Respecto a esta tontería que se ha puesto de moda del "Queremos preguntar", quizá los que les molesta a los grandes grupos económicos que entre otras cosas se dedican al negocio de la información, es que la gente escuche a la presidenta de manera directa, y no mediante quienes se ponen en medio para interpretar y retransmitir el mensaje de acuerdo a los intereses que representan. Los pone de los nervios no ser los únicos portadores del mensaje. No ser exégetas y medio para que se escuche y se entienda lo que ellos decidan del mensaje presidencial.
Porque cuando Cristina Fernández habla, le habla a las personas, le habla al pueblo llano en lenguaje directo y claro.
Y digo esto porque he escuchado a muchas personas (esas que todos conocemos y que habitualmente dicen "yo de política no entiendo"), que por primera vez escuchan los discursos de presidenciales porque por primera vez entienden perfectamente lo que dicen. No son crípticos mensajes sólo aptos para avezados escuchas políticos. Quizá sea justamente esto lo que quieren impedir: que la ciudadanía se entere de lo que el ejecutivo hace (qué, cómo y porqué) directamente por boca de la presidenta.
Me encanta cuando se discute de política desde los hechos, no desde la impostación de realidades. ¿Qué hay que preguntarle a los presidentes? Lo que evaluamos son los hechos: ¿son malos? pues no los votamos. O acaso pretenden que el 54% de votos tiene base en la desinformación. Muchos presidentes incluso cada vez que daban conferencias de prensa era para mentirnos, habitualmente con la anuencia de la prensa.
El problema de España, por poner un ejemplo del mundo libre (de justicia) y que conozco bien, no es que Rajoy no responda preguntas (porque él tampoco responde), lo malo en verdad son las política que implementa. Y que el pueblo, los ciudadanos, no saben qué hace, porqué ni para qué.
Responder o no preguntas de la prensa son estilos, que nos pueden gustar o no. La cuestión central es que accedamos a la información. Por suerte hay en Argentina actualmente muchas fuentes de información, de los tres tipos: de las mendaces, de las interesadas, y de las subjetivas. La libertad de acceso a la información es lo que hace la diferencia. Los ciudadanos lo que necesitamos es acceder a la información, no que nuestros dirigentes le respondan a la prensa lo que les quieran preguntar, que suelen ser cuestiones irrelevantes para nuestros intereses. En Argentina, a diferencia de España, hoy hay mucha libertad de acceso a la información, porque hoy afortunadamente hay muchas voces. A diferencia de otros tiempos, ciertamente.
En cambio en España la derecha, la prensa adicta al régimen económico imperante, es la única a la que la ciudadanía puede acceder. La poca que pregunta en España para informar al ciudadano (porque la inmensa mayoría de la prensa española pregunta para justificar esas políticas aplicadas), se revuelve en las mendacidades del ejecutivo.
Lo ideal sería que el dirigente político responda a la prensa libre las preguntas que los ciudadanos requieren para estar informados. Me encantaría que el mundo ideal sea en la realidad, donde las formas y los contenidos coincidan y todos las respeten. Pero no funcionan así las cosas en el mundo real, en el que la prensa no es libre. Ni en España ni en Argentina.
Por eso, lo que necesitamos como ciudadanos es acceder a la información. Por suerte, hoy en Argentina abunda. Mal que les pese a los grupos de poder económico que entre otras cosas se dedican al negocio de la información. Al poder administrativo (éste se ejerza o no) también le gustaría que los ciudadanos sólo accedan a la información que responde a sus intereses, pero todos sabemos que en Argentina eso jamás sucederá (a menos que el gobierno responda a los mismos intereses que los grupos económicos propietarios de los medios de comunicación). Lo que ya no sucede, es que el acceso a la información sólo esté disponible mediante las voces de los grupos económicos.
En esto consiste finalmente la función del periodismo en democracia: que los ciudadanos tengamos la posibilidad de conocer la información de parte de diferentes voces con diferentes subjetividades e intereses.
Lo de las conferencias de prensa y las preguntas, puede ser estéticamente deseable, pero no es trascendente.
Nuestro entusiasmo alentaba a estos dias que corren entre la multitud de la igualdad de los días. Nuestra debilidad cifraba en ellos nuestra última esperanza. Pensábamos y el tiempo que no tendría precio se nos iba pasando pobremente y estos son, pues, los años venideros. Todo lo íbamos a resolver ahora. Teníamos la vida por delante. Lo mejor era no precipitarse.
(Enrique Lihn)
martes, 15 de mayo de 2012
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