lunes, 1 de febrero de 2016

Fingiendo realidades con sombra vana

Dicen, más bien, repiten como loros, que ahora hay un exceso de empleo público.

No diré lo que ya se sabe: que es falso, que depende de con qué país nos comparemos, que si nos comparamos con los países que deseamos ser tenemos poco, y que la cantidad de empleos en el sector público está en sintonía con la participación del estado y las políticas públicas aplicadas.

Sí diré que a principios de los '80 con 32 millones de habitantes había algo más de 1 millón; y que ahora hay algo menos de 500 mil para más de 40 millones de habitantes.

Pero, como ya se hizo, no una vez, mil veces: miente, miente, que al final algo de la mentira se instala como verdad.


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Este fallo de la corte del 2007, firmado por Lorenzetti, imagino que puede servir de base para la defensa de los compañeros despedidos en el estado.

Decía el fallo:
- La estabilidad en el empleo público es una cláusula desarrollada en el siglo XX por el constitucionalismo social.
- Recuerda que la norma fue incorporada en la Constitución nacional para evitar que el empleado público esté sujeto a las cesantías en masa, en ocasión de los cambios de gobierno y para evitar que los partidos que conquistan el poder dispongan de esos cargos como un botín de guerra. Se busca evitar así la arbitrariedad jerárquica o de la política partidaria.
- La Constitución nacional protege no sólo a los trabajadores, sino también a la Administración Pública contra su propio deterioro.
- El artículo 16 de la Constitución establece que la idoneidad es una condición para ser empleado público. El Estado, al despedir al trabajador, debe probar la causa, es decir, deberá demostrar que dejó de ser idóneo. - Los tratados internacionales incorporados en nuestra Constitución también asignan un grado similar de protección.
- Las atribuciones del Presidente de despedir a los empleados públicos están limitadas por esa estabilidad.
- La "estabilidad del empleado público" expresada por el artículo 14 bis "es una cláusula operativa, según ya lo entendió esta Corte: en su recto sentido la norma proscribe la ruptura discrecional del vínculo de empleo público y es, así, susceptible de autónomo acatamiento por las autoridades administrativas".
- El convenio colectivo de trabajo había establecido la estabilidad impropia, lo que había alterado el régimen de estabilidad propia de la Constitución.


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Empleo público: mitos vs datos.

En los últimos años y -sobre todo- en los últimos meses, estuvo y está en el centro del debate el empleo público. Los despidos de a miles que cuenta el gobierno macrista se asientan en la presunción de un Estado “muy grande”, “ineficiente” y “lleno de ñoquis”. ¿Esto es así?

1. El kirchnerismo aumentó considerablemente el empleo público
Verdadero. Cuando Néstor Kirchner asumió la presidencia en 2003, según datos del Ministerio de Economía citados por el diario La Nación, había 265.340 trabajadores estatales nacionales, cifra que se elevó a 303.017 para 2007 y en 2013 llegó a 370.567, nuevamente según datos del Palacio de Hacienda, ahora citados por Infobae.
De acuerdo a la Secretaría Gremial de la Asociación de Trabajadores del Estado, seccional Capital, al segundo semestre de 2014 el número llegaba a 407 mil.
Esto da cuenta que, como citaba el portal propiedad de Daniel Hadad, uno de cada tres trabajadores estatales (nacionales) fueron designados durante los 12 años de kirchnerismo.

2. La cantidad de trabajadores estatales es excesiva
No es ni verdadero ni falso. Un Estado que impulse más políticas públicas necesariamente necesitará más empleados para llevarlas a cabo de forma más rápida y eficiente. Esto está demostrado, por ejemplo, con el crecimiento que tuvo la planta del Ministerio del Interior y Transporte durante los años que Florencio Randazzo estuvo al frente ya que tomó bajo su órbita -además de los ferrocarriles- el otorgamiento de DNIs y pasaportes mejorando cualitativamente el servicio que antes ofrecía la Policía Federal.
Asimismo, el gobierno de Raúl Alfonsín -que asumió en 1983 con 981.012 trabajadores estatales nacionales- llegó a tener, nuevamente de acuerdo a los datos brindados por La Nación, 1.019.342 empleados durante los años de implementación del Plan Austral.

