decida, todos deberán respetarlo. Así como siempre consideré inaceptable, una grosería de mal gusto, que los que detestan al actual gobierno no acepten la decisión libre y democrática del pueblo cuando elige, lo mismo es en el caso inverso, si el pueblo decide que quiere probar otro camino, es inaceptable, una grosería de mal gusto, que no se acepte esa decisión, y se la atribuya a debilidad mental, o a estupidez. Ciertamemte, luego de 12 años se gobierno de un mismo signo, es natural que exista deseo de cambio.
Hasta ahora, desde nuestro regreso de España, todos nosotros, nuestra familia, nuestros amigos, todos tenemos trabajo. Al menos a los que yo conozco, a todos nos va relativamente bien. Esperemos que eso no cambie, gobierne quien gobierne. Si llegara a gobernar Macri, desde mi punto de vista, lo más probable que nos empiece a ir peor, porque la lógica de gobierno de la derecha es defender unos determinados intereses, que habitualmente están enfrentados a los de quienes vivimos de un salario, como nosotros. Ojalá me equivoque, y a fines de 2016 todos sigamos igual que ahora: trabajando, yendonos de vacaciones regularmente, saliendo a pasear, comprando ropas nuevas, mejorando nuestras vidas. Y a fines de 2017. Sinceramente, ojalá me equivoque y no suceda lo que barrunto como más probable: que Macri y la prensa del poder establecido comience una caza de brujas para aplastar la voz de todos los que creen (creemos) en modelos diferentes al dominio del capital financiero sobre el productivo. De todos modos, cualquier cosa que pase, que nos vaya horrible, o que se disminuya la libertad de expresión, no será responsabilidad de los que votaron al PRO. Pensar eso sería una mediocridad. Como sería una mediocridad si sucediera que gana el FPV, y con Scioli en el gobierno nos fuera horrible, lo que nadie puede descartar, culpar a quienes lo votaron.
En el haber de cada uno de nosotros, y cuántos más años tengamos, más grande es el número, tenemos muchos votos equivocados, incluso alguno vergonzante. Pero en todos los casos, ese voto fue emitido con la convicción de que era lo mejor en ese momento específico. De modo que no seamos boludos, respetemos a la gente que queremos. Y a los que no queremos también. Los malos gobiernos pasan, los buenos también pasan, lo único que tenemos, y nos queda, es a esas personas con las que compartimos la vida.
Tengamos menos ganas de pelear, de chicanear, de tener razón, y más de entender.
Intentemos ser felices, que lo demás no importa nada.
El universo tiene un cubo de basura y el viento es el trapo que limpia el polvo olvidado que ensucia las cristaleras plateadas de las estrellas. En ese polvo están tus huellas secretas, tus pisadas en puntillas, tus pasos indecisos, tus abrazos furtivos, tus reproches amontonados.
(Carlos Etxeba)
martes, 27 de octubre de 2015
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