martes, 22 de mayo de 2012

Sopesando los límites de la vieja Europa

La interesante novedad de la política económica española, por llamarlo de algún modo, es que Rajoy planea lograr que España tenga el estado más barato de Europa occidental.
El insensato, acompañado por su cohorte de explicadores de escandalosos cambios de opinión, bajará el gasto público al 38% del PIB, un nivel sólo superior al de los países que antaño estaban en la órbita de la Europa comunista. El plan del actual gobierno español buscará que, durante la actual legislatura, el gasto público pase de equivaler a un 43,6% del PIB, que es como cerró 2011, a rondar el 37,7% del PIB cuatro años después. En 2015, según estas estimaciones, Administración central, Comunidades Autónomas y Ayuntamientos tendrían que haber ahorrado cerca de 32.000 millones de euros. Esto en el contexto de un PIB en pleno retroceso, con lo que los números son aún más salvajes de lo que se leen.

Para comprender el dramatismo de esta noticia debemos contextualizarla recordando que los niños son por primera vez el grupo de edad más pobre en España, donde más de dos millones de niños viven por debajo del umbral de la pobreza, constituyendo el colectivo más afectado por la crisis económica.
Datos que surgen de la lectura del informe 'La infancia en España 2012-2013', elaborado por Unicef España, y que concluye que los niveles de pobreza infantil han superado por primera vez el 26%, casi cinco puntos por encima de la media nacional en 2011, una cifra que nunca se había alcanzado para esta franja de edad desde que existe la Encuesta de Condiciones de Vida.

Cuando digo, impostando una gracia de la que carezco, que esto recién empieza, es que esto realmente recién empieza.
Repite una y otra vez Carlos Heller en su habitual columna de economía en Marca de Radio: "el límite del ajuste lo marca la capacidad de resistencia de los ajustados". Y me pregunto, no sin angustia: ¿Cuál será el límite del ajuste en España?

Lamentablemente en esto también sigue España el camino inverso de Argentina, toda vez que en la última década el gasto presupuestado en términos de PIB ha aumentado en Argentina más de un 50% recuperando mucho terreno. Aún así, y luego de tan salvaje reducción de gasto -ensañándose con el gasto social, por cierto-, lo que dimensiona el infierno desde el que veníamos, si Argentina no mejora el actual sigue teniendo un nivel de gasto inferior a España en más de un 20% en términos de producto.
La contrapartida es que mientras España llevó sus niveles de desocupación a casi un 25%, con una escandalosa desocupación juvenil de un 50%, en Argentina la desocupación ha bajado a menos del 7%, y la tendencia hace previsible llegar a un 5%, lo que implicará en términos prácticos pleno empleo

Dijo George Orwell que “En tiempos de incertidumbre, la gente está dispuesta a creer en los más tremendos disparates”.
Deberíamos estar asustados.






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