El problema lo tenemos con los que basan su discurso en chicanas, porque no hay debate posible con estos, sólo discusión, sofismas y falacias.
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Desde la Corte Suprema hacia abajo, el poder judicial, que de momento no es justicia, nos debe credibilidad.
Los jueces y fiscales cooptados por los servicios de inteligencia operando para el poder, el verdadero, el perenne: el económico.
Que a veces parecen favorecer a un grupo político, otras a otro, pero siempre juegan el mismo partido, y lo ganan.
Por eso el poder judicial investiga las corruptelas del poder político, y jamás la corrupción del poder económico.
Necesitamos instituciones sólidas. Las construiremos el día que abandonemos la politiquería, el día que no sea parte de la lucha política, el día que no sea parte de una campaña electoral.
La honestidad va de suyo. Si hay corrupción es porque no hay justicia, y la responsabilidad de esto, como los casos, es transversal.
Las denuncias de corrupción son las muletas de quienes no tienen argumentos políticos ni económicos para sustentar sus decisiones.
Digo denuncias, porque sólo son eso, denuncias de periodistas y políticos obsecuentes del poder económico, que jueces que militan la misma causa llevan adelante, sólo para desviar la mirada de los que cuando hablamos de la Luna cuestionan el dedo.
La realidad sigue viviendo en la realidad, y allí nuestros bolsillos mandan: cuando duelan sólo los más fanáticos seguirán distraídos.
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Quería decir que si con la operatoria del dólar futuro se perdió dinero, es responsabilidad de quien generó las condiciones para que esto suceda: quien devaluó.
Si hubiera obtenido Scioli la responsabilidad de ejercer la presidencia, esto no habría sucedido, toda vez que por mucho que insistan los apóstoles del sonlomismismo, él aseguró, a todo el que lo quiera escuchar, que el dólar se iba deslizar con mucha suavidad; lo mismo que su ministra de economía designada, Silvina Batakis.
Por lo tanto la estrategia de desalentar la volatilidad, y como consecuencia de esto contener los intentos de acelerar la inflación que hasta mediados de noviembre (cuando el triunfo del tándem devaluador se sopesó muy probable) estaba claramente en desaceleración, habría sido exitosa.
Por otro lado, no sólo con esta operatoria, durante la gestión Vanoli el BCRA tuvo un balance positivo, es decir, que le reportó ingresos, no egresos al erario público.
Sería interesante que se usaran los datos de la realidad que efectivamente cuestionan la gestión del FPV, no anécdotas y falacias.
De este modo nos interpelarían. Quien sabe, quizá nos enriquecemos y mejoramos todos.
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La película "Our brand is Crisis" tuvo muy mala crítica.
Luego de verla anoche, entiendo porqué. El derrotero de la película no es amable con la visión de los apóstatas del "laisser faire".
Recomiendo la película, en mi opinión es muy buena. No hay que olvidarse que es cine. No es indiscutible, un poco naif en un punto, pero está buena.
En este momento incluso diría que conmocionante.
La teoría es que describe la campaña presidencial de Sánchez de Lozada en 2002.
Si nos abstraemos de la historia real, podemos imaginar que se basa en los acontecimientos de Argentina en 2015.
Imagen: "Dragón", de Maurits C. Escher.
Llena de signos y de árboles, ella cruza la noche como un fuego o un río, asciende en el silencio y la memoria, es infinita como un hecho, la existo, la conduzco, yo soy su certidumbre.
(Juan Gelman)
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