lunes, 11 de enero de 2010

Bobby McFerrin, mucho más que un hombre despreocupado y feliz

Con un técnica sorprendente, este maestro con un registro vocal único, anormalmente amplio y un dominio absoluto del scat, este hijo de cantante de ópera que es capaz de imitar cualquier instrumento musical, abarca musicalmente varios estilos sin que en ninguno de ellos baje el tono y la calidad de su voz.

La de Bobby McFerrin (11 de marzo de 1950, Manhattan, Nueva York), es una de los voces más originales y virtuosas del panorama musical de las últimas décadas, con una voz capaz de cantar profundos bajos y altos falsetes. Su padre, "un cantante con voz de barítono, el primer afroamericano que firmó un contrato con la Metropolitan Ópera de Nueva York, excelente profesor, gran pianista y excepcional artista", era el renombrado solista Robert McFerrin. Estudió piano en el "California State College" y luego en el "Sacramento and Cerritos College". Comienza su carrera como cantante en 1977 en torno a los clubes y cabarets de New York. Después de algunos escarceos, tiene su primera y exitosa prueba de fuego en el Playboy Festival de Jazz de 1980.

Entre sus obras más comerciales encontramos la cortina del “Cosby Show” en los años ‘80 y la canción que lo hizo mundialmente conocido “Don’t Worry, Be Happy” del LP “Simple Pleasures” con la que ganó uno de sus ocho Grammy en 1988 y fue banda de sonido de la taquillera película “Cocktail” protagonizada por Tom Cruise, así como su notable LP vocal en solitario de 1984 “The Voice”. En 1986 y 1992 ganó el premio “Mejor interpretación masculina de jazz”, con Round Midnight, de Thelonoius Monk.





Bobby McFerrin, para quien hay dos tipos de música, la que trata de transmitir algo y la música basura, es un fenómeno inclasificable, que nunca pasa de moda y mantiene su imagen de marca; un acróbata de la voz y un comunicador nato, capaz de poner a cantar a todo un auditorio sin más artilugio que sus cuerdas vocales. Ha compartido su arte y su talento con el pianista Chick Corea en las ediciones de jazz “Play” y “The Mozart Sessions”, con Keith Jarret, con Herbie Hancock, con el violonchelista Yo-Yo Ma, con The Saint Paul Chamber Orchestra interpretando obras de Mozart, Bach y Tchaikovsky y con el grupo Yellowjacket.





La contundencia de la lluvia de redondas, semifusas y corcheas es alucinógena y al mismo tiempo práctica, tangible, como un óleo puntillista, como el efecto de un cuadro impresionista. Puede dirigir con autoridad la Orquesta Filarmónica de Viena o la orquesta sinfónica de San Francisco, consigue cantar e instrumentalizar el "Ave María" sólo con su voz, es incluso capaz de tocar "My favorite things", el clásico de John Coltrane sin más asistencia que la de sus cuerdas vocales,





El Beat box, o beatboxing, es el arte de simular con la boca los sonidos de una caja de ritmos, para hacer melodías sobre las que rapear, se podría decir que es la percusión vocal del Hip-Hop. Es considerado por algunos el quinto elemento del hip-hop (los otros cuatros son Rap, Break Dance, Graffiti y Turntablism).
Conocido por tener un gran rango vocal de cuatro octavas y por su habilidad para usar su voz para crear efectos de sonido, como su recreación de un bajo, que logra cantando y golpeando suavemente su pecho, sólo él es capaz de pararse en solitario frente a un auditorio, y entonces cantar a la vez que acompañarse con su prodigiosa voz dueña de un registro sobrehumano I've Got a Feeling con una actitud artística arrolladora





La conferencia, con el título "Notas y neuronas: en busca del coro común" en el marco del World Science Festival, intentaba descifrar si nuestra respuesta a la música viene "de fábrica", o si está culturalmente determinada, y si la reacción al ritmo y la melodía es universal o influenciada por el medio ambiente. En ese contexto, Bobby McFerrin mezclando música y ciencia, llevó a cabo un experimento con el que pretendía demostrar el poder de la escala pentatónica.
Luego de la performance, dice "lo que me resulta más interesante de esto es que no importa dónde esté, donde sea, todas las audiencias lo entienden... No importa donde... Es la escala pentatónica."






Fue publicado en El diario de Gualeguay



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