domingo, 31 de enero de 2016

El mundo de Gilmar no es pequeño

No me des tregua, no me perdones nunca.
Hostígame en la sangre, que cada cosa cruel sea tú que vuelves.

¡No me dejes dormir, no me des paz!
Entonces ganaré mi reino,
naceré lentamente.

No me pierdas como una música fácil, no seas caricia ni guante;
tállame como un sílex, desespérame.

Guarda tu amor humano, tu sonrisa, tu pelo. Dalos.
Ven a mí con tu cólera seca de fósforo y escamas.

Grita. Vomítame arena en la boca, rómpeme las fauces.
No me importa ignorarte en pleno día, saber que juegas cara al sol y al hombre.
Compártelo.

Yo te pido la cruel ceremonia del tajo,
Lo que nadie te pide: las espinas
Hasta el hueso.
Arráncame esta cara infame, oblígame a gritar al fin mi verdadero nombre.

Julio Cortazar



A medida que la distancia entre el presente y el final se acortan
y el futuro se aclara y se enaniza
y se está un poco harto
de husmear en los residuos del pasado
uno valora y hasta mitifica
la fusión con el cuerpo del amor
y una que otra mirada que atravesó la niebla
aquellos que se aman o se amaron saben que allí estaba la clave
la negación del acabóse
y por supuesto la vacuna
contra el maldito desamparo
en el futuro cada vez más jíbaro
no figuran feriados ni esperanzas
menos aún llegan explicaciones
de por qué cómo dónde cuándo el borde lejos ya está cerca
el borde cerca es un despeñadero
hay que aprender a sentir vértigo como si fuese sed o hambre

Mario Benedetti



El poeta es un fingidor.

Finge tan completamente
Que hasta finge que es dolor
El dolor que de veras siente.

Y quienes leen lo que escribe,
Sienten, en el dolor leído,
No los dos que el poeta vive
Sino aquél que no han tenido.

Y así va por su camino,
Distrayendo a la razón,
Ese tren sin real destino
Que se llama corazón.

Fernando Pessoa






El autor de los dibujos que ilustran el post, es el artista brasilero Gilmar Fraga.





Tal vez el mundo no sea pequeño, ni sea la vida un hecho consumado, quiero inventar mi propio pecado, quiero morir en mi propio veneno, quiero perder de una vez tu cabeza, que mi cabeza pierda tu juicio, quiero oler el humo de óleo diesel. Embriagarme hasta que alguien me olvide.
Chico Buarque

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