"La libertad económica no debe prevalecer sobre los derechos del hombre".
El Papa para la reunión de hoy le pidió que no lleve a su hija.
Macri le pidió grabar un mensaje juntos y Francisco le dijo que no.
Después le pregunto por Milagro Sala y Macri no contesto la pregunta.
Las declaraciones de Duran Barba fueron muy desafortunadas, le dijo.
Macri lo invito a la Argentina y el Papa le dijo que no podía.
Alicia Barrios, enviada especial a Roma. Crónica TV.
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Es un bicho político el Pancho: ni una foto les regaló. Ni una.
No se relajó un segundo. No se le escapó ni una sonrisa.
No sé quién es Francisco, pero se parece poco a Bergoglio.
O yo nunca le di una oportunidad, nunca lo escuché con el corazón abierto.
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Dice Martín A. Becerra:
Para los medios argentinos y extranjeros la cita de Bergoglio y Macri fue fría.
Excepto para La Nación y Clarín.
Tienen otro termostato.
Dicen en el Vatican Insider, de La Stampa:
Francisco-Macri, 22 minutos de diálogo protocolar.
Primero encuentro oficial entre el Papa argentino y el presidente de su país, Mauricio Macri, quien asumió el gobierno el 10 de diciembre pasado. Una reunión caracterizada por el ambiente serio y formal
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El 23 de setiembre del 2011, en el barrio de Constitución, cuando aún era Cardenal de la ciudad de Buenos Aires, habló.
Y vaya que habló.
"En esta ciudad, la carne de Jesús vale menos que la de una mascota", incluyendo en la carne de "Jesús" la carne de los hombres y mujeres reducidos a la servidumbre, a la esclavitud en pleno siglo XXI.
"Se cuida mejor a un perro que a estos esclavos nuestros, que se los patea, se los deshace... la gran Ciudad de Buenos Aires", se indigna.
"Esta ciudad", repite una y otra vez.
"Con la anestesia de la coima se anestesian las conciencias", dice, pretendiendo describir al gobierno de "esta ciudad".
Esto fue poco antes de ser designado Papa.
Es improbable que haya cambiado de opinión.
Habría que avisarle a los obsecuentes periodistas oficialistas: no se trataría de un malentendido.
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Una precisión sobre lo que intento mostrar.
Hay un intento, creo que merecido, de resignificar a Bergoglio. Esto no es extensible al Vaticano.
Sobre el Vaticano pesan muchas muertes, mucha mentira, mucho dolor. Para resignificarlo es necesario modificaciones de políticas objetivas, que generen cambios concretos. Décadas, no un par de años. Finalmente, es una institución política.
Sobre quién la dirige, sigo teniendo muchas dudas. Sin embargo, dejo de tener algunas. Quizá las tuve porque nunca le di la oportunidad. Quizá porque su lenguaje era críptico.
Hay puntos oscuros en la historia de la vida de Bergoglio, que me siguen generando mucho recelo. Su actuación nunca aclarada adecuadamente en tiempos de la última y más cruel de las dictaduras argentinas. Su posicionamiento político, enfrentando los cambios positivos que introdujo el FPV.
Pero quizá tenía una lectura liviana de su posición, de su ideología. De sabios es reconocer errores. Por que, como es natural, todos cambiamos. Podemos cambiar. A veces debemos cambiar. Maldita palabra, que no nos la roben.
Por cierto, es bueno, incluso necesario que los demás adviertan esos cambios. Cuando esto no sucede, parte de la responsabilidad puede ser nuestra, por no saber mostarlos, expresarlos.
Pero también de los demás por no saber leerlos.
Hablo por mí.
No sé quién es el que está en la nieve. Sólo se ve en la nieve su hábito blanco, y al principio yo no había visto a nadie: sólo la pura blancura de nieve con sol. El novicio en la nieve apenas se ve, y siento que hay algo más en esta nieve que no es ni novicio ni nieve, y no se ve.
(Ernesto Cardenal)
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