jueves, 28 de octubre de 2010

La felicidad es como una gota de rocío en un pétalo de flor

Todavía estoy sacudiéndome la conmoción y la congoja. Es cierto que leo lo que la irracional medianía de mi amada patria desea -como Rosendo Fraga escribiendo en La Nación- y se me parte el corazón. Sin embargo es muy claro que gobierna Cristina Fernández pese a estas fantasías, y seguirá gobernando, al menos hasta el año próximo, mal que les pese a los buitres criollos y a sus socios.

A nuestra presidenta le faltan el respeto incluso en estos momentos que llora a su compañero, son tan retrógradas que creen que como es mujer es débil. Pero ayer estuve todo el día leyendo, viendo y escuchando a Argentina, y la gente buena de mi país la acompaña. Los artistas, los intelectuales más comprometidos, los militantes de la vida, los que tienen una vida de compromiso con la verdad, ayer dijeron desolados que hoy más que nunca está al lado de nuestra presidenta.
Ayer la Plaza de Mayo, y sé que muchas otras plazas de nuestro país, estuvo llena de buenas personas que fueron a decirle a su presidenta que están a su lado, a darle ánimo. Ayer me pasó, como no recuerdo en estos años, desear con todas mis fuerzas haber estado en esa plaza, junto a tantos amigos que sé que allí estuvieron, codo a codo con ellos.

Hoy lloramos todos. Hoy lloro como todos, como nunca lloré, como nunca me entristecí por la muerte de un dirigente político. Pero mañana tenemos que hacernos cargo de este dolor, y seguir caminando. Los malnacidos que festejan la muerte, como si fuera su victoria, ante su incapacidad para lograr por méritos propios alguna, se merecen que no nos quedemos en el dolor. Se merecen que les demostremos que ser imbécil no paga.

A partir de ayer, yo, que criticaba con dureza y elogiaba con entusiasmo a este gobierno, y ni se me cruzaba votarlos porque su origen me generaba mucha desconfianza, me he pasado de bando. A partir de ayer espero que me llamen oficialista, porque a partir de ayer lo soy. Y como yo, sé que mucha gente ha cruzado el Rubicón, y allí la espera a nuestra presidenta, Doña Cristina Fernández, para seguir hacia adelante.





La felicidad es como una gota
de rocío en un pétalo de flor
brilla tranquila
después levemente oscila
y cae como una lagrima de amor.

La felicidad es una cosa loca
y tan delicada también
tiene flores y amores
de todos los colores
tiene nidos de pajaritos
ella tiene todo bueno
y es ella tan delicada
que la trato siempre muy bien

La tristeza no tiene fin,
la felicidad sí.

1 comentario:

  1. como muchos siempre fuiste uno de los nuestros, solo que no te dabas cuenta... Bienvenido compañero!!!!

    Andrea

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