Son los superhéroes de todos aquellos porteños que desean secretamente ser franceses que pagan impuestos como si vivieran en Mali.
Algunos sueñan que desean que ellos nos salven de las infaustas garras de la cruel líder de la atroz dictadura totalitaria de los malignos hombres K y sus oscuros agentes, quienes han sometido al pueblo mediante un secreto producto químico inestable de alta valencia llamado lacampórea, esparcido mediante twitter por toda Argentina que los convierte en sumisos votantes sumiéndolos en la ignorancia.
Confían, no pierden la esperanza, porque ahora saben que ellos no están solos: su infatigable amigo y compañero de tiempos gloriosos, infeliz poseedor de cavallísticos poderes, los ayudará en tan noble tarea.
Y confían porque han leído en algún manual de autoayuda que ya no recuerdan quién escribió, que aquello que "usted vívidamente imagine, ardientemente desee, sinceramente crea y con entusiasmo emprenda: Inevitablemente sucederá".
Lo que no recuerdan, es que hay que tener cuidado con aquello que uno desea, porque es posible que nuestros deseos se transformen en realidad.
Sueños que devienen en pesadillas abundan en nuestra memoria; bueno, deberían abundar...
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