El proyecto Rosalía 21 fue un encargo de la Consellería de Cultura para representar a Galiza en la Feria Internacional del Libro de La Habana ’08.
Se le encargó al escritor, poeta y estudioso de la lengua gallega Anxo Angueira (Nacido en Manselle, concello de Dodro, 1961), quien delegó en el pianista Abe Rábade (Nacido en Santiago de Compostela, el 8 de septiembre de 1977) la producción musical del CD y del espectáculo que se presentó en Cuba.
Abe Rábade y Anxo Angueira revisan en clave jazz a Rosalía.
La idea central del proyecto es reivindicar a través de la música y el recitado a una Rosalía de Castro como poeta nacional de Galiza. Y al hacer esto, evitar caer en la visión tradicional que sobre Rosalía hay: poeta sentimentaloide, blanda, pusilánime, llorona.
Muy al contrario, la pretensión es hacer una lectura de Rosalía como mujer justiciera, fuerte, irónica, feminista y nacionalista. La que otorgó un lugar destacado en sus versos a los humildes, a las víctimas de las injusticias sociales, a la pobreza y al dolor, que comprendía y apoyaba a sus paisanos cuando salían de su tierra en busca de pan y sólo recogían humillaciones y durezas: "Castellanos de Castilla, / tratade ben ós gallegos; / cuando van, van como rosas; / cuando vén, vén como negros".
En el disco están Anxo Angueira en la voz recitada, Guadi Galego en la voz cantada, Jesús Santandreu al saxo tenor, el mencionado Abe Rábade al piano y composición, Nelson Cascais al contrabajo y Bruno Pedroso en la batería.
Rosalía de Castro nació en Santiago de Compostela, 1837, y es la máxima representante de la literatura gallega, lo que constituye un caso único, ya que ninguna de las más importantes literaturas tiene como autor paradigmático a una mujer, y aún menos a una poetisa.
Federico García Lorca (1898-1936) escribió un poema en su honor, titulado "Canzón de cuna pra Rosalía Castro, morta" (Canción de cuna para Rosalía de Castro, muerta"), que forma parte de la colección Seis poemas gallegos que Lorca escribió entre 1932 y 1934. El poema fue el resultado de una visita a la tumba de Rosalía en uno de sus viajes a Galicia en 1932. El poema alude a la historia de Galicia y yuxtapone el peregrinaje a Santiago de Compostela con su propio peregrinaje a la tumba de Rosalía.
¡Yérguete, niña amiga,
que ya cantan los gallos del día!
¡Yérguete, mi amada,
porque el viento muge, como una vaca!
Los arados van y vienen
desde Santiago a Belén.
Desde Belén a Santiago
un ángel vienen en un barco.
Un barco de plata fina
que traía dolor de Galicia.
Galicia tumbada y queda
transida de tristes hierbas.
Hierbas que cubren tu lecho
con la negra fuente de tus cabellos.
Cabellos que van al mar
donde las nubes tiñen sus nítidas palmas.
¡Yérguete, niña amiga,
que ya cantan los gallos del día!
¡Yérguete, mi amada,
porque el viento muge, como una vaca!
El escritor gallego Manolo Rivas comentaba en uno de sus artículos que un amigo médico concluía que "Negra sombra" era la más precisa definición de la depresión. Sin embargo otro amigo, también médico, que era una declaración de amor.
Una de las versiones más bonitas es la de Luz Casal y Carlos Nuñez, que fue banda sonora de la conmovedora película "Mar Adentro", del cineasta español Alejandro Amenabar.
NEGRA SOMBRA
(traducción al castellano - Mónica B. Suárez Groba)
Cuando pienso que te fuiste,
negra sombra que me asombras,
a los pies de mis cabezales,
tornas haciéndome mofa.
Cuando imagino que te has ido,
en el mismo sol te me muestras,
y eres la estrella que brilla,
y eres el viento que zumba.
Si cantan, eres tú que cantas,
si lloran, eres tú que lloras,
y eres el murmullo del río
y eres la noche y eres la aurora.
En todo estás y tú eres todo,
para mí y en m misma moras,
ni me abandonarás nunca,
sombra que siempre me asombras.
El poema Negra sombra pertenece al libro “Follas Novas” publicado en el año 1880. Este poema se convirtió en una de las más emblemáticas canciones de la música gallega, porque el músico, Xoán Montes Capón (Lugo 1840-1899) unió la letra con un alalá recogido en A Cruz de Incio. Fue presentado por vez primera en el Gran Teatro de La Habana en el año 1892.
Murió en Padrón a los 48 años. Nunca aspiró a la fama, fue su marido el que la convenció de que publicara sus obras. Pidió ser enterrada en el cementerio de Adina, bajo un olivo. Años después, desoyendo sus deseos, en 1891, sus restos fueron trasladados a la iglesia de Santo Domingo, en Santiago de Compostela.
Aunque la crítica literaria la consagra principalmente como poeta, es preciso recordar que escribió y publicó varias novelas: La hija del mar (1859), Flavio (1861), Ruinas (1866), El caballero de las botas azules (1867) y El primer loco (1881).
“…mas yo prosigo soñando, pobre, incurable sonámbula
con la eterna primavera de la vida que se apaga
y la perenne frescura de los campos y las almas,
aunque los unos se agostan y aunque las otras se abrasan”.
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