sábado, 4 de enero de 2014

Dormir en un país al viento

Veo que algunos amigos no tienen ninguna duda acerca de quienes son los malos y quienes son los buenos. Están completamente seguros de que ellos tienen la razón y no comprenden como los demás están tan equivocados (por idiotez, aseguran). Están completamente convencidos de que la única e indiscutible verdad es la que ellos ostentan.

Deberían recordar lo que con inmensa sabiduría decía Don Bertrand Russell: «El problema de la humanidad es que los estúpidos están seguros de todo y los inteligentes están llenos de dudas». Barrunto que también sería una buena idea recordar aquella que nos explicaba que: «El hombre que no tiene ningún barniz de filosofía va por la vida prisionero de los prejuicios que se derivan del sentido común, de las creencias habituales en su tiempo y en su país».

He vivido varias vidas, aún así hay muchos hombres que nunca seré. En este año que comienza sólo puedo prometer seguir soñando las vidas que deseo vivir, no tener miedo de soñar, porque nuestros sueños constituyen nuestra vida. De sueños está hecha la felicidad.

Quizá confundimos felicidad con bienestar. El bienestar suele ser más producto del esfuerzo y la búsqueda que del azar; la felicidad en cambio, parece ser más una actitud frente al azar de la vida que una construcción.

¡Brindo entonces, alzo mi copa de vino, por el azar que nos gobierna, porque le demos sin temor la oportunidad de nuestra felicidad!


A todos les deseo que el balance del 2014 les sea al menos igual de bueno que el balance de mi 2013.

A pasarla bien este año, y a ser felices, que otra cosa no nos llevamos más que las sonrisas compartidas y los abrazos.




Delicia de perderse en la imagen presentida. Yo me levanté de mi cadáver, yo fui en busca de quien soy.
Peregrina de mí, he ido hacia la que duerme en un país al viento.
(Alejandra Pizarnik)

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