viernes, 16 de octubre de 2015

Donde las noches arden como tabacos negros

Anoche fuimos a cenar a una parrilla con amigos. Inevitable, un par en contra del gobierno. Alguno muy antik. Todo bien, la pasamos bien, y nos echaron porque cerraban y nos extendíamos con la tertulia. Cierto que la realidad no ocupó el centro de la escena, lo compartía con el recuerdo de viejas batallas.

La cuestión es que para cerrar, uno de estos hizo un chiste, diciendo que esta cena era como el actual gobierno: cuando nos sentamos era 2003, y ahora que terminamos alguien tenía que pagar, y que esos éramos nosotros, los de siempre.

Y luego de pensar un rato, concluí que tenía razón en cuanto a que la cena era un buen ejemplo del actual gobierno: porque al terminar tenemos menos hambre que cuando empezamos, la pasamos bárbaro, quedamos en encontrarnos de nuevo en el mismo lugar, alguno se quejaba porque le gusta la carne menos a punto, pero no dejamos nada porque estaba todo bueno.
Y lo mejor, entre los cinco gastamos 995 pesos, menos de 200 por persona, sin ninguna moderación en el consumo. Es decir, que la podemos pagar. No sólo, el mes próximo lo podemos volver a hacer. Algo que antes de 2003, al menos en nuestro caso, era impensado.

Así que para cerrar, vamos con otro brindis, para que tengamos muchos más asados y vino en nuestras vidas.


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La próxima, es la primera elección ejecutiva de la que voy a participar desde mi regreso a casa, hace más de tres años. Es decir que es la primera vez que votraré al FPV. Pero si lo hubiera votado, e imagino que les pasa a todos aquellos que lo hicieron, habría sido la primera vez en mi historia que el gobierno hace exactamente aquello que le ordené con mi voto.
Entenderán porqué no alcanza con anécdotas tan indemostrables como inverosímiles para que intente recorrer otro camino. Mientras me vaya bien, a mí y a absolutamente todos aquellos con los que comparto la vida, no me vengan con historias de locas pasiones, con saltos al vacío.

Es verdad: este es un gobierno de mierda que fue incapaz de hacer de Argentina el país más justo e igualitario del mundo. Pero este gobierno de mierda es el mejor gobierno de mierda que me haya gobernado, y no imagino ningún gobierno de mierda de los que lo cuestionan implacablemente que pueda tener los cojones para hacer lo que éste hizo, y sigue haciendo.
Sabrán disculparme lo poco ambicioso, me conformo con poco, me conformo con esto que jamás imaginé posible.

Este gobierno de mierda es el mejor gobierno de mierda que yo recuerde (tengo 54), y no me imagino a nadie de los que están en la oposición hacer un gobierno menos de mierda que el actual. A nadie. Ni a los dueños de todas las respuestas, ni a los dueños de las infalibles soluciones.

Me refiero concretamente a que el balance entre lo que se hizo y se hace muy bien, bien, regular, mal, muy mal, o directamente no se hace con sus diferentes consecuencias, es positivo, y de ningún otro que recuerde puedo decir lo mismo, ni puedo imaginar algún otro gobernando en los últimos años haciéndolo mejor en las mismas circunstancias.
Esto es evidentemente subjetivo, pero ciertamente tiene anclaje en la realidad objetiva con la que convivo, en lo cotidiano de mi núcleo más cercano, y del que lo rodea. Y del más lejano, aquel del que sólo me entero por los medios y no accedo de manera directa, también tengo un balance relativamente positivo, con matices.

Sólo deseaba dejar claro esto. Hablamos mucho, nos quedamos mucho en los detalles, somos máximalistas o mínimalistas, raramente buscamos el equilibrio entre la realidad y el deseo, asumimos posiciones de purismo, a veces insensato, y siempre nos parece que era fácil el partido y tenemos claras las consecuencias de las decisiones que se toman con el diario del lunes en la mano.

Quizá esto se deba a que hace muchos años, cuando era un pibe, sólo aceptaba la perfección, pero ahora sólo me interesa ser feliz.


