martes, 14 de abril de 2015

Un poeta no entiende del precio del hambre

Luego de recalcular el costo de la canasta básica total y alimentaria en base a la evolución de los índices de precios difundidos por institutos de estadísticas provinciales, para el segundo semestre de 2014, el 16,1% de la población percibía ingresos por debajo de la línea de la pobreza y un 5,1% por debajo de la de indigencia.
Así lo consignó el "Informe Económico Especial: Pobreza e indigencia-Abril 2015" del Centro de Estudios Económicos y Sociales Scalabrini Ortiz (Ceso) que dirige el economista Andrés Asiain, indicando que si bien respecto a fines del 200 es un 30% menor, respecto a fines de 2013 es un 2% mayor.

Estimaron que el índice de pobreza del segundo semestre de 2014 será de 16,1%.

Debo decir que el porcentaje de pobreza no me parece alto, entiéndase, teniendo en cuenta la estructura económico social argent(in)a histórica, y la evolución de este índice en el tiempo.
Ojalá que siga bajando, y que incremente el ritmo de la baja, pero no me parece dramático. Sin embargo, el índice de indigencia sí: mi presunción es que debía dar un número mejor (no más del 3%). Tenemos que trabajar con más inteligencia en esta cuestión.


Paralelamente, un relevamiento de W Consultora divide a la clase media en tres subgrupos, en base a las remuneraciones actuales:
- Clase media baja (denominada D1): comprende a aquellos que hoy perciben ingresos entre $4.185 y 8.800, y representan el 30% del universo.
- Clase media típica (denominada C3): comprende a aquellos que hoy perciben ingresos entre $8.800 y $15.600 por mes, y representan el 31% del universo.
- Clase media alta (C2): incluye a quienes tienen ingresos mensuales de entre $15.600 y $42.500, y representan el 17% del universo.
Por abajo de este sector, la clase baja (denominada D2) comprende a aquellas personas que hoy perciben ingresos por debajo de los $4.185, y representan el 16,5% del universo.
En el otro extremo, la clase "top" o ABC1, incluye a todas aquellos que superan los $42.500 mensuales. En el informe se muestra que un 5,5% del total se ubica dentro de este grupo, con un ingreso promedio por grupo del orden de los $84.500.

Otro de los datos que se desprende del estudio tiene que ver con el espacio que ocupa la "clase media típica" en el total de la sociedad. Según se desprende de la pirámide, una de cada tres familias pertenece a esta franja socioeconómica. En cambio, quienes componen la "clase media alta" integran un grupo proporcionalmente más reducido: apenas el 17%.


Ésta es una consultora privada, que no tiene relación con el gobierno, más bien suele ser de referencia de sectores críticos por derecha del ejecutivo, y mide la pobreza en el 16,5%, el mismo porcentaje que el Centro de estudios económicos y sociales Scalabrini Ortiz.
Algunos exageran los problemas, y no les alcanza que la pobreza no baje del 15%, que es un dato malo, necesitan hablar de catastróficos porcentajes tales como el 30%, e incluso más, lo que los descalifica.

Naturalmente que no es para celebrar el dato de que la pobreza no baja de estos valores (oscila entre el 14% y el 16% en los últimos 3 años), pero es destacable que en un período malo de la economía gestionada por el actual proyecto político en el gobierno, no sólo por las dificultades externas, también por los errores estratégicos de los últimos años, el índice subió y bajó, pero siempre fueron corrimientos pequeños, y nunca esas dificultades económicas impactaron con fuerza en los sectores más débiles de la pirámide. Dejaron de mejorar, pero no empeoraron.

Por eso, debatamos cómo mejorar, pero desde los datos duros, que con esos ya tenemos bastante.


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Lolita Torres recibió una carta de Yuri Gagarin en la que le pide una foto autografiada, y en la que le escribe (en castellano): “Yo no soy un héroe mundial, yo soy su admirador nº 1. Y quiero que sepa esto, la primer música humana que se escuchó en el espacio exterior es la de su voz y su música. Porque cuando yo estaba allí, la escuchaba. Porque la llevo grabada en mi pensamiento y en mi corazón”.




Entonces el poeta, que no sabe de capitalismo, porque un poeta no entiende, —nunca entendería—
el precio del hambre o la cotización de los cañones, pide la Palabra y Poema la Liberación de la Patria.
(Gabriel Impaglione)

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