domingo, 3 de octubre de 2010

Aún nos queda mucho camino jutos, Brasil...

"Los que hacen de la objetividad una religión, mienten. Ellos no quieren ser objetivos, mentira: quieren ser objetos, para salvarse del dolor humano."

Lula suele hacer comentarios ocasionales sobre la política de algunos grandes medios de comunicación, pero no de una manera permanente: parece creer que cuando los hechos son tozudos se vuelven indestructibles. La última tapa del semanario Veja parece escrita en medio de una guerra. En lugar de anunciar las elecciones, alerta contra una supuesta amenaza contra la libertad. La causa de tanta alarma es que Lula sólo dijo que a veces, cuando los partidos conservadores son insuficientes, algunos medios actúan como partidos conservadores.

–El día que la prensa decida divulgar la revolución que se produjo en Brasil –dice ahora con ironía–, el pueblo se va a dar cuenta del todo. En los sondeos el Gobierno aparece con un 80 por ciento de aprobación. No es Lula, es el Gobierno. ¡Y estamos en el octavo año de mandato! ¿Cuál es el fenómeno? Que no dependemos de la prensa. Si fuera por la prensa, yo tendría 10 por ciento de aprobación. O hasta les debería algunos puntos. El fenómeno es que los resultados llegan a las manos del pueblo. El pueblo recibe los beneficios, ve que las cosas se hacen. Entonces, el que no habló no formó parte de la historia de ese período. Ese fue el gran cambio entre 2003 y 2010.

–Usted dice que hizo cosas que quizás algún día la prensa divulgará. Y el gobierno, ¿no lo divulgó?

–En Brasil hay un debate muy interesante. Y sé que no es una discusión sólo brasileña. En la Argentina se da el mismo debate, y lo mismo en los otros países de América latina. Hasta Barack Obama, a poco de asumir, dijo que la cadena Fox no es un medio de comunicación sino un partido político. Yo converso con dirigentes de todo el mundo. Todos se quejan. Yo no me quejo mucho de la prensa porque también llegué adonde llegué a causa de la prensa. Contribuyó mucho a que yo llegara donde llegué. Por eso soy un defensor juramentado de la libertad de expresión y la democracia. Ahora, hay gente que confunde la democracia y la libertad de comunicación con actitudes extemporáneas. No sé si es una tendencia mundial. No sé si será que las buenas noticias no venden diarios. Tal vez los escándalos vendan... Yo voy a terminar mi mandato sin haber almorzado con ningún dueño de diario, con ningún dueño de un canal de televisión, con ningún dueño de revista. Sí mantuve con todos ellos una actitud respetuosa y democrática. Quise entender su papel y que ellos entendieran el mío. Muchas veces el pueblo se entera de las cosas buenas que suceden en este país porque las divulgamos nosotros a través de la publicidad, por Internet o por el blog del Planalto. A veces, si sólo dependiese de determinados medios de comunicación, ni siquiera hablarían de algunos temas. Algunos hasta dicen: “No nos interesa cubrir eso, esa inauguración...”. Por ahí es verdad, no sé... El dato concreto es que, en mi opinión, si el pueblo fuese mejor informado, sabría más cosas y podría hacer mejores juicios de valor. Para mí el arte de la democracia es ése: que la gente tengan seguridad de la calidad de la información, de la honestidad de la información y de la neutralidad de la información. Y quizás hubiera sido más fácil que los medios de comunicación asumiesen categóricamente su compromiso partidario. Así todos sabríamos quién es quién. Pero ésa no es la situación actual en Brasil. Hoy parece todo independiente, pero basta ver las tapas para darse cuenta de que la independencia termina donde comienza el comercio. También se trata de un aprendizaje. Tenemos poco tiempo de democracia. En este momento estamos viviendo el mayor período de democracia constante de Brasil, sea a partir de la Constitución de 1988 o sea a partir de la asunción del presidente José Sarney. Son poco más de 20 años. Es una democracia muy incipiente, aunque es muy fuerte y goza de instituciones sólidas. Hicimos un impeachment y no pasó nada. Aquí eligieron a un metalúrgico. Percibimos un avance general en América latina. Eso va consolidando la democracia independientemente de los nostálgicos que siempre dijeron que un metalúrgico no podría llegar a la cima, que un indio tampoco, que un negro no podría llegar, que una mujer tampoco. Estamos quebrando esos tabúes.
(fragmento de la entrevista publicada en La Jornada de México)




Vamos a andar
En verso y vida tintos
Levantando el recinto
Del pan y la verdad

Vamos a andar
Matando el egoísmo
Para que por lo mismo
Reviva la amistad

Vamos a andar
Hundiendo al poderoso
Alzando al perezoso
Sumando a los demás

Vamos a andar
Con todas las banderas
Trenzadas de manera
Que no haya soledad

Vamos a andar
Para llegar
A la vida

No hay comentarios:

Publicar un comentario