jueves, 30 de enero de 2014

La hora del estupor que ardía como un faro

En estos días se conocerá el nuevo índice de la inflación general de la economía, que en los ejercicios más serios, incluida alguna de las pocas consultoras serias que miden la inflación, indican que el 2013 estuvo en el orden del 18 al 20%. La de Córdoba, la de Santa Fe, dan número parecidos.
La inflación de bolsillo fue superior, pero esa no es la inflación que miden los estados.

Nos hizo más daño del aceptado, y del aceptable, la distorsión de la medición del Indec de los últimos años. Una de las mayores es que le dio letra a los necios para negar la realidad de los números. Y a los grupos económicos que además controlan los medios de comunicación para generar expectativas inflacionarias que le permiten correr con ventaja en la pelea por la apropiación de la ganancia (la tan negada como innegable lucha de clases).

La parte buena de todo esto es que de a poco los errores cometidos por el gobierno en los últimos años se van corrigiendo. La correcció del retraso del tipo de cambio iba a ser más lenta pero se aprovechó el ataque de especuladores para llegar más rápido a números más lógicos.
Esperemos que con el índice de inflación pase más de lo mismo, porque estos días les habría costado mucho más trabajo a los que aprovechan el río revuelto para obtener beneficios, porque el río habría estado más claro.


Esta charla en Radio Cooperativa de Gerardo Fernandez con Arnaldo Bocco, viene muy a cuento de lo que escribo, sobre la primera semana post devaluación: analizan el escenario real de la economía, en relación al que nos anticipaban de manera militante los medios opositores.




Emerge tu recuerdo de la noche en que estoy. El río anuda al mar su lamento obstinado. Abandonado como los muelles en el alba. Es la hora de partir, oh abandonado! Sobre mi corazón llueven frías corolas. Oh sentina de escombros, feroz cueva de náufragos! En ti se acumularon las guerras y los vuelos. De ti alzaron las alas los pájaros del canto. Todo te lo tragaste, como la lejanía. Como el mar, como el tiempo. Todo en ti fue naufragio! Era la alegre hora del asalto y el beso. La hora del estupor que ardía como un faro.
(Pablo Neruda)

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