martes, 19 de octubre de 2010

Pero muchos sí nacen excluidos

Manifiesto del excluido

Yo quiero un país de músicos
Yo anhelo un país de poetas
Yo ansío un país de artistas
no un país de caretas.

Yo deseo un país sin humo
Yo sueño un país sin mugre
Yo imagino bosques verdes y agua clara
donde en las mentes el sol alumbre

Yo propongo reflexiones profundas
Yo planteo problemas cambiados
Que sufra el que no ayuda
Que el loco sea el sano

No un país de dictadores
No un país de forasteros extranjeros
No un país de explotadores
Ni su raza milenaria
Ni su fuerza indestructible.

Yo quiero un país de buenos
Yo apoyo un país de coherentes
Yo voto un país de alumnos
Yo sigo un país de hermanos
Yo ayudo a un país de grandes
Yo confío en un país sin alambres;

No en uno esclavizado
No en uno sometido
No en uno amenazado
No en uno traicionero
No en uno entristecido
No en uno sofocado, apurado, exagerado
No en uno resignado
No en uno confundido
No en uno disfrazado
No en uno corrompido
No en uno maniobrado
No en uno sin esperanza.

Camilo Blajaquis.




Si esta cárcel sigue así,
todo preso es político.
Un común va a pestañear
si tu preso es político.

Obligados a escapar,
somos presos políticos,
reos de la propiedad,
los esclavos políticos.

El ascensor ya sube
(tu confesión ya sube)
¡deténganme!
¡deténganos!

Quince años pagó ayer
con tres bucos políticos,
todos esquivándole,
temerosos políticos.


No hay comentarios:

Publicar un comentario