3. Nunca hubo tantos empleados públicos en Argentina
Falso. Como mencionamos anteriormente Alfonsín llegó a tener más de un millón de trabajadores estatales en un país con una población mucho menor (según el censo de 1991 había 32 millones de habitantes contra 40 millones en 2010). Asimismo, Carlos Menem asumió la presidencia en 1989 con una planta de 874.182 personas y la dejó, diez años después, en 258.624.
Durante la década del 90 se dio una reducción brutal que se explica, en parte, por las casi 250 mil personas que trabajaban en empresas públicas que fueron privatizadas (con el consiguiente despido posterior de gran cantidad de esos trabajadores), la conformación de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires como ente administrativo separado y cerca de 290 mil empleados que fueron transferidos a las provincias en el marco de las políticas de descentralización y desguace del Estado nacional (por ejemplo con la transferencia de la Educación a las órbitas provinciales).
Paradójicamente, Menem dejó en 1999 a su provincia, La Rioja, con la tasa más alta de empleo público. Para 2015 todavía se ubicaba segunda a nivel nacional con un 37% de trabajadores estatales sobre el total de la Población Económicamente Activa (PEA) de acuerdo a un informe del Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (Cippec) citado por el portal Chequeado.com.

4. La mayoría de los trabajadores estatales no tienen la preparación adecuada
Falso. Según explicó Gonzalo Diéguez, director del Programa de Gestión Pública de Cippec, consultado por Chequeado.com, “el 44% de los empleados públicos cuenta con formación universitaria. Si se suma a los que terminaron la secundaria o poseen estudios universitarios incompletos la tasa se eleva a ocho de cada diez personas”.
Cabe destacar, además que de acuerdo a un estudio de la Corporación Andina de Fomento (CAF) y el Centro de Estudios Distributivos Laborales y Sociales de la Universidad Nacional de La Plata (Cedlas-UNLP) los trabajadores del sector público tienen un promedio de 14 años de estudio, mientras que en el sector privado formal tienen 12 y en el informal diez.

5. Están despidiendo a los ñoquis
Falso. En primer lugar porque para saber si alguien es ñoqui o no es necesario realizar una evaluación primero. Caso contrario es un despido injustificado. El hecho de haber despedido miles de personas en poco más de un mes de gobierno, violando incluso su propio decreto 254/2015 que planteaba evaluar la situación durante tres meses, da cuenta de ello.
Por otra parte, todos los despedidos hasta el momento son de trabajadores que tenían distintos tipos de contratación precaria, ninguno de planta permanente. ¿Acaso no puede haber ñoquis en planta permanente? Sucede que para echar un trabajador de planta permanente es necesario legalmente abrir un sumario, darle la posibilidad al empleado de defenderse y luego resolver. Poco práctico.
Finalmente resulta difícilmente justificable señalar que, por ejemplo, el 85% de los trabajadores del Centro Cultural Kirchner fueran ñoquis. De ser así, el lugar jamás podría haber funcionado. Casualmente 85% era el porcentaje de trabajadores contratados como monotributistas. Algo similar sucedió en La Plata donde fueron echadas 4500 personas y luego reincorporadas dos mil. ¿Si eran ñoquis porque fueron reincorporados?
Resulta necesario destacar que según otro informe del Cippec “entre 2003 y 2012, el empleo público se incrementó un 71%, del cual un 52% se explica por el aumento del empleo en las plantas permanente y transitoria y el 48% restante a raíz del crecimiento del personal contratado. Sin embargo, para este período el personal contratado creció un 224%, mientras que el personal de planta permanente aumentó un 43%. Así, en 2012 la participación de los trabajadores contratados pasó de representar el 15% del total de empleados públicos en 2003 al 30%”.