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Ahora que se confirma que Batakis será la ministra de economía de un probable gobierno de Scioli, quería decir algo que hace varios días tengo en la cabeza: vuelve el concepto de sintonía fina que intentó sin exito Cristina Fernández para corregir los desajustes.
Muchos de estos desajustes los fue armonizando Kicillof. Todo lo que hacía falta, y que por diferentes motivos no se pudo hacer, pese a tener la claridad de que era necesario, se vislumbra en el horizonte.

No, no es la revolución, no es rock and roll: es la vida que nos alcanza.


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No es que me moleste, muy por el contrario: me encanta, pero no deja resultarme una situación risible ver tanta efusividad con el candidato del FPV en aquellos que cuando yo advertía que iba a ser el candidato, que a mí me parecía un candidato razonable, y que por consiguiente no era conveniente que lo insulten y, sobre todo, lo acusen de lo que no es, que ya suficiente con lo que efectivamente es, porque al final lo iban a votar (¿a quién si no?), me acusaban de operador sciolista, descerrajaban sobre mí las más estruendosas imprecaciones, y me gritaban argumentos infantiles.

Insisto: el candidato es el proyecto. Y lo sigue siendo.


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Este artìculo es muy interesante, porque podemos leer en el modelo vasco y sus concecuencias porqué es positivo, sobre todo hacia el futuro, el modelo que el FPV implementó en la última década.
También porque los argumentos con los que oportunamente lo enfrentaron son calcados a los que ahora usan.
Pero también porque el candidato a ministro de industria que propone Daniel Scioli, esto es: Julián Domínguez, se referencia fuertemente en el modelo vasco.
El modelo de desarrollo vasco, esta basado ademas de en la equidad social como principio de la armonía en la que se construye el desarrollo, también en el desarrollo de las PYMEs y en las cooperativas.


La lucha contra la pobreza en España: la excepción vasca





En una tierra impúber desnudarás tu canto junto al arroyo de las tardes. Tú sabes algún signo para pedir la lluvia y has encontrado yerbas que hacen soñar. Pero no es hora, duermen en tu pie los caminos.
Y danzas en el humo de mi pipa donde las noches arden como tabacos negros...
(Leopoldo Marechal)

6 comentarios:

  1. también tengo 54 años, y, aunque soy músico, me gusta la historia, y tener una perspectiva histórica... creo que éste que se termina es el mejor gobierno que hemos tenido en nuestros jóvenes 200 años. creo que dentro de 200 años la Cris será la mejor presidenta de la historia argentina, sólo espero que en ésos 200 años por venir haya aparecido alguien que se le parezca, aunque sea de lejos....

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    1. Estoy de acuerdo Gustavo: el proyecto que gobernó los últimos 12 años resultó probablemente lo mejor que nos pasó en la historia. Nestor y Cristina dos estadistas, inesperados, e inigualables. Ahora bien, para que esto haya servido, sería necesario consolidarlo. Esperemos que en los próximos años lo consigamos. El piso es Scioli, quien, a menos que me sorprenda gratamente, sólo nos será útil para comenzar la consolidación. Habrá que saber tener mejores dirigentes. Hasta ahora no quisimos, o no supimos. Sospecho que nos irá bien.

      Gracias por la visita, abrazo,

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  2. Veamos (pienso mientras escribo)... Estoy convencida que el Candidato es el Proyecto Nacional y Popular y, lamentablemente para mí, no es Scioli quien mejor lo represente... Odio, me repele, lo que voy a escribir ahora: es lo que hay! Cómo seguimos? Mirá vos, miremos tod@s... Estamos celebrando 70 años de la Gesta Popular más importante de nuestra Historia... Qué tal si convertimos estos hechos en Militancia. Scioli será, sin dudas al respecto, nuestro futuro Presidente pero, para él el "pero", Cristina seguirá siendo nuestra Conductora y yo sé, Kumpas, Uds. también saben que,, con semejante movilización y semejante conducción, no podrá mear fuera del plato. Además, Zannini presidiendo Senadores! Tal vez sea una insconciente, no lo creo, no en esto

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