sábado, 11 de abril de 2015

Nos perdemos como el río

El latiguillo, o el lugar común, más remanido por quienes cuestionan al gobierno, incluso los que reconocen algunos méritos, es el de que las cosas no se hicieron todas juntas desde el principio.

Pregunto:
¿Era necesaria la última dictadura para valorar de una vez la democracia y el respeto a los derechos humanos?
Aún debemos madurar más, es verdad. Pero creo necesario que valoremos lo avanzado.

Porque si cuando se empieza a gobernar un país, éste está destruido, si cuando comienza la gestión éste está literalmente en el infierno, no es nada fácil recuperar todo rápidamente, sobre todo porque en el caso concreto que estamos evaluando, no había siquiera una moneda partida al medio en la alcancía del estado: las arcas estaban exhaustas.
Luego, cuando avanza dicha gestión, en la medida que las cosas se van arreglando, se va evaluando qué es más prioritario, y qué puede hacerse más tarde.

En el caso concreto de los ferrocarriles, es verdad que la tragedia de once (en la que también es verdad que los frenos funcionaban, pero esto no impide que diga que es una tragedia) cambió todo, es lógico: pese a la insensatez tan repetida de que el gobierno no tiene autocrítica, en los hechos sí que la hace, y a fondo como en este caso, y otros tantos.
Pero nadie puede decir livianamente que les importaba un bledo los ferrocarriles, porque el gobierno subsidiaba la tarifa para que los millones de nuevos empleados puedan trasladarse. Y redondeo: si hubiera habido otro gobierno, la resolución habría sido cambiar de concesión, por algún amigo del poder económico; en cambio, quienes gobernaban, lo hicieron tarde (cuando pudieron o supieron o los dejaron), lo concedo, pero lo hicieron y lo hicieron bien.

Lo mismo puede decirse de otras decisiones para las que se tardó, como la de YPF, luego de intentar con varias estrategias erróneas, pero al final, tomaron una buena decisión. Y para darles letra: también tardaron con la AUH, y con la restricción al mercado cambiario (mal llamado cepo, que también al principio lo hicieron mal, pero luego corrigieron y lo mejoraron). Y con muchas cosas más.
Y convengamos que en la situación en la que estamos, si me la prometían cuando tuve que emigrar a Galicia, cuando el país estaba a punto de desaparecer aplastado por el peso de la deuda, desintegrado por la pobreza y la falta de laburo, los insultaba porque pensaba que me estaban mintiendo, porque lo evaluaba imposible.

Ahora, si quieren algo que está mal, y que no tengo ninguna expectativa de que se corrija, es la estructura impositiva, que es un desastre, regresiva , y no cambió nada respecto a la que nos legaron los 30 años de liberalismo salvaje (pese al intento de Don Raul, que como él dijo: no pudo, no supo, o no lo dejaron).
El único que habla del tema es Taiana, al que creo que sólo yo voy a votar.

Qué sé yo, con el diario del lunes es fácil dictar sentencia; pero jugar los partidos, y ganarlos, no.
A veces, cuando uno viene muy de perdedor, si lo gana con un gol al final, aunque sea con la nuca, lo celebra como el más maravilloso de los éxitos.
Y francamente nosotros veníamos muy de perdedores. Entonces como no tenerle paciencia en todo al actual gobierno, si lo que hicieron, incluso lo que hicieron tarde, casi parece un milagro.

Más vale tarde que mal o nunca. Ahora al menos se llega tarde. No volvamos al mal o nunca.




Mirar el río hecho de tiempo y agua y recordar que el tiempo es otro río, saber que nos perdemos como el río y que los rostros pasan como el agua.
Sentir que la vigilia es otro sueño que sueña no soñar y que la muerte que teme nuestra carne es esa muerte de cada noche, que se llama sueño.
(Jorge Luis Borges)

2 comentarios:

  1. Rafa: Otra cosa que falta es que nuestro Gobierno acepte que "la tragedia" de Once fué un atentado, cometido para voltear a Cristina y obre en consecuencia: Acusar a los autores materiales e intelectuales.

    Ojalá se dé.

    Un abrazo.


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