lunes, 14 de mayo de 2012

Cuando el espanto nos hace reír dando pena

Me tiene preocupado la deriva que está tomando el sector del periodismo argentino adicto al régimen económico que aún domina el planeta global porque está llegando a niveles de ridículo del que les será muy difícil volver.
Y me preocupa mucho más que gente inteligente, lúcida, se sienta cómoda con ese ejercicio profesional sólo porque se sienten incómodos con la realidad política actual, y necesitan desesperadamente la invalidación definitiva del gobierno que por fin les otorgue la razón.

Para dar un ejemplo de la realidad en ese mundo libre -de justicia- que a estos inefables personajes tanta confianza les merece: francamente no me imagino al periodismo español, incluso más dogmático y militante a favor el régimen del capitalismo financiero que el argentino, casi en su totalidad, haciendo ese papelón que anoche hizo en PPT el grueso del periodismo opositor vernáculo, reclamándole a Rajoy que de conferencias de prensa con preguntas, las que efectivamente no da, y asociar ese hecho con el derecho a la información.
Si algo me garantiza no tener acceso a la información, es que este periodismo -representante de empresas que entre otras cosas se dedican al negocio de la información- que anoche dio pena en PPT sea el que ejerce la profesión.

Me dirán que hay otro periodismo que informa desde una subjetividad y una sensibilidad política afín al actual gobierno. Pero lo malo de la deriva del grueso periodismo que milita en la oposición no es que informan desde una subjetividad política determinada, lo preocupante es que la filosofía de los medios de comunicación en donde estos trabajadores de prensa prestan servicio es que si la realidad no se ajusta a sus necesidades, la inventan.

El país necesita urgentemente de una oposición en condiciones de marcar agenda, para lo cual se necesita que asuman un proyecto político y de poder, y empiecen a construirlo con ideas claras, y no sólo erosionar al gobierno y ver si alguna catástrofe natural lo derriba. Por derecha y/o por izquierda, pero con una idea de país clara y con capacidad de construir poder.

Se me antoja vital porque entre otras cosas vemos que en España, pese a la perdida de derechos sociales y económicos del pueblo, de la concesión de ingentes beneficios a los grandes grupos económicos que deberían seducir a los mercados -sobre todo los financieros-, aún así llevan más de 130.000 millones de euros de fuga de capitales, y según la previsión de Paul Krugman esto seguirá al extremo de tener que implementar un corralito al estilo de la Argentina de Cavallo.

Y ya vimos que con mayoría parlamentaria propia se autodestruyeron por dejarse marcar la agenda por los grupos económicos que entre otras cosas se dedican al negocio de la información. Esos mismos que en su mayoría dan pena disfrazándose de clown para impostar una realidad que no existe, porque la que efectivamente es no les sirve, y están al servicio de estas empresas a las que les interesa el país y su gente.

Algunos payasos nos hacen reír dando pena, tristeza, espanto...




Sobre las mesas, botellas decapitadas de «champagne» con corbatas blancas de payaso, baldes de níquel que trasuntan enflaquecidos brazos y espaldas de «cocottes». El bandoneón canta con esperezos de gusano baboso, contradice el pelo rojo de la alfombra, imana los pezones, los pubis y la punta de los zapatos.
Machos que se quiebran en corte ritual, la cabeza hundida entre los hombros,la jeta hinchada de palabras soeces.

(Oliverio Girondo)

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