El mundo resurge con temor de su invariable crisis.
Yo soy profeta meditabundo y triste aquí en mi tumba de naftalina y viento.
Aquí está el espacio de las ansias destructivas y yo soy el rey de los deshechos y las ruinas.
Estos mundos que yo supe están disgregados a patadas.
Yo quiero divertirme y juego con ellos, los moldeo, los exprimo, los inflo, los reúno en un ciclópeo cenicero y empapo sus cenizas en orines.
Me gusta estar aquí.
Esta cripta me ha llenado de costumbres.
Este reposar es maléfico y tierno, se come la carne y ríe a carcajadas satisfecho.
Voy a contratar arquitectos e ingenieros, hay que planificar construcciones, viaductos y edificios, canchas de fútbol para jugar con las cabezas de los muertos.
Uno se divierte contando alfileres y estigmas las mujeres desnudas que también lo estuvieron allá afuera, los refugios antiaéreos disfrutando de explosiones de cerebros.
Aquí se tienen bulevares con raíces incorrectas, faros de gusanos tan brillantes, filas de hormigas con entorpecido tráfico y también hombres para hacer más humana la vida bajo tierra.
Uno se acostumbra a la vida de la cripta.
Voy a comisionar a los lagartos subterráneos impresores hacer muchas tarjetas de pálidos diseños y haré una gran fiesta con todos los muertos.
Texto: Teódulo López Meléndez
Imagen: "El jarabe de ultratumba", José Guadalupe Posada, considerado por Diego Rivera como el prototipo del artista del pueblo y su defensor más aguerrido, incluso se autoproclamó como hijo de Posada y de la Catrina en su mural Sueño de una tarde de domingo en la Alameda.
Mucha doctrina, poca virtud. No hay picarón tramposo, venal, entremetido, disoluto,
infame delator, amigo falso, que ya no ejerza autoridad censoria en la Puerta del Sol, y allí gobierne los estados del mundo, las costumbres, los ritos y las leyes mude y quite. Próculo, que se viste y calza y come de calumniar y de mentir, publica
centones de moral.
(Leandro Fernández de Moratín)
lunes, 2 de julio de 2012
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