martes, 28 de abril de 2015

Abrir nuestras ventanas, sentir el aire nuevo.

Vistos los resultados definitivos de la Ciudad de Buenos Aires y Neuquén, pese a la euforia pretenciosa de los grandes medios, teniendo en cuenta el componente distrital, toda vez que son elecciones para cargos locales, en los cinco distritos en donde ya se han realizado las PASO el FPV ha mejorado la adhesión obtenida en 2013, cuando fue votado por el 33% de los argentinos, y que si bien fueron parlamentarias y nacionales, son más comparables que las generales de 2011.
En distritos habitualmente difíciles para el FPV, mis cálculos consolidando los cinco distritos, me dan por encima del 30% de los votos.

Pero el análisis debe ser más extensivo que el meramente numérico. También debe ser político e ideológico.

Mi teoría personal es que el electorado argentino luego de 12 años de gobiernos kirchneristas está dividido en cuatro cuartos. No lo pensemos como izquierdas y derechas. Podemos decir que en uno de los extremos están los ciudadanos más favorables al kirchnerismo, y en el otro los más refractarios a él. Entre estos hay otros dos cuartos, uno más cercano al primero y otro al segundo. En 2011 el FPV sumó los dos cuartos más afines de manera absoluta. En las parlamentarias de medio término no supera por mucho el primer cuarto. Allí podemos ir ubicando a los ciudadanos, junto a sus características ideológicas.

La característica más destacable de los votantes del PRO es su mirada liberal conservadora, la de los votantes radicales es diversa, y podemos arriesgar que se parte en dos mitades, una liberal progresista y otra liberal conservadora, que los votantes de Masa tienen componentes diversos pero podríamos caracterizarlos como pejotistas conservadores o peronistas desencantados, que Stolbizer tiene un electorado claramente liberal progresista por más que se declare socialdemócrata, y que el FPV, si bien es una suma de partidos, y el mayoritario es el peronismo, la característica más identificable es que tienen una mirada socialdemócrata pese a no reconocerse como tales. Por último está la izquierda claramente identificable como socialdemócrata (no confundir con el socialismo existente, emparentado con el europeo, que es un espacio libral progresista), y otra, con varios espacios marxistas, que en su extremo más vehemente podemos ubicar al troskismo.

Los grupos de ultra izquierda más aquellos de izquierda con su habitual fragmentación se distribuyen entre los cuatro cuartos, tanto por dentro del núcleo kirchnerista como por fuera. No es probable que superen el cinco por ciento de los votos, previendo que el troskirchnerismo puede terminar votando en este espacio como expresión de voto bronca. Me parece evidente que el PRO tiene un techo de electores marcado por su ideología. Para superarlo los medios opositores intentaron generar un clima de catástrofe -hoy claramente desactivado, tanto en lo económico como en lo político- que habilitara el voto al PRO de importantes sectores más identificables con una mirada liberal progresista, que son aquellos que se ven a si mismos como de centroizquierda, categoría ciertamente poco clara -no me imagino la concepción política enmarcada en un vector en el cual cada punto está a la izquierda de uno y a la derecha de otro-. Estos van a votar a Stolbizer, quien no tengo dudas mejorará su caudal electoral recuperando votos que hoy parecen estar en el PRO. El PRO a su vez colectará votantes del Frente Renovador, una vez que quede claro que su perfil político indefinido lo hace inviable; otros tantos de sus votantes recalarán en el FPV si el candidato es Scioli. Dentro del FPV el peronismo orgánico apostó por Scioli, quien ganará las internas. La alternativa es impedir que sea candidato mediante un dedazo de Cristina Fernández, lo que rompería el FPV; no es claro cuál sería el resultado, pero probablemente le permitiría a Masa aspirar a posicionarse. Si se da lo que hoy parece más probable -si me lo permiten también lo más lógico-, el candidato del FPV será Scioli, aunque a muchos no nos entusiasme, toda vez que salvo un pequeño grupo que podemos estimar en menos del 3% del electorado, el núcleo del kirchnerismo lo votará en las generales, y Scioli recupera un fragmento importante del cuarto más próximo al núcleo, incluidos muchos de aquellos que hoy confían en Masa.

En este contexto, mi presunción, analizando y comparando los resultados electorales de 2011 y de 2013 (usando como fuente elecciones.gob.ar y andytow.com) con los resultados de las PASO de los distritos en los que hasta aquí se llevaron a cabo, y las encuestas de diverso origen que hasta aquí se van conociendo, es que creo bastante probable mi vaticinio personal: Scioli poco más del 40%, Macri poco menos de 30%, Stolbizer menos del 20%, Masa menos de 10%, el que quede de la izquierda y la ultra izquierda recolectando todo el espacio, lo que difícilmente supere el 5%.

Claro que es sólo mi análisis, que si bien parte de números objetivos, debo reconocer se desarrolla a través de mi personal subjetividad, por lo que de ningún modo se pretende infalible.


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Cuando escuches la pueril fábula de que la emisión monetaria y el déficit fiscal generan inflación, preguntale a quien esto afirme por qué entonces, ésta empezó en Argentina mientras había superávit fiscal y la emisión era claramente negativa.
O porqué en los países desarrollados más importantes -tanto el déficit como la emisión, ya que si alguien le "da a la maquinita" es EEUU- no la genera.

Respuesta: no es el monetarismo, es la "ley de la oferta y la demanda" estúpido...


Déficit presupuestario en porcentaje sobre el PIB en Estados Unidos, Reino Unido y Zona Euro desde 1999.


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Cuando escucho la remanida tontería que se repite una y otra vez de que el que piensa distinto no es un enemigo, pretendiendo con eso describir a quienes revindican la gestión del actual gobierno, me pregunto:
entonces por qué tantos antikirchneristas furibundos me insultan y faltan el respeto cuando debatimos; o cuando opinan de aquello que sostengo y de lo que creo, lo hacen grosera y despectivamente.




Abrir nuestras ventanas; sentir el aire nuevo; pasar por un camino que huele a madreselvas; beber con un amigo; charlar o bien callarse; sentir que el sentimiento de los otros es nuestro; mirarme en unos ojos que nos miran sin mancha, ¿no es esto ser feliz pese a la muerte? Vencido y traicionado, ver casi con cinismo que no pueden quitarme nada más y que aún vivo, ¿no es la felicidad que no se vende?
(Gabriel Celaya)

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