sábado, 14 de mayo de 2016

Abrazar por fuera al mismo tiempo

Que la economía funcione no implica necesariamente que nos vaya bien a las mayorías. O por la contraria, que nos vaya mal no implica que la economía no funcione. La cuestión es a favor de quien funciona. Y esto lo determina fundamentalmente, aunque no de manera exclusiva, cómo es la distribución del PBI entre el sector del trabajo y el del capital.

Leo y escucho a muchos esperando la debacle económica, como la demostración incontestable de lo negativo que será el gobierno de la élite, y esto no es necesariamente así. Habrá más ciudadanos con dificultades económicas, muchos con penurias aún mayores. Pero esto incluso podría suceder en un escenario de aparente normalidad.
Aún no está claro que la implosión inevitable por las políticas implementadas sea de proporciones catastróficas. Pero incluso siendo una implosión controlada, nos irá peor a las mayorías.

Entonces el debate no se debe centrar en cuántas empresas cierran, en cuánto es el índice inflacionario, en cómo ha evolucionado el PBI. Ése no es el debate que debe interesarnos. El punto central es: ¿cómo se reparte el PBI? Cuánto de ése PBI captura el estado para redistribuirlo por la vía de las políticas sociales de acceso a la salud y la educación.
Claro que la bicicleta financiera llevada a un nivel de paroxismo por el actual gobierno mediante las LEBAC es un preanuncio de potencial desastre. Pero aún si no lo es, las consecuencias de las políticas implementadas hará que vivamos peor las mayorías, y mejor las minorías.

Que haya quienes se convenzan a sí mismos de que son y deben ser pobres porque es lo que les tocó en suerte, no nos debe hacer olvidar de lo importante: las élites creen tener derecho a quedarse con todo. Para saber si lo han conseguido veamos cómo evoluciona la distribución del PBI entre el sector del trabajo y el del capital. Este año mejorará sin dudas la distribución para los miembros del sector del capital.
¿Seguiremos discutiendo cuestiones menores, peleándonos entre nosotros a ver quién es el que la tiene más redonda? ¿O actuaremos con la sensatez que la hora exige?


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Llenarse la boca con la palabra república sin aclarar si ésta es democrática o aristocrática es enarbolar conceptos vacuos, es no decir nada. Es más: la podemos presumir aristocrática sin temor a equivocarnos. No es prejuicio, es estadística.
El concepto que debemos revindicar como revolucionario es la democracia. Una democracia debe necesariamente oponerse al liberalismo económico, entendiendo que la libertad individual es inversamente proporcional a la libertad de los capitales. Por eso los conceptos políticos que revindico son lo nacional, lo popular, y lo democrático. Pero los tres unidos, porque son compensatorios entre ellos. Cualquiera de ellos por si mismos no sirven para construir una sociedad armónica y feliz.


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En Brasil ya hablan de la pesada herencia del PT.
Qué dirán entonces quienes cuestionaban al FPV y nos corrían diciendo (evité decir argumentando por razones obvias):
"con Lula sí, él es diferente, Brasil es el ejemplo a seguir".


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Dijo Omar Plaini sobre los cuatro diputados de origen sindical que no aportaron quórum para tratar la "ley antidespidos":
"Somos diez en total en la Cámara, seis bajamos al recinto. Tendrán que explicarlo."

NdR: Será un año intenso.


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Me entusiasma que en España exista un espacio político que se reconoce populista, de izquierda, y se plantea el poder. No es más de lo mismo.
No sé si podrán formar gobierno, o si tendrán éxito en sus objetivos, pero tengo claro que no se pierden en el debate de las formas. No le tienen miedo al poder ni a la estigmatización del poder económico y sus medios.
Todos los que revindicamos y apoyamos los movimientos nacionales populares y democráticos de sudamérica que intentaron redistribuir la riqueza debemos sentirnos entusiasmados. Y los que no, o tuvieron muchos reparos, mírenlo con mucho respeto, porque estos no le tienen miedo a las estigmatizaciones bienpensantes.




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Supongamos real la ficción de que en el "Dolar Futuro" hay algún delito, entonces Macri, Strutzeneger, Prat Gay y el propio Bonadío son participes necesarios: son los que lo concretaron. Sin ellos no había delito, era sólo una tentativa.
Es una grosería. Expresa lo decadente de la clase social que nos gobierna.


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El gobierno resultante del golpe de estado institucional de Brasil, estará compuesto por un previsible gabinete integrado sólo por hombres.
Reaccionarios, elitistas, clasistas.
Y una primera dama adecuada para las tapas de las revistas del corazón.





Quisiera ser convexo para tu mano cóncava. Y como un tronco hueco para acogerte en mi regazo y darte sombra y sueño. Suave y horizontal e interminable para la huella alterna y presurosa de tu pie izquierdo y de tu pie derecho. Ser de todas las formas como agua siempre a gusto en cualquier vaso siempre abrazándote por dentro. Y también como vaso para abrazar por fuera al mismo tiempo. Como el agua hecha vaso tu confín - dentro y fuera - siempre exacto.
(Gerardo Diego)

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