6. Con mis impuestos mantengo vagos que van a ver el Facebook a la oficina
Falso. La experta en mercado laboral de la consultora FIEL Nuria Susmel apuntó a Chequeado.com que “la mayor parte del empleo público se localiza en los gobiernos provinciales, responsables no sólo de la administración sino también de actividades de Educación y Salud”, áreas que fueron transferidas sin los recursos correspondientes.
Por su parte Dieguez agregó que seis de cada diez empleados públicos que trabajan en Argentina lo hacen en las áreas de Educación, Salud y Seguridad, y un tercio del total en la Administración Pública.
Esto es corroborado por un estudio elaborado por la Dirección de Análisis de Información Presupuestaria y Estudios Fiscales, dependiente del Ministerio de Economía de la Nación donde se subraya que los docentes acumulan el 50,4% de los puestos estatales, los médicos representan el 8,1% y los agentes de seguridad el 13,1%. Sumadas dan un 71,6%. El restante 28,4% responde al escalafón general.

7. Un Estado moderno y desarrollado debe tener menos empleo público
Falso. En Argentina el empleo público (contabilizando nación y provincias) representa casi el 17% del total. Esto nos ubica apenas por encima de EEUU (16%) y bastante por debajo de países desarrollados y con alto nivel de vida como Noruega (35%), Dinamarca (35%), Suecia (27%), Luxemburgo (26%), Reino Unido (23%), Bélgica (21%), Canadá (20%) y Francia (20%), según datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico.

Santiago Mayor
Periodista y Editor General de Notas - Periodismo Popular


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Esto decían en LN hace justo dos años. Ahora vemos que era más una expresión de deseos que un análisis de la realidad:
"La creciente crisis fiscal que golpea a la Argentina promete trasladar el ajuste al sensible mundo del trabajo. El resultado, estiman los expertos, sería un aumento del desempleo durante este año y una posible expansión del segmento de aquellos que no estudian ni trabajan tras haber sido expulsados por un mercado laboral sumamente restringido. Economistas consultados por LA NACION observaron el año pasado una desaceleración en la creación de empleo público promedio, la mayor fuente de nuevos puestos desde 2007, cuando la creación de nuevos empleos en el sector privado comenzó a desacelerarse, hasta estancarse el año pasado. Según proyectan, el enfriamiento de la economía que ensaya el Gobierno y un probable ajuste fiscal tanto federal como provincial ahondarán el déficit laboral en 2014."

La Nación


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A buen entendedor (la iglesia le habla a Macri):
"Las organizaciones populares, como todos los grupos humanos, tienen genialidades y contradicciones, como también las poseen los partidos políticos, sindicatos, clubes deportivos y comunidades de fe. Que tengan que mejorar no implica que hagan todo mal y menos aún que deban desaparecer. Debemos desterrar las prácticas antidemocráticas y violentas en todos los ámbitos, así como la ostentación obscena de riqueza. No tenemos que ser puritanos con una parte de la sociedad y complacientes con otra. Pareciera que una ética de baja intensidad se aplica a algunas instituciones 'comprendiendo' la fragilidad humana, la corrupción y la inoperancia; y se tiene cero tolerancia para evaluar a otras. Han perjudicado más al país personajes ineptos e inmorales con importantes títulos académicos que los dirigentes humildes. En las últimas semanas se criticó peyorativamente en algunos medios y en las redes sociales a diversas organizaciones y a sus líderes, con el serio riesgo de generar un clima hostil e intolerante. Mediante insultos, basados en noticias sin chequear, se usan como 'chivos expiatorios' a algunos líderes sociales, sin mencionar a quienes se enriquecieron a costa del Estado incrementando escandalosamente sus patrimonios personales o empresariales. Debemos cuidarnos de no caer en lo que Francisco llama 'sutil xenofobia', bajo el noble ropaje de lucha contra la corrupción o el clientelismo."

Jorge Eduardo Lozano, obispo de Gualeguaychú y presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Social de la Conferencia Episcopal Argentina





Fingiendo realidades con sombra vana, delante del Deseo va la Esperanza. Y sus mentiras, como el fénix, renacen de sus cenizas.
(Gustavo Adolfo Bequer)